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| lunes diciembre 23, 2024

Las claves de las elecciones de Israel


En unos comicios decisivos en los que Benjamin Netanyahu parte como favorito, proponemos un repaso por algunos de los puntos clave

B. Ayuso

Libertaddigital.com

elecciones-israel

 

Mañana Israel celebrará las elecciones a la 19º Knéset en las que se elegirá a los 120 miembros del parlamento, que a su vez votarán al primer ministro. A pesar de que se trata de uno de los países con más atención internacional, las particularidades de su sistema electoral provocan grandes lagunas, dando lugar a errores de bulto que van más allá de repetir el mantra de «la única democracia de Oriente». «Hablamos mucho de Israel, pero en cuanto a sus elecciones se hace con mucho desconocimiento», aseguró la semana pasada en Madrid Florentino Portero, director de Casa Sefarad-Israel. Por ello, realizamos un sucinto repaso por algunas de las claves más importantes para comprender estos comicios.

Un sistema aglutinador y estable

Al contrario de lo que ocurre en gran parte del mundo occidental, que las elecciones se celebren de manera anticipada en Israel no es síntoma de la debilidad del gobierno o de claudicación por parte del primer ministro, sino más bien un reflejo de la construcción de su sistema político. De hecho, en esta ocasión, Benjamin Netanyahu parte con todas las encuestas a favor.

El sistema electoral israelí tiene un umbral electoral muy bajo (2%) y un distrito único, lo que provoca que en la Knéset haya parlamentarios de más de una decena de partidos distintos. El objetivo de esta elevada representatividad es buscar el reflejo del mayor número de tendencias de un país heterogéneo formado por inmigrantes. «El sistema tenía una lógica de acero cuando fue generado», señala Mario Sznajder, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, «pero ahora, los cambios demográficos sugieren la necesidad de un cambio, de subir la valla de entrada al parlamento y convertirlo en un sistema más mayoritario».

Las coaliciones de gobierno son una de las señas de identidad de Israel. Desde 1981 ningún partido ha alcanzado la mayoría suficiente para gobernar en solitario, lo que ha provocado pactos de hasta cinco formaciones distintas. Tradicionalmente, la Knéset elige como primer ministro al líder del partido con más sufragios, aunque no siempre es así. En las pasadas elecciones, el partido de Benjamin Netanyahu (Likud) obtuvo menos votos que la candidata de Kadima, pero el actual primer ministro logró el apoyo necesario para ser nombrado líder del Gobierno.

Una jaula de grillos

Cuando se aborda el mapa político israelí, uno de los errores más comunes son los paralelismos entre la izquierda y la derecha europea. Las divisiones en el sistema de partidos tienen que ver con las fracturas sociales y religiosas, y no se acomoda necesariamente con el concepto tradicionalmente atribuido a la izquierda y la derecha.

Como señala Carmen López Alonso, de la Universidad Complutense de Madrid, la división de los partidos se estructura en torno a su posición en cuatro grandes asuntos: la religiosa-secular, las concesiones territoriales a Palestina, la seguridad del Estado y lo relacionado con la economía y estado del bienestar.

Suele ser costumbre dividir a los partidos políticos israelíes en otros cuatro bloques, respecto a los citados asuntos: el bloque de la derecha, el bloque ultraortodoxo, el bloque de centro izquierda y el bloque de los partidos mayoritariamente árabes.

En este mapa político de Electoral Compass Israel se refleja el mapa electoral de los partidos según sus principales dimensiones.

Fuente: Instituto de Estudios Estratégicos

 

Actualmente, 12 partidos tienen representación en la Knéset israelí, aunque son más de una treintena los que se presentan a las elecciones. El bloque de la derecha es el más fuerte, encabezado por Likud («Consolidación») a cuyo frente se encuentra Benjamin Netanyahu, que gobierna en coalición con Yisrael Beytenu («Israel, nuestro hogar») que lidera Avigdor Lieberman. En esta ocasión, estos dos partidos se presentan a las elecciones con una lista conjunta, que según anticipan la mayoría de las encuestas, perderán votos concurriendo unidos respecto a su resultado por separado. Concretamente, pasarán de 42 escaños a 33-37.

Además, un nombre resuena como la revelación de las elecciones de israel: Naftalí Benett. El joven político lidera la formación Habait Hayhudí («El Hogar judío») y se perfila no sólo como la nueva estrella de la derecha, sino como el probable socio de gobierno de Netanyahu.

En el bloque del centro, se anticipa un gran vendaval. Kadima («Adelante»), el partido más grande del parlamento, está condenado a la desaparición. A la deserción masiva de muchos de sus miembros se une la fundación del nuevo partido Hatnuah por parte de su exlíder Tzipi Livni. La formación de nuevos partidos y la transferencia de votantes es otro de los símbolos identitarios de la política israelí, en la que no existe una fidelidad a los partidos tan alta como en Europa.

La izquierda israelí atraviesa su particular travesía por el desierto. Más débil que nunca, la decadencia del Partido Laborista de Shelly Yachimovich se ha incrementado tras la «aventura» de Ehud Barak como ministro de Netanyahu. La líder laborista ha dado bandazos durante la campaña, y no ha conseguido capitalizar el descontento con el gobierno plasmado en las manifestaciones del pasado año. La fundación de Hatzmaut por parte de Barak a buen seguro restará aún más influencia al laborismo, sobre el que ya planea la sombra de la desaparición.

En el bloque ortodoxo ha primado la estabilidad, al igual que en los partidos árabes. Shas («Guardianes Sefardíes de la Torah») mantiene el apoyo electoral con el que consiguieron 11 asientos en la Knéset. Está por ver si la formación liderada por Eli Yishai le araña votos a Likud, capitalizando el descontento por la aventura de Netanyahu-Lieberman. Por su parte, Yahadut HaTorah Hameukhedet («Judaísmo de la Torah Unido») continuará concentrando el voto haredi (ultraortodoxo).

Tampoco se esperan sorpresas en el bloque de los partidos mayoritariamente árabes. Jadash («Nuevo») parece que mantendrá sus cuatro escaños, y Balad («Asamblea Nacional Democrática») podrá ganar alguno más de los tres que tiene actualmente.

 

http://www.libertaddigital.com/internacional/oriente-medio/2013-01-21/las-claves-de-las-elecciones-de-israel-1276479876/

 
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