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| miércoles noviembre 20, 2024

¿Qué está pasando en Malí?


Raad Salam Naaman

porisrael.org

Después de la llamada “primavera árabe” el radicalismo islámico llega poca a poco a Europa pasando por Malí…No conozco personalmente el país (Malí), algo he leído de su historia y su política. Lo que sí está claro es que desde el pasado 10 de diciembre 2012, varios grupos armados fanáticos islamitas se han hecho con diversas ciudades de la República centroafricana, sobre todo del norte del país, y se han acercado peligrosamente a Bamako, la capital. La República centroafricana Malí es un país sumamente inestable, con numerosas dificultades económicas y sanitarias y en el que los conflictos, intervenciones y golpes de Estado se han repetido periódicamente desde hace medio siglo. Lo que pasaba y está pasando hoy día en Mali es, tal vez, una de las principales tragedias en el continente africano, es el resultado y la continuación de la peligrosa llamada “primavera árabe”.

Casi un siglo llevan los Tuareg intentando crear un estado propio, al menos desde 1916. Los Tuareg o imuhagh son un pueblo bereber (o amazigh) de tradición nómada del desierto del Sáhara. Su población se extiende por cinco países africanos: Argelia, Libia, Níger, Malí y Burkina Faso. Cuando se desplazan, cubren sus necesidades y las de los animales debido a que viven en unidades familiares extensas que llevan grandes rebaños a su cargo. Tienen su propia escritura, el Tifinagh.

No se conoce exactamente la etimología de la palabra árabe ?????, tuwâriq (españolizada como Tuareg) pero se sabe que es el plural de ??? targ (en femenino ???? targa), que, al parecer, procede de una antigua ciudad del Fezán llamada Taraga (????).

En las lenguas bereberes, el sustantivo común targa suele aludir a un cauce fluvial, principalmente al tipo de río de África del Norte que en árabe se conoce como wadi (riada o cauce torrencial de un río).

En la antigüedad, se dedicaban a saquear pueblos, controlando además las rutas del desierto. En el Siglo XII, las invasiones árabes e hilalianas les obligaron a adoptar un estilo de vida nómada. A lo largo de los siglos han adoptado algunas ideas del Islam, en la medida de que esto no se contrapusiera con sus propias creencias, manteniendo intactos su sistema de justicia y sus leyes.

La población estimada de personas que hablan lenguas bereberes es de 25 millones, de los cuales 1,2 millones se consideran Tuareg. El pueblo Tuareg habita en la zona norte y occidental del Sáhara y el norte del Sahel. Para los Tuareg, el Sahara no es un desierto, sino varios juntos.

La marginalización cultural y económica les ha llevado a emprender una lucha política y armada desde los años 1960 y 1990, particularmente en Malí y Níger. En enero de 2012 los Tuareg de Mali iniciaron una nueva rebelión y en abril proclamaron la independencia del Estado de Azwad, en el norte de Mali (que incluye las ciudades de Tombuctú, Kidal y Gao, declarada la capital), que hasta ahora no ha sido reconocido por ningún país ni organismo internacional, y que al parecer está viviendo un proceso de islamización cuyo objetivo final es implantar la Shari´a.

El golpe de estado del capitán Amadou Sanogoes la ocasión que el Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) considera propicia para la consecución del objetivo que lleva persiguiendo desde hace un siglo. Su secretario general, Bilal Ag Acherif, acepta aliarse para tal fin con los Tuareg islamistas de Ansar Al Din (Partidarios de la Religión), así como con el Movimiento por la Unicidad y la Yihad en África del Oeste (MUYAO) Tawheed wa Jihad, y en fin, con los radicales de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

AQMI, liderado por Hamada Ag Hama, y Ansar Al Din, encabezado por Iyad Ag Ghali, se convierten en los verdaderos amos del país en el que imponen la Shari´a a rajatabla (lapidaciones, mutilaciones, flagelaciones y todo tipo de prohibiciones, cine, música, fútbol) a una población dividida, entre quienes les ven como liberadores de un régimen corrupto y de un país en descomposición, y los que huyen conscientes de que la espesa noche de la falta de libertades se abate sobre el territorio.

Desde 2007 AQMI se va revelando rápidamente como la organización vinculado a Al Qaeda. Su origen está en Argelia, ya que se deriva del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, que ha liderado una larga guerra civil en Argelia, que según cifras oficiales se habría cobrado cerca de un millón de muertos en los últimos veinte años.

Los Tuareg que iniciaron el movimiento de rebelión han sido burlados en buena medida. De hecho, cuando se proclamó la independencia de Azawad, tres de las cuatro unidades malienses desplegadas en la zona y dirigidas por jefes Tuareg, se pasaron con armas y bagajes al bando de los insurgentes del MNLA, y convencieron a otros 1.600 desertores de unirse a la rebelión. Ahora todos ellos están sometidos a la voluntad de AQMI y Ansar Dine.

Mali sufrió casi el doble de las consecuencias del conflicto libio: el flujo incontrolable de armas saqueadas de los arsenales de Gaddafi, los Tuareg y los militares que vuelven desde Libia, los problemas económicos, lo que condujo a una rebelión de los Tuareg en el norte y luego un golpe de estado militar.

Francia fue el primer país en acudir a la llamada del Consejo de Seguridad de la ONU quien pidió el despliegue inmediato de la fuerza internacional de apoyo a Malí, aprobada en diciembre pasado, ante los avances hacia el sur del país de las fuerzas del grupo islámico salafí, Ansar Al Din (Partidarios de la Religión).

