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| domingo diciembre 22, 2024

Robert Fisk, un observador tendencioso


Marcelo Wio

Revista de Medio Oriente

RobertFisk

Edurne Uriarte, politóloga española, afirmaba en su blog en el diario español ABC, que «ha pasado y pasa con el terrorismo, eso de llamarlo ‘conflicto’… o guerra, es decir, una pelea entre dos y no una agresión del uno al otro».

Robert Fisk, columnista del diario inglés The Independent, llega a borrar del léxico la palabra terrorismo. Incluso borronea la historia y falsea los datos de la realidad para que el conjunto valide su postura. A diferencia del planteo de Uriarte, Fisk esboza una pelea de uno contra otro, de Israel contra los palestinos, de Israel contra la paz.
El diario uruguayo El Observador publicó una entrevista («Israel quiere hacer desaparecer al Estado Palestino») en la que el periodista «hace un balance de uno de los principales conflictos del año».

¿Uno de los «principales conflictos del año: el que enfrentó a Gaza con Israel»? ¿Cómo se mide esa principalidad? ¿Según la audiencia de lectores? ¿En qué lugar ubicaría esa escala a la guerra civil Siria?

En ningún momento aclara la entrevistadota, Carolina Bellocq, quién es Fisk; ni le señala al lector los errores en que incurre «una de las principales voces del mundo sobre Medio Oriente». Es decir, un «experto en el tema».

Es imperioso aclarar que una cosa es opinar desde el conocimiento, con datos y argumentos válidos; y otra bien distinta es abocarse a una manipulación argumentativa, con el objeto de transmitir credos ideológicos, falacias y desinformación; además de aplicar un rampante relativismo moral que iguala a un grupo terrorista como Hamas con el ejército de un país democrático y soberano.

Fisk comenzaba respondiendo claramente desde la narrativa palestina y desde la distorsión histórica y de la Resolución 242:

«Solo hay una manera en que Israel alcance la paz, y eso es mediante una recesión general de la resolución 242, que fija las fronteras de 1967, el final de las edificaciones y a Jerusalén Este como capital internacional. Conocemos lo que sucedió desde esa ley: todo se deshizo en pedazos porque Israel no está interesado en eso. Los israelíes dicen que no tienen con quién negociar la paz. ¿Para qué fue la guerra? Porque al final del día, tendrán que hablar con Hamas, y Hamas tendrá que hablar con los israelíes. Pero ¿cuánta gente tuvo que morir antes del cese al fuego en la operación Pilar Defensivo? No es por criticar, pero la mayoría de los muertos fueron palestinos, 166 contra seis. En el ataque de 2008-2009 la proporción fue 100 a uno. ¿Cuánto costó esto? Y lo que es peor, ¿qué se consiguió? Cuando cualquiera de los dos quiera romper el alto el fuego, lo hará.»

Se presupone que un experto conoce en profundidad el tema del que trata (sus hechos, datos y contexto). Un experto en Medio Oriente no puede citar erróneamente la relevante y vital Resolución 242. Por lo que, cabe preguntarse: ¿Es un experto? ¿O simplemente miente deliberadamente?

Apuntes sobre proporcionalidad («No es por criticar, pero la mayoría de los muertos fueron palestinos, 166 contra seis»):

El Dr. Barry A. Feinstein, en un ensayo (Legal Implications of Operation Cast Lead, Part 2) publicado por The Internet Journal of Rutgers School of Law explicaba que:

«Un objetivo militar puede ser atacado más allá de dónde esté localizado. No sólo la presencia civil no le dará inmunidad a un objetivo militar de sufrir operaciones militares, sino que de hecho se considera un crimen de guerra utilizar la presencia de civiles para lograr dicho objetivo».

Y aclaraba, a su vez, que la obligación de prevenir bajas colaterales civiles bajo el derecho internacional consuetudinario recae principalmente en el lado del defensor (o atacado), ya que los civiles comúnmente están bajo el control de dicha parte – es decir, que el atacante no puede controlar sus movimientos o localización y usualmente desconoce su localización exacta.

