Alan M. Dershowitz
24 de enero de 2013
http://www.gatestoneinstitute.org/3553/israeli-elections-palestinian-negotiations
El político estadounidense Tip O’Neil, una vez observó acertadamente «que toda política es local». Si O’Neil hubiera sido un israelí, podría haber agregado: «pero la política local, a menudo, tiene consecuencias internacionales». Los todavía inciertos resultados de las elecciones israelíes tienen una considerable implicación internacional. Las elecciones sugieren un movimiento hacia el centro y fuera de los extremos. Ésto, a su vez, hace que sea más probable que el gobierno israelí podría tener más flexibilidad en el trato con la Autoridad Palestina y para avanzar hacia una solución de dos estados. También hay algunos indicios de que la Autoridad Palestina podría estar dispuesta a suavizar su negativa a sentarse con los israelíes antes de que se acuerde una total congelación de los asentamientos.
En septiembre hablé con el Presidente Abbas y le sugerí una fórmula para reanudar las negociaciones: Él estaría de acuerdo en sentarse y comenzar las negociaciones sin que Israel haya congelado los asentamientos, en el entendimiento de que sólo después de que comience negociaciones de buena fe, Israel inicie un congelamiento de los asentamientos. El plan también contemplaba una rápida y dolorosa división de la Margen Occidental en tres áreas: las que casi seguro seguirían siendo parte de Israel; las que casi seguro formarían parte de un estado palestino; y las que están, razonablemente, en disputa. En cuanto a la primera, no habría ninguna limitación para la construcción; pero en cuanto a la segunda y la tercera, se mantendría en vigor un congelamiento hasta que fueran acordadas las fronteras finales, siempre y cuando las negociaciones continuaran de buena fe.
Abbas estuvo de acuerdo con esta formulación, después de consultar con Saeb Erekat. Incluso firmó un documento que establece este plan.
Ambos estuvimos de acuerdo en que era probable que las negociaciones recién se reanudarían después de las elecciones israelíes. Y yo dije que iba a replantear el tema en ese momento. Así que lo replanteo.
La actual combinación de factores – la inclinación hacia el centro de las elecciones israelíes, la reelección del presidente Obama y el reconocimiento por parte de las Naciones Unidas de Palestina como estado observador – hace de éste un momento propicio para las negociaciones.
La reanudación de las negociaciones enviaría un poderoso mensaje al presidente Obama que Israel, realmente, conoce sus propios intereses, ya que resolver el conflicto Israel-Palestina, con garantías para la seguridad de Israel, es claramente del mejor interés de Israel. La mayoría de los israelíes parece estar de acuerdo con esa evaluación, como lo sugieren fuertemente las encuestas y los resultados electorales. La mayoría de los palestinos también parece apoyar una solución de dos estados, aunque las cifras de las encuestas se han debilitado considerablemente en los últimos meses.
Hay muchos en Israel que dudan de que el liderazgo palestino esté realmente preparado para hacer el tipo de sacrificios que se requieren para lograr una solución, especialmente en lo que respecta a los así llamados refugiados. Y hay muchos palestinos que dudan de que el liderazgo israelí, incluso después de las elecciones, esté preparado para hacer el tipo de compromisos territoriales necesarios para lograr la paz.
La única manera de saberlo con seguridad es comenzando las negociaciones, sin condiciones previas y con mentes y corazones abiertos.
El mundo debe recordar que fue el liderazgo palestino, bajo Yasser Arafat, que rechazó la generosa oferta del Primer Ministro Ehud Barak y el Presidente Bill Clinton en 2000-2001. Y el mundo debe recordar que fue la Autoridad Palestina, bajo el Presidente Abbas, la que no respondió a la oferta aún más generosa efectuada por el Primer Ministro Ehud Olmert, sólo hace unos pocos años. Si el actual liderazgo palestino se niega ahora a sentarse y negociar de buena fe, o si se niega a aceptar una oferta realista por parte del nuevo gobierno israelí, la comunidad internacional – que tiene una notoriamente corta memoria cuando se trata de Israel – verá, una vez más, quién quiere la paz y quién no la quiere.
Es probable que nada suceda en los próximos días, mientras el Primer Ministro Netanyahu intenta armar una coalición duradera. Pero en el proceso de construcción de tal coalición, el primer ministro debe pensar tanto globalmente como localmente. Debería optar por una coalición que maximice su flexibilidad en el trato con la Autoridad Palestina. Sé que el Primer Ministro Netanyahu tiene muchas ganas de ser la persona que logre la paz con seguridad entre Israel y los palestinos. Para hacerlo, tiene que trabajar duro para construir una coalición que no le ate las manos. Ésto no será una tarea fácil. Tampoco son los palestinos su única preocupación internacional. Irán representa un peligro mucho mayor para la seguridad de Israel que la que representan los palestinos. El desenlace de la Primavera Árabe y la impredecible situación en Siria plantean desafíos adicionales.
Estados Unidos y el resto del mundo estarán observando para ver cómo el Primer Ministro Netanyahu maneja sus asuntos locales – es decir la construcción de una coalición viable – al mismo tiempo que se permite la máxima flexibilidad para hacer frente a los problemas mundiales.
Al final, el pueblo israelí y los líderes que eligen le demostrarán al mundo que Israel conoce sus propios mejores intereses y se encuentra en la mejor posición para ponerlos en práctica. Éso es de lo que se trata la democracia, y las recientes elecciones de Israel muestran democracia en su máxima expresión.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Difusion: porisrael.org
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