Sal Emergui
ElMundo.es
«Hay muchas opciones. Todos debemos dudar sobre a quién hay que votar pero no sobre si se debe votar. Somos un país libre, democrático y fuerte.
Introducid las papeletas y emocionaros en el corazón», pidió el presidente Simon Peres, satisfecho por el alto nivel de participación.
Un dato que es una buena noticia para los partidos del centroizquierda que suelen tener en la abstención uno de sus principales enemigos para doblegar al disciplinado voto conservador y ultraortodoxo. No obstante, según la radio del Ejército, el centro y la extrema derecha avanzan, mientras Netanyahu sale debilitado.
«Por fin he visto colas enormes aquí en el barrio de Shenkin. No evitaremos que Bibi gane pero al menos tendremos una voz potente en el parlamento», dice el joven Uriel que se declara votante del izquierdista Meretz. Según los sondeos, llegará a los seis escaños (ahora tiene tres).
Muchos de los consultados en Tel Aviv no sabían qué elegir mientras esperaban en la cola. «Dudo entre Tzipi Livni, Yair Lapid o Naftali Bennett», añade Maya Shapir, que se define como centrista.
El probable vencedor
Quien no tuvo que hacer cola y no se define como centrista fue el gran favorito para ser de nuevo -y van tres- primer ministro, el líder del Likud Beitenu, Benjamin Netanyahu. «Hoy no llueve pero eso era una lluvia de papeletas de Majal. Majal, majal y majal. Y éste el primero», explicó al introducir la papeleta en Jerusalén.
Acompañado por un ejército de guardaespaldas, su esposa Sarah y sus dos hijos Yair y Avner, Bibi añadió rompiendo cualquier formalidad: «Es la primera vez que votamos en familia. Todo el que desee que Israel tenga éxito que vote un partido grande. Cuanto más grande sea Likud Beitenu, más fácil será liderar Israel con éxito».
Consciente de que sólo una hecatombe evitará que sea primer ministro, Bibi no disimula su tensión por unos sondeos que le dan muchos menos votos de los esperados tras la union con Lieberman. Menos escaños y más dudas para formar una coalición estable en una cámara tan atomizada. Bibi tendrá más dolores de cabeza que diputados en los próximos cuatro años.
No obstante, ante los datos llegados a su sede electoral, Netanyahu ha lanzado un llamamiento casi a la desesperada en su cuenta de Facebook: «El Gobierno del Likud está en peligro. Os pido que lo dejéis todo y salgáis a votar ahora al Likud. Es muy importante para asegurar el futuro de Israel».
La unión
Con Netanyahu como ganador con 34-35 escaños (de 120 en el Parlamento) según los sondeos, la gran pregunta es con quién se unirá en el tercer Gobierno que forma en 17 años.
Del líder del Likud dependerá el color de la coalición (con centristas liberales, ultraortodoxos o nacionalistas religiosos) y el destino de las relaciones hoy estancadas con los palestinos o del frente nuclear iraní.
Hasta el cierre de las urnas, los candidatos de las 32 listas intentarán animar a los suyos y al 15,3 de indecisos. Mientras Netanyahu afirma que «necesitamos un partido lo más fuerte posible para gobernar que no dependa de intereses sectoriales» el segundo en los sondeos, el laborismo, sostenía que «el cambio de Bibi es posible». «Es una fiesta para la democracia y los israelíes pueden demostrar que aquí se puede vivir mejor», afirma la líder laborista Shelly Yachimovich, símbolo de la lucha social.
El tercero en discordia, el representante del sionismo religioso, Naftali Bennett ha votado esta mañana cerca de su casa en Raanana esperando llevarse parte del pastel del Likud Beitenu.
«Pese a todo lo que se ha dicho y los ataques que hemos sufrido, seremos socios fieles de Netanyahu», dijo a ELMUNDO.es la estrella de la campaña. ¿Motivos? Es nuevo, es carismático, ha abierto la pequeña y sectorial Casa Judía a públicos menos habituales como los laicos de Tel Aviv o los drusos del norte. Y también porque ha sido el único que ha conseguido inquietar e incluso enfurecer a Netanyahu. El halcón de sonrisa amable que como dice agrupa «judíos, árabes, drusos, laicos y religiosos» se opone a un Estado palestino.
El gran rival de Bennett para convertirse en socio preferente de Netanyahu es otro novato. El centrista Yair Lapid, el presentador de televisión más famoso y seductor en la ultima década de Israel, da hoy un paso más en su maratón. «En estas elecciones queremos influir para que la clase media sea escuchada. No tengo la pretensión ahora de ser primer ministro pero en las próximas elecciones si lo veo posible», confiesa Lapid, lider y fundador del partido liberal Yesh Atid (Hay Futuro) en el norte de Tel Aviv. Antes de votar, ha cumplido con su habitual entrenamiento matutino de kárate.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/22/internacional/1358869896.html
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