Alan M. Dershowitz
1° de diciembre de 2012
Link en ingles: http://www.gatestoneinstitute.org/3475/united-nations-resolution-palestine
La votación de la Asamblea General declarando que Palestina, dentro de las fronteras anteriores a 1967, es un «estado», al menos para algunos propósitos, tendría desagradables implicaciones jurídicas, si alguna vez fuera tomada en serio por la comunidad internacional. Significaría que Israel, que capturó un territorio jordano después de que Jordania atacó a Jerusalén Occidental en 1967, está ocupando ilegalmente el Muro de los Lamentos (el sitio más sagrado del judaísmo), el barrio judío de la Vieja Jerusalén (donde habían vivido judíos durante miles de años), el camino de acceso a la Universidad Hebrea (que estaba bien establecida aún antes de que Israel se convirtiera en un estado) y otras áreas necesarias para la seguridad de sus ciudadanos. También significaría que la Resolución 242, cuyo propósito fue permitir a Israel el retener algunos de los territorios capturados durante la guerra defensiva de 1967, sería revocada por el voto de la Asamblea General, algo que la Carta de las Naciones Unidas prohíbe explícitamente. Sería la primera vez en la historia que una nación sería obligada a devolver todas las tierras legalmente capturadas en una guerra defensiva.
Si todo el territorio capturado por Israel en su guerra defensiva está siendo ocupado ilegalmente, entonces le queda abierto, al recién reconocido «Estado palestino», el tratar de llevar un caso ante la Corte Penal Internacional, en contra de los líderes políticos y militares israelíes que están involucrados en la ocupación. Esto significaría que prácticamente todos los líderes israelí podría ser sometidos a juicio. Lo que esto implicaría, realísticamente, es que no podrían viajar a los países que podrían extraditarlos para ser juzgados en La Haya.
Estas absurdas conclusiones son continuación del teatro del absurdo que se produjo cuando la Asamblea General, por enésima vez, emitió una irrelevante y parcializada declaración sobre Palestina. Como Abba Eban dijo una vez: «Si Argelia presentara una Resolución a la Asamblea General de que la tierra es plana y que Israel la había aplanado, sería aprobada 100 a 10, con 50 abstenciones». Eso es más o menos lo que ocurrió el otro día. Me pregunto si los países europeos que votaron a favor de la Resolución sabían qué enmarañada red estaban tejiendo.
Esta Resolución no fue un reconocimiento de la solución de dos estados, ya que un considerable número de estados, que votaron a favor, se han negado a reconocer el derecho de Israel a existir. Lo que estaban buscando era una resolución de un solo estado – siendo ese estado otro país islámico que votó por Hamas en las últimas elecciones y que es probable que se rija por la ley Sharia, que no les permitirá iguales derechos a los judíos o a los cristianos.
Las acciones de la Asamblea General tampoco moverán a los palestinos más cerca de aceptar la actual oferta israelí de iniciar las negociaciones hacia una solución de dos estados, sin condiciones previas. Los palestinos tienen ahora pocos incentivos para negociar un estado, lo que requeriría un considerable compromiso y sacrificio por todas las partes. Ahora piensan que pueden conseguir que su estado sea reconocido sin necesidad de renunciar al derecho al retorno o hacer el tipo de concesiones territoriales necesarias para la seguridad de Israel. La acción de las Naciones Unidas sólo desalentará a los palestinos a que entren en negociaciones serias con Israel.
La acción de la ONU también incentivará a Hamas a continuar disparando cohetes contra Israel en forma periódica, a fin de provocar una represalia israelí. Muchos en Hamas creen que los recientes enfrentamientos en Gaza, en realidad, ayudaron a los palestinos a obtener más votos en la Asamblea General. Sin duda se asignan parte del crédito por estos votos.
En términos generales, la votación de las Naciones Unidas hará que sea más difícil lograr una solución pacífica de dos estados, aceptable para ambas partes. Pero ésa ha sido la historia de las acciones de la Asamblea General con respecto a Israel, comenzando con el voto asimétrico, en 1975, que cuestionaba la existencia misma de Israel al declarar al sionismo, el movimiento de liberación nacional del pueblo judío, como una forma de racismo. Aunque la Asamblea General fue finalmente presionada a derogar ese libelo de sangre, su espíritu intolerante todavía se cierne sobre numerosos organismos de las Naciones Unidas, que siguen considerando a Israel como un paria. Puede sentirse en la sala de la Asamblea General, cuando tantos países que se negaron a reconocer a Israel votaron a favor de reconocer a Palestina.
Todo esto es una receta para una continua guerra, guerra jurídica y enemistad. No es una receta para resolver un problema complejo y difícil de una manera realista. Pero, ¿Qué hay de nuevo en las Naciones Unidas?
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: www.porisrael.org
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