Benny Avni
New York Post
22 de enero, 2013
http://www.nypost.com/p/news/opinion/opedcolumnists/an_israeli_surprise_nQ3vcBUpYAEVRnStaz0kJL
El partido de Benjamin Netanyahu, Likud – Beiteinu, recibió una paliza en las recientes elecciones .Pero es probable que encabece el nuevo gobierno israelí y adhiera a su dura postura hacia Irán y otras políticas exteriores. Sin embargo, las políticas nacionales pueden exponerse a grandes cambios.
“El público quiere que continúe siendo Primer Ministro”, dijo Netanyahu, que lideró el país desde 2009, escibió en su página de Facebook ayer, momentos después que las primeras bocas de urna fueran transmitidas en los principales canales de TV. De acuerdo con esas tendencias, su partido sufrió una pérdida significativa de poder en la Knesset. Pero, con 31 bancas, permanece, por lejos, siendo el mayor partido, haciendo de Netanyahu el candidato al que, con más probabilidades, Shimon Peres le encomiende formar el nuevo gobierno.
Y aquí es donde las cosas se vuelven interesantes.
En un sorprendente final, un emprendimiento llamado Yesh Atid (“Hay Futuro”) surgió como el segundo partido. Capturó 19 bancas en la Knesset, haciéndolo el mayor ganador de la elección. Está encabezado por un político principiante, ex columnista y estrella televisiva: Yair Lapid. A pesar que, siempre, se denominó de “centro izquierda”, los escritos políticos de Lapid fueron más de centro que de izquierda.
Como su padre, Yosef Lapid (quien también dejó el periodismo por la política), la nueva estrella política de Israel está más apasionado por los temas sociales. Y lo principal destaca la necesidad de secularizar las leyes en Israel y debilitar el completo dominio de los partidos religiosos en la política nacional.
Lapid fue el primer político que, anoche, Netanyahu llamó. “Juntos podemos lograr grandes cosas”, para Israel, expresó Bibi a la nueva estrella.
Sí! Lapid habló con Shelly Yahimovitz, líder izquierdista del partido laborista, que surgió ayer como partido Nº 3, con 17 bancas. Yahimovitz espera unir fuerzas con Lapid y otros para derrocar a Netanyahu.
De manera que Lapid surge como principal figura. No es malo para un hombre que nunca tuvo un cargo público y que fue (injustamente) ridiculizado por algunos de sus oponentes como nada más que una cara bonita. Lapid fue emblemático para toda la campaña israelí- que, por una vez, ignoró los principales temas de seguridad nacional que enfrenta el país como la carrera nuclear de Irán y el creciente malestar en los países vecinos. Incluso los temas palestinos, la tradicional línea divisoria entre izquierda y derecha en Israel, capturó solo poco en la campaña y fue parte de un debate sobre las relaciones de Israel con América y Europa.
Eso no es porque a Israel ya no le importa. La seguridad es un tema central. Pero la mayoría de los israelíes acuerdan bastante con el modo en que, el gobierno de Bibi, manejó esos temas: despertó al mundo de la amenaza que Irán plantea, pero no se aparta mucho de América. Mantiene un perfil bajo en la “Primavera Árabe”, pero permanece vigilante de cosas como la amenaza de armas químicas de Siria.
Los partidos puramente de izquierda, aquellos que dicen que la disputa con los palestinos es el mayor desafío de Israel y los asentamientos son el impedimento central para su resolución, no ganaron nuevos adeptos.
Las encuestas dicen que los israelíes creen, con amplitud, que la solución de dos estados es la respuesta, pero es una esperanza distante, dado el liderazgo palestino existente.
Con esa clase de (casi) consenso nacional sobre seguridad, la elección se vuelca más a temer que el éxito económico del país esté por terminar. Los temas dominantes de la campaña fueron los derechos de las mujeres, la brecha entre ricos y pobres y la ampliación de la grieta entre seculares y religiosos. Aquellos temas socio-económicos bien pueden figurar en las negociaciones para formar el próximo gobierno mientras que, los temas de seguridad y los diplomáticos, que tradicionalmente dominan la política israelí, permanecen en el trasfondo. Pero no es porque los israelíes dejaron de interesarse a solo meses luego de una gran confrontación militar contra los islamistas de Gaza. Es porque el país acuerda, en gran medida, con el modo en que los aborda. Los desacuerdos están más centrados en temas internos.
“Mañana comenzaremos de nuevo”, dijo Netanyahu a sus partidarios. Con Lapid como socio, tal vez cambie algunas políticas, incluso en el frente palestino. Pero, todavía no dijo que el desafío más duro permanece siendo la amenaza iraní.
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