En tanto, Rosalyn Higgins, ex presidenta de la Corte Internacional de Justicia desvela de qué se trata la proporcionalidad de una acción:

«…no puede estar en relación con una lesión específica previa –tiene que estar en relación con el objetivo general legítimo de poner fin a la agresión«.

Es decir, si un estado como Israel se enfrenta a una agresión, entonces la proporcionalidad indicasi se utilizó la fuerza de manera específica para poner fin a la agresión armada en su contra. En consecuencia,la fuerza es excesiva si se utiliza con otros fines, como ser con el objetivo de causar daños innecesarios a los civiles.

Luis Moreno-Ocampo, Fiscal jefe de la Corte Penal internacional explica que el derecho humanitario internacional y el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional:

«…permiten a los beligerantes llevar a cabo ataques proporcionados contra objetivos militares, incluso cuando se sabe que habrá bajas o heridos civiles«.

El ataque deviene crimen de guerra cuando se dirige contra civiles. Precisamente lo que hace el grupo terrorista Hamas: atacar indiscriminada y premeditadamente a civiles.

Por otro lado, un experto en Medio Oriente, ¿no debería saber que sólo existen líneas de armisticio? De hecho, como indica Robbie Sabel en su ensayo International Legal Issues of the Arab-Israeli Conflict: An Israeli Lawyer’s Position:

«El acuerdo de armisticio de 1949, firmado luego de la guerra [de agresión árabe] de 1948, delimitó las Líneas de Demarcación del Armisticio…Los estados árabes insistieron en no darle el estatus de frontera permanente a la Línea Verde«.

En tanto, la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas habla de «retirada de territorios» – no de «los» territorios o de «todos los» territorios – a «fronteras seguras y reconocidas». Así, no fija ninguna frontera. Además, Nadav Shragai reproduce en un artículo un escrito del embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas en 1967, Arthur Goldberg:

«Nunca describí a Jerusalén como un área ocupadaLa Resolución 242 no se refiere a Jerusalén en modo alguno, y su omisión fue deliberada«.

Cabe resaltar que no se menciona en ningún momento a los palestinos en la Resolución 242.

Así, Dore Gold (From «Occupied Territories» to «Disputed territories», 2002),ex diplomático israelí y actual presidente del Jerusalem Center for Public Affairs), colige que el Consejo de Seguridad reconoció que Israel tenía derecho a parte de esos territorios con el fin de obtener unas fronteras defendibles. Y, tomando la Resolución 242 conjuntamente con la Resolución 338 del Consejo de Seguridad, se hace evidente, según Gold, que sólo las negociaciones determinarán qué porción de esos territorios serán, eventualmente, territorios israelíes; o territorios israelíes que retendrá la contraparte árabe.

¿Qué texto de la resolución leyó Fisk?

Por otra parte, ¿desde cuándo se habla de una Jerusalén Este como capital internacional?

El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General, a instancias de las recomendaciones del Comité, adoptó la Resolución 181, en la que la parte III trata de la Ciudad de Jerusalén:

«La Ciudad de Jerusalén se establecerá como un corpus separatum bajo un régimen internacional especial y será administrada por las Naciones Unidas. El Consejo de Administración será designado para desempeñar las responsabilidades de la Autoridad Administrativa en nombre de las Naciones Unidas».

Es decir, la ciudad no formaría parte ni del estado judío ni del estado árabe proyectados.

En cuanto a la duración de este régimen especial, la resolución establecía:

«El Estatuto elaborado por el consejo de Administración […] Permanecerá en vigor en primera instancia por un período de diez años […] Los residentes de la ciudad serán entonces libres de expresarse, por medio de un referéndum, sus deseos sobre posibles modificaciones en el régimen de la ciudad».

En este sentido, un documento del Ministerio de Exteriores Israelí indica que desde 1870 los judíos han constituido una mayoría en Jerusalén. En el censo realizado por Israel y Jordania en 1961 la población resultó ser de 243.500 habitantes, de los cuales el 67.7% eran judíos. ¿Qué habría decidio la población de Jerusalén, por mayoría, en ese referéndum?

