Ana Jerozolimski
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Nos resulta especialmente difícil hacer este análisis sobre lo que está sucediendo entre israelíes y palestinos, sin que duela el corazón, sin que se nos estruje algo adentro por el simple hecho que en esta región sobre la que escribimos estamos viviendo y aquí criamos a nuestros hijos…Es que de fondo hay una sensación clara de que la dinámica de estos días-y de mucho antes-no va a cambiar tampoco cuando ellos tengan la responsabilidad de criar a los suyos, cuando lleguen.
Antes de tocar lo estrictamente político, vayamos a lo humano, al sufrimiento de los civiles cuyo significado va más allá de lo que pasan en el momento que lidian con sus dificultades y su dolor. Su significado es de cara al futuro..Porque está relacionado al hecho que lo que se sufre ahora, tiene repercusiones también en cómo se crece después.
El sufrimiento en el sur de Israel, en ciudades tranquilas y comunidades agrícolas donde se trabaja los campos, sufrimiento que se prolonga desde hace doce años, no puede por cierto inspirar confianza en los vecinos palestinos. Niños que crecen pensando estar siempre a 15 segundos de un refugio ya que de lo contrario pueden morir, difícilmente consideren que del otro lado de la frontera viven sus amigos.
Pero no menos me preocupa el sufrimiento del lado palestino. Al hacer el análisis político de la situación, no tengo duda alguna de que todo su sufrimiento se hubiera ahorrado si quienes los gobiernan no hubiesen optado por la violencia y por disparar misiles hacia Israel sino por el desarrollo y la vida en paz. Pero eso no quita nada al sufrimiento.
Desde un punto de vista interno palestino, la lógica indicaría que el pueblo trate de derribar a Hamas. Lo cuerdo sería que el pueblo trate de echar por la fuerza a quienes apuestan por la violencia y dedican tanto esfuerzo a acumular un impresionante arsenal de misiles, cohetes, armas y explosivos, sin dudar en esconderlos en el estadio de Gaza-que por eso ha sido destruido esta semana-, en mezquitas y escuelas, en lugar de apostar al desarrollo del lugar.
Pero cuando ven los edificios destrozados por las bombas caídas de aviones israelíes, la población no piensa en lo que Hamas había escondido allí, ni en que del patio de al lado habían lanzado misiles hacia Tel Aviv, Ashdod, Ashkelon o Sderot. Ven la destrucción y culpan a Israel. Y no sería muy realista esperar otra cosa, cuando de todos modos, aún cuando no hay operativos militares, enfrentamientos y ataques aéreos, la población palestina está expuesta a una incitación impresionante de odio contra Israel.
Hamas, gobierno en Gaza, se presenta ante su pueblo como defensor de sus derechos y sostiene que los disparos de misiles hacia Israel son “en defensa propia”—como si esto hubiera comenzado ahora. Dispararon cuando había negociaciones y no sólo cuando un gobierno conservador estaba al frente de Israel. Los terroristas engañan a su pueblo e intentan engañar al mundo y esta semana lo hicieron inclusive publicando fotos de la terrible guerra civil en Siria presentándolas como fotos de lo sucedido esta semana en Gaza.
Pero más allá de este análisis, que creemos muy relevante para ver más allá de las terribles escenas de destrucción que se ven por televisión (dicho sea de paso, no sabemos cuánto se publicó de los impactos de misiles en Israel) , volvemos a los civiles…Y sea cual sea la razón del sufrimiento, nos preocupa profundamente que con eso crezcan y sigan adelante los vecinos de Israel.
La pregunta, claro está, es cómo se soluciona la situación.
Nos parece indudable que no hay una solución militar el conflicto con Hamas. Eso de que “lo que no funciona con fuerza, funcionará con más fuerza”, puede servir como solución táctica puntual, pero no como fórmula que cambie radicalmente una situación.
El problema es que con esa gente, tampoco logramos ver cómo se llega a una solución política.
El principio de negociaciones y diálogo como vía para poner fin a problemas, en lo personal, en lo internacional, es sabio y lógico. El problema es que se complica cuando uno de los potenciales interlocutores es una organización terrorista cuya discrepancia con Israel no es tal o cual frontera sino la existencia misma del Estado judío..Una organización que no tiene reparos en disparar de entre sus propios civiles y que ve en la muerte de inocentes de su propio lado una ganancia política.
¿Es responsable de parte de Israel no intentar siquiera negociar con Hamas? Probablemente haya que intentar hacerlo formalmente, ya que en la práctica, por más intermediarios que haya y por más que se diga que no, eso es lo que se ha estado haciendo en los últimos días. Nos parece poco factible que ello conduzca a algo, muy especialmente ahora que Hamas, aunque recibió duros golpes, se siente más fuerte políticamente ya que se confirma como el único gobierno posible en Gaza-al que peregrinaron cancilleres árabes en los últimos días.
Pero dado que esta crisis ha debilitado más aún a la Autoridad Nacional Palestina, quizás lo clave sea sí reconocer oficialmente a Hamas como gobierno en Gaza, exigiéndole así responsabilidad de Estado. Eso también puede permitir que Israel corte todo vínculo con la franja palestina, que la responsabilidad por el suministro de agua y la electricidad, el paso de alimentos , remedios y todo lo que introduce diariamente Israel a Gaza aunque está gobernada por Hamas, recaiga formal y explícitamente sobre los hombros de Egipto. ¿Acaso es lógico que Israel siga ocupándose de ello aunque desde esa misma Gaza se ataca a su población civil?
Sería bueno si quienes toman decisiones pudieran analizar ahora las opciones sin emociones de por medio. Pero la verdad es que mientras en el sur del país continúan cayendo misiles, no es realista esperarlo.
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