Roxana Levinson
Periodista, comunicadora, conferenciante y editora
26/11/12
Un grupo de estudiantes de la Universidad Hebrea de Jerusalén tuvo una iniciativa que consiste en hacer oír su voz. Contarle al mundo cómo se vive el conflicto palestino-israelí, la realidad de Medio Oriente, desde este lado. Uriel Feigelsohn, nacido en Argentina y estudiante universitario, es uno de los cuatro fundadores del grupo, que ahora cuenta con más de 300 integrantes. Una iniciativa que nació con la guerra y que trabaja por la paz.
Uriel Feigelsohn tiene 23 años, nació en Argentina y llegó a Israel hace casi once años. Finalizó su servicio militar obligatorio con grado de comandante de tanque y – como todo israelí que se precie – pasó seis meses paseando por América Latina con su mochila al hombro. En la actualidad cursa las carreras de Economía y Relaciones Internacionales en la Universidad Hebrea de Jerusalén y, en pleno Operativo «Pilar de Defensa» creó – junto a otros tres estudiantes – un grupo dedicado a hacer escuchar «la otra campana».
En diálogo con LatinoIsrael.com, Uriel nos explica en qué consiste la iniciativa, y qué esperan lograr con este trabajo que se han propuesto realizar.
¿Qué es y cómo surgió esta propuesta?
Nuestra propuesta se llama «Hasbarah Jerusalem of Students of the Hebrew University», de los estudiantes de la Universidad Hebrea. Como todo eso es muy largo, nosotros le decimos «Hasbarah Jer», así también se encuentra en Facebook y todos los medios con los que estamos trabajando y mandando nuestro material.
Somos un grupo de estudiantes, que empezamos cuatro, debido a lo que estaba pasando en el país, y vimos que hacía falta. Porque vimos todas las notas y todo lo que se estaba publicando, lo que el mundo piensa sobre nosotros. Nos juntamos cuatro estudiantes para ver cómo podíamos explicarle al mundo cómo se ve la realidad desde este lado y nuestro primer objetivo fue llegar a los estudiantes del resto del mundo. Estamos en la misma, somos iguales, todos somos estudiantes y nos parecía lógico y una buena idea intentar que nos entiendan.
Como dije, al principio éramos cuatro, hoy en día ya somos más de 300. Tenemos una oficina en la universidad, con computadoras, Internet, hay gente que sabe diseño gráfico, entre todos hablamos 24 idiomas. Nos dividimos en 24 sectores, por idioma. Lo que hacemos es difundir al mundo, a las universidades, los medios, donde vemos que hace falta, cómo se vive la realidad de este lado. Lo que para nosotros es nuestra realidad, simplemente.
¿Con qué respuestas se encontraron, cómo reacciona la gente a la que intentan llegar?
La respuesta es diferente de acuerdo con el lugar. Sudamérica es uno de los lugares donde resulta más difícil llegar a la gente. Porque allí la gente ha pasado experiencias muy difíciles, represión, dictadura, y entonces cree menos. De todos modos, a pesar de que fue más difícil lograrlo, la respuesta fue positiva. Hay medios de comunicación que nos dan lugar para escribir, para contar, del mismo modo las universidades. La universidad más importante de Chile nos recibió, si bien no físicamente, recibió nuestro material, al igual que la Universidad de Santa Cruz, Bolivia. Hay lugares que son más difíciles – que prefiero no nombrar – pero hay otros donde sí les interesa, quieren saber la verdad de los dos lados.
El público al que nosotros le hablamos es, sobre todo, un público de universitarios, periodistas, es gente que a su vez puede difundir. Ojalá pudiera llegar al argentino, boliviano, peruano, que no sabe y la idea es trabajar para eso. El mundo está globalizado, pero no tanto. Nuestro público, por ahora, es gente a la que el tema le interesa y tiene una idea. 99% de la gente a la que nos dirigimos sabe sobre el conflicto palestino-israelí, pero tiene una idea parcial, conoce sólo una de las partes.
Entiendo que recibieron una grata sorpresa, una llamada totalmente inesperada…
El primer ministro Binyamin Netanyahu nos llamó el martes pasado – en pleno desarrollo del operativo militar – sobre todo para agradecernos por medio de una videoconferencia. No para darnos instrucciones, no para dirigir o encauzar nuestro trabajo, para decirnos simplemente «muchas gracias, lo que hacen por el país ayuda mucho y se merecen un agradecimiento personal». Insisto, ni el primer ministro ni nadie del gobierno o la universidad nos dio instrucciones. Nosotros lo primero que dijimos fue: «no tenemos intenciones políticas, nosotros somos gente para gente, así de simple».
Cuando nos dijeron que el primer ministro quería hablar con nosotros, fue realmente shockeante. La primera reacción fue la de no creer, porque realmente parecía increíble, pero cuando entendés realmente el gesto lo empezás a valorar. Más allá de que te guste o no lo que hace este primer ministro, si pensás votarlo o no, es un gesto que nos sorprendió y – dejando de lado la política – habla bien de nuestro país, e indica algo muy bueno sobre lo que estamos haciendo, porque si le interesa al primer ministro, parece que estamos haciendo algo bueno, parece que vale la pena.
La situación de «emergencia» terminó, con el fin del operativo militar. ¿Y ahora, qué?
La intención es seguir trabajando. La necesidad se hizo evidente en tiempos de guerra, pero nosotros queremos seguir trabajando, precisamente por la paz. En tiempos en que igual caen cohetes Kassam, pero no se habla sobre eso. Obviamente, somos todos estudiantes, de primero a cuarto año de la universidad y, además de la buena intención, tenemos que estudiar y trabajar y queremos llegar a algo, no simplemente pasar por la universidad, alcanzar logros, tener una carrera que valga la pena.
Ojalá lo podamos seguir haciendo, estamos hablando con toda la gente con la que hay que hablar, estamos tratando de organizarnos, contactándonos con quien haga falta, para poder seguir. Nosotros queremos seguir haciendo esta labor en el día a día, que si bien no tendrá la intensidad que tuvo en la semana de conflicto bélico, ese día a día hay que llevarlo a cabo. Así como el ejército, los mecanismos de defensa y todo se prepara en Israel porque, lamentablemente, sabemos que este cese de fuego no es el fin del conflicto, nosotros creemos que también la opinión pública debe estar preparada para una próxima escalada de violencia o lo que pueda suceder. Y ahí estaremos nosotros, trabajando día a día para llegar a eso. Ojalá podamos lograrlo.
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