Por otra parte, no sólo Jerusalén pasaría a poseer ese régimen especial, sino también Belén. Pero esto, Fisk, lo olvida convenientemente.

¿Israel no quiere negociar?

Fue Arafat quien abandonó Camp David en 2000 y lanzó la segunda Intifada; y fue Mahmoud Abbasquien también rechazó una propuesta de Ehud Olmert, en 2008 (muy similar a lo que ahora reclama).

Fisk prosigue asegurando que la política del gobierno es hacer desaparecer al Estado Palestino:

«El presidente de Israel quiere construir más y más asentamientos. No lo digo porque él lo dice, sino porque lo está haciendo. Y se le ha dicho una y otra vez que no habría negociaciones con los palestinos mientras él no detuviera los asentamientos, que son ilegales frente a la ley internacional e implican un robo de tierra a los árabes a favor de los israelíes. Pero él sigue construyendo, ¿eso significa que quiere paz? ¡Si la quisiera, debería detener las construcciones! No se puede jugar con los estados árabes y él lo está haciendo. Se puede entender que lo hace porque hay elecciones dentro de poco, pero los palestinos no son responsables de la política electoral de Israel.»

Para Fisk, es Israel (o su presidente) quien no quiere la paz, y el mayor obstáculo que el estado judío interpone son los «asentamientos». El terrorismo palestino no juega ningún papel. Los palestinos (y los árabes), para Fisk, son sujetos pasivos, inocentes e indefensos. La negativa palestina a sellar acuerdos de paz, tampoco tiene un papel relevante.

A los palestinos, observa Alan Dershowitz, se les ofreció un estado en numerosas oportunidades: 1938, 1948, 2000 y 2007. En cada oportunidad, rechazaron la oferta, eligiendo, en su lugar, el camino de la violencia.

Fue Arafat quien abandonó Camp David en 2000 y lanzó la segunda Intifada. El Primer Ministro israelí, Ehud Barak, realizó concesiones impensadas en temas como la soberanía palestina sobre un sector de Jerusalén y la entrega de un 97% de la tierra reclamada por los palestinos.

Al poco tiempo, comenzaba la Segunda Intifada. Palestinian Media Watch trascribió una filmación donde Imad Faluij, Ministro de Comunicaciones de Arafat durante la segunda Intifada, explica:

«Quien piense que la Intifada comenzó debido a la detestable visita de Sharon a la Mezquita Al-Aqsa se ??equivoca. Eso fue sólo la gota para colmar la paciencia del pueblo palestino. Esta Intifada ya estaba planeada desde que el presidente [Arafat] regresó de las recientes conversaciones de Camp David [julio de 2000].«

La más reciente negativa fue en 2008, cuando Mahmoud Abbas rechazó una oferta de Ehud Olmert(que proponía una división de Jerusalén) que se asemeja mucho a lo que ahora exige ante la ONU.

Condoleezza Rice, ex Secretaria de Estado de Estados Unidos, escribió al respecto en su libro No Higher Honor:

«¿Realmente estoy escuchando esto?, me pregunté. ¿El Primer Ministro israelí está diciendo que dividirá Jerusalén y que podrá a un cuerpo internacional a cargo de los lugares sagrados?».

En ese entonces, los asentamientos no fueron el obstáculo. Mahmoud Abbas quería el retorno (a Israel) de 4 millones de «refugiados». Siempre parece haber un obstáculo.

Y, aún así, ¿Israel «juega» con los árabes? Para Fisk sí.

En su libro Israel and Palestine: Assault on the Law of Nations, Julius Stone, renombrado jurista australiano, reproduce una cita textual de los autores del informe An Internacional Law Analysis of the Major United Nations Resolutions Concerning the Palestine Question (ST/SG/Ser F/4, N.Y.: 1979) donde aseguran:

«Los Estados árabes no sólo votaron en contra de la partición [de Palestina], sino que inicialmente sostuvieron que era inválida. Es por lo tanto significativo [sic] que subsecuentemente la hayan invocado para presentar sus argumentos legales a favor de los palestinos…».

