Cuando sonaron las alarmas antimisiles, Jerusalén reaccionó con incredulidad.
Jana Beris
LA NACION
La versión oficial de Israel parece terminante: la capacidad ofensiva de Hamas está siendo reducida y su arsenal de largo alcance sufrió serios golpes.
A pesar de eso, la organización extremista palestina se las ingenia para seguir sorprendiendo a Israel. Y lo volvió a hacer ayer, a la tarde, al disparar dos cohetes hacia Jerusalén. Pocas horas antes, los palestinos habían disparado, por segundo día consecutivo, hacia Tel Aviv, lo cual no pudo menos que agudizar la sensación de amenaza que cubre a los israelíes; ahora más de la mitad de la población del país está dentro del alcance de los cohetes de Hamas.
Cuando la sirena empezó a sonar en la ciudad, muy cerca del comienzo del Sabbat, el día de descanso religioso judío, lo primero que mucha gente hizo -además de correr hacia el punto más seguro para refugiarse- fue recordar las numerosas ocasiones en 1991, durante la primera guerra en el Golfo Pérsico, en la que la calma de Jerusalén era interrumpida por las alarmas que indicaban que misiles Scud-C disparados por Saddam Hussein desde Irak estaban en camino a Israel.
En aquel entonces, el sistema de alerta antimisiles no era tan desarrollado como el actual y cuando el Scud salía disparado hacia Israel, no era posible determinar de inmediato dónde caería. Todo el país entraba en los búnkeres. Recién unos minutos después se aclaraba la situación. Ahora el sistema es mucho más sofisticado y si la alarma sonó en Jerusalén era porque se sabía con certeza que los misiles estaban en camino a la ciudad o sus alrededores.
La sirena sorprendió a los habitantes de Jerusalén, que hasta ahora no se encontraban entre los millones de israelíes al alcance de los misiles de Hamas.
En un primer momento, muchos supusieron que era «una falla técnica» en el sistema de alarmas, algún desperfecto por el cual sonaba la sirena sin que nadie la hubiese activado intencionalmente. Sin embargo, poco después, se oyó un estallido que indicaba un impacto en algún punto de la ciudad. Tras unos minutos, se confirmó que un cohete había impactado en un espacio abierto junto a un barrio árabe del norte de Jerusalén, sin víctimas ni daños materiales.
«Hamas se siente perseguido», había declarado poco antes Yoav Mordejai, vocero del ejército israelí, que aseguró que los ataques contra sus depósitos de armas , cohetes y sitios de lanzamiento le habían asestado un duro golpe a su capacidad de ataque . Sin embargo, claro está que esa capacidad no ha desaparecido totalmente. Y no hay certeza alguna acerca de qué otra sorpresa podrían tener guardada los grupos armados en Gaza en términos de lanzamientos hacia Israel.
Sea cual fuere su origen exacto, es un logro psicológico de gran calado para los grupos palestinos el que hayan alcanzado Jerusalén. La distancia entre ambas partes es muy similar a la que hay entre Gaza y Tel Aviv, pero el significado del disparo va más allá de ello y pasa, ante todo, por haber logrado introducir a la propia capital del país al alcance de Hamas.
Qué hacer
Ante la llegada de los cohetes, las indicaciones son claras, también para Jerusalén. Apenas se oye la alarma, entrar a un espacio protegido. Si no hay refugio o habitación segura en la casa, hay que salir al corredor de las escaleras y alejarse de ventanas.
Si uno está en la calle y no hay espacios protegidos accesibles, debe tirarse al piso y cubrirse la cabeza con las manos. Si está viajando, debe detener el automóvil, salir a la calle, y hacer lo antes mencionado.
«Hay que mantenerse en calma, no entrar en pánico, pero tampoco perder tiempo», dijo Moti Noiman, del Comando Civil.
http://www.lanacion.com.ar/ 1527656-con-los-cohetes-la- sorpresa-y-el-panico
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