El presidente de Mali, Dioncunda Traoré, se puso en contacto con varios dirigentes políticos y organizaciones internacionales para intentar frenar la ofensiva que lanzaron recientemente los integrantes de los grupos rebeldes salafíes, que controlan el norte del país. Traoré se ha puesto en contacto con la ONU, la Unión Africana y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), para solicitar su inmediata intervención, debido a la situación en el país. El norte de Mali está controlado desde el pasado junio por Ansar Al Din y los radicales de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que abogan por una aplicación extrema de la ley islámica. El Gobierno de Mali decretó el estado de emergencia en respuesta a la ofensiva lanzada por los grupos rebeldes.

Según los informes de la ONU, los fundamentalistas de Ansar Al Din y los radicales de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), han avanzado considerablemente desde el norte al centro del país, más allá de la línea en la que hasta ahora se habían concentrado, buscan dar un golpe fatal al país e introducir por la fuerza sus ideas. Este grupo comparte los fundamentos y principios con Al Qaeda, que financia en cierta manera sus actividades, como organización cuyas células siguen distribuidas por todo el planeta.

Más de medio millón de malienses han abandonado sus hogares huyendo del conflicto entre los grupos salafistas vinculados a Al Qaeda y Tuareg que ocupan el norte del país, y el Gobierno de Bamako que, apoyado por tropas francesas, trata de frenar la ofensiva islamista. Según los datos de la Organización Internacional de las Migraciones, unos 200.000 desplazados internos vagan por el país sin saber a dónde ir. La mayoría proceden del norte, de la vasta región que los Tuareg han bautizado como Azawad y donde los islamistas proclamaron la creación de un estado islámico en abril de 2012. En estos nueve meses la degradación de la situación sanitaria, de refugio, saneamiento, y seguridad alimentaria no ha hecho sino empeorar.

En Argelia, al menos 34 secuestrados y 15 islamistas han muerto tras el bombardeo que el ejército argelino ha efectuado contra la planta de gas donde se encuentran los rehenes, 7 rehenes extranjeros han sobrevivido, según el portavoz de los secuestradores, el jueves día 17 de enero 2013. El primer ministro británico, David Cameron, molesto porque no fue informado antes de la intervención del ejército argelino asegura que el Reino Unido debe prepararse para escuchar “malas noticias”. La petrolera británica BP asegura que carece de “informaciones fiables o confirmadas” sobre supuestas víctimas en la plataforma de gas. Diferentes fuentes señalan que entre los secuestrados por el grupo armado hay 40 extranjeros, y otros 150 argelinos, aunque en un primer momento se dijo que estos últimos habían sido liberados. Según la cadena de televisión argelina Al-Nahar, varias decenas de rehenes han conseguido escapar, aunque se desconoce cómo. Entre estos huidos habría trabajadores argelinos y extranjeros. El secuestro ha tenido lugar en las instalaciones gasísticas en la región de Tinguenturin, en la frontera con Libia. El portavoz de los secuestradores declaró que el secuestro es una “reacción a la injerencia flagrante de Argelia por haber autorizado el uso de su espacio aéreo a la aviación francesa para bombardear el norte de Malí”.

La guerra de Mali, en muy pocos días, ha traído sus efectos al norte del Sahara y, potencialmente, podría traer repercusiones de terrorismo en la propia Europa si los yihadistas que pretendían entrar en Bamako cumplieran sus amenazas de golpear con terror en el corazón de Francia.

Lo que en principio pudo parecer, con la llegada a Malí de la aviación gala, poco más que una operación de policía política en un espacio que fue francés, se ha venido a dimensionar nítidamente con lo que realmente es: un asunto de alcances geopolíticos, por cuanto implica a Europa en su relativa seguridad frente al terrorismo islamista y en lo que toca a la estabilidad política de un espacio africano abierto a riesgos muy específicamente preocupantes.

Tanto la unión Europea como la ONU deben de tomar decisiones en el asunto, deben de detener la ofensiva terrorista islamita en Malí, considerando, el avance rebelde islamista, de agresión que pone en cuestión la existencia misma de Mali, al mismo tiempo pone en peligro la seguridad de los malienses, pero también de Europa. España está permitiendo el sobrevuelo por el mar de su espacio aéreo a los aviones franceses que están interviniendo en Mali, y ha aplazado cualquier otra colaboración en este conflicto a los acuerdos que se adopten en el seno de la UE.

En mi opinión, no es suficiente, el papel que esta tomando España, solo apoya políticamente la intervención francesa, porque es esencial que “la situación no se deteriore más en Mali y ganan los islamistas”, será un gran peligro, principalmente a España, la puerta de Europa por el Magreb. Reconozco que estamos pasando por un momento de estrechez económico, pero también seguimos viviendo en un mundo peligroso y hay que ver cómo enfrentarse a las amenazas pese a las responsabilidades fiscales.

Ojo…son muchos los países y pueblos islámicos del continente implicados en esta guerra que se libra a las puertas de Europa. El propósito es la implantación de un emirato islámico en todo el Sahel, desde Mauritania a Somalia.

Raad Salam Naaman

Cristiano católico caldeo de origen iraquí

Doctor en filología árabe, estudios árabes islámicos

y ciencias religiosas

 
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