Fueron, de esta manera, los propios estados árabes los que impidieron el establecimiento de un nuevo estado árabe en la región. Son los mismos, entre otros, que se apoyan en los principios básicos de la Resolución de Partición que no aceptaron, para reclamar lo que perdieron en dos guerras de agresión. La primera, cuando luego de la declaración del Estado de Israel, los ejércitos de cinco países árabes invadieron Israel.

Según Barry Rubin, en un ensayo que forma parte del libro The Middle East Enters the Twenty-first Century (editado por Robert O. Freedman):

«… durante el período 1948-1967, el lado árabe nunca consideró implementar la solución de los dos estados, transformando Cisjordania [Judea y Samaria históricas] (bajo control jordano) y la Franja de Gaza (controlada por Egipto) en un estado palestino«

Pero, los «asentamientos israelíes», ¿son el obstáculo para la paz?

Según Mitchell Bard, no. En su libro Myths and Facts, dice:

«De 1949 al 67, cuando a los judíos les prohibían vivir en Cisjordania [Judea y Samaria], los árabes rehusaron hacer la paz con Israel. […] En 1977, meses después de que tomara el poder un gobierno del Likud, comprometido a agrandar la actividad de los asentamientos, el presidente egipcio Sadat fue a Jerusalén y luego firmó un tratado de paz con Israel. A propósito, había asentamientos judíos en el Sinai y fueron desmantelados como parte del acuerdo con Egipto. […] En 1994, Jordania firmó un acuerdo de paz con Israel y los asentamientos no fueron un problema. […] Entre junio de 1992 y junio de 1996, bajo gobiernos laboristas, la población judía creció en los territorios aproximadamente en un 50 por ciento. Este rápido crecimiento no impidió que los palestinos firmaran los acuerdos de Oslo en septiembre de 1993 ni el convenio de Oslo en septiembre de 1995. En el 2000, el primer ministro Barak ofreció desmantelar docenas de asentamientos, pero los palestinos no convinieron en ponerle fin al conflicto. En agosto de 2005, Israel evacuó todos los asentamientos en de la Franja de Gaza y cuatro en el norte de Samaria, pero los ataques terroristas continuaron. […] El impedimento a la paz no es la existencia de esos asentamientos; es la renuencia de los palestinos a aceptar un estado junto a Israel en lugar de un estado que reemplace a Israel

Pero Fisk se dedica a lanzar la acusación sin argumentos válidos que la sostengan. La suya parece una retórica que apela a la ignorancia, a las creencias y a la credulidad del lector. Esos juicios no puede ser juzgados como relevantes por los estándares más razonables de la argumentación. Pero entonces, ¿qué relevancia tiene lo que dice?
Siguiendo su narrativa particular, Fisk se pregunta:

«Entonces, ¿bombardean a los palestinos porque ellos atacan, o los israelíes entraron a Gaza y los palestinos reaccionan? En 2008-2009 los israelíes invadieron porque caían misiles a su tierra desde Gaza. Dijeron que iban a destruir definitivamente a Hamás, pero no funcionó. Y lo hicieron ahora. ¿Cree que esta vez funcionará? Tienen que hablar con Hamas.»

La causa pasa a ser la consecuencia para que Israel sea el agresor. En tanto, la palabra «terrorismo» sigue sin entrar ni una sola vez en su relato. Ni la agresión constante de Hamas desde Gaza.
El blog del Ejército de Defensa de Israel señala que sólo en 2011, 630 cohetes lanzados desde Gaza impactaron en ciudades israelíes. Desde 2001, más de 12.800 cohetes y morteros han caído en Israel, lo que hace un promedio de 3 ataques diarios. Pero los datos no importan si se busca construir una realidad alternativa, inexistente.

Y, ¿de qué tiene que hablar Israel con Hamas?

La carta fundacional de Hamas sentencia:

«Israel existirá, y continuara existiendo, hasta que el Islam lo destruya, de la misma manera que destruyó a otros en el pasado» (Preámbulo)

«Las iniciativas [de paz], y las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales contradicen los principios del Movimiento de Resistencia Islámica» (Artículo 13).

¿Puede «una de las principales voces del mundo» sobre «uno de los principales conflictos del año» desconoder esta información?

Entonces, Fisk pasa a justificar los ataques terroristas contra Israel:

«Sderot se construyó en lo que era la zona rural de Najd, de donde esta gente fue echada. Entonces, cuando se habla de los misiles tirados desde Gaza, se debe pensar en 1948, el año en que la gente de estas zonas fue desplazada y tirada a ese pedazo de tierra que es Gaza. De hecho, seguramente la mayoría de los que están disparando cohetes lo hacen hacia la tierra que pertenecía a sus abuelos. Esta es la clave para los misiles desde Gaza, 1948, el año en que fueron expulsados

¿Quiere decir que Sderot es territorio ocupado? ¿De qué fuente obtiene sus datos? ¿Del revisionismo histórico de, por ejemplo, Benny Morris? Pero, más importante, aún, ¿está diciendo Fisk que Israel no tiene derecho a existir? Porque la frase «esta es la clave para los misiles desde Gaza, 1948, el año en que fueron expulsados» parece ir en esa dirección. ¿O se refiere únicamente a Sderot?

Justus Weiner, en su trabajoThe Palestinian Refugees’ «Right to Return» and the Peace Process:

«Algunos historiadores israelíes sugieren que la escalada de hostilidades de noviembre de 1947, y la premonición de que la violencia se intensificaría, creó una atmósfera de pánico y confusión entre los árabes de palestina».

Es decir, según esta tesis, fueron principalmente las propias acciones árabes las que condujeron al éxodo.

Además, recoge una cita del profesor Howard Sachar, donde el académico asegura:

«El motivo más evidente para el éxodo masivo [anterior a la declaración del Estado de Israel] fue el colapso de las instituciones políticas árabes de Palestina que se produjo luego de la huida del liderazgo árabe – en el preciso momento en que más se necesitaba el liderazgo».

Por otra parte, Weiner menciona que según la visión más clásica, la subsiguiente huída de varios cientos de miles de árabes palestinos puede atribuirse al pánico y al llamamiento de los líderes árabes palestinos y de los jefes de los países árabes vecinos a despejar el camino para las fuerzas de invasión árabe. No hubo ningún plan israelí, enfatiza Weiner, para expulsar a los árabes de sus hogares.

Para finalizar la entrevista, Fisk obsequia con una muestra de teoría conspirativa (que, como tal, adolece de pruebas) donde Israel, una vez más, es el culpable, incluso de los ataques que sufre:

«[Los israelíes] Ayudaron a crear Hamas, tal como lo hicieron con Hezboláh en 1992, de la misma manera en que nosotros ayudamos a crear a Bin Laden tras los ataques contra embajadas de EEUU en África en 1998. Pero si te vas a hacer amigo de estas personas, si vas a usarlos políticamente, debes saber que no podrás garantizar que seguirán siendo tus aliados. Si los impulsas desde el principio, ¿de quién es la culpa? Por ejemplo, ¿cómo lograron los israelíes el canje de prisioneros por Gilad Shalit? Negocian con Hamas cuando les interesa y si no, los bombardean.»

Fisk respondió a la entrevista como una parte políticamente interesada y no como un periodista que habla a partir de los datos y la información de la realidad. Se dedicó a practicar un ejercicio de ocultación y manipulación histórica para crear una realidad paralela donde Israel es el culpable directo e indirecto de todos los males; un sencillo mundo maniqueo y fantástico que no precisa de argumentos ni lógica alguna, y en el que árabes y palestinos son justificados de sus acciones (sean cuales sean) contra el estado judío.

En la versión de Fisk, evidentemente no hay lugar para el terrorismo palestino, ni para las promesas explícitas de exterminio, ni para la intransigencia para la paz por el lado palestino.
El suyo es un mundo ideado para señalar a Israel como un paria entre las naciones.

 
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