En la helada Kazakstán intentarán salir del congelamiento con Irán

Barak Ravid

Haaretz

Cuando la Primera Dama de Estados Unidos, Michelle Obama, anunció ayer, en la madrugada, en la ceremonia de los Oscar, la nominación de ARGO al premio a la mejor película, hubo – en Teherán, Washington y Jerusalem- no pocos elementos  que entendieron la ironía.

En vísperas del inicio de las conversaciones nucleares entre Irán y las seis potencias occidentales, la academia norteamericana otorgó al cine el premio de oro a una película que cuenta los días en los que las relaciones entre Washington y Teherán cambiaron.

Los equipos de negociación de Irán y las seis potencias: Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Alemania y Francia escucharon de Argo  al Oscar, en camino o habiendo llegado a la helada Kazakstán. Allí se reinician, hoy, las conversaciones sobre el programa nuclear iraní, tras ocho meses de congelamiento.
Desde las elecciones a la presidencia en Estados Unidos, en noviembre pasado, la Canciller de la Unión Europea, Catherine Ashton, que dirige las negociaciones con los iraníes por parte de las seis potencias, intentó coordinar una fecha para una nueva ronda de conversaciones. Los iraníes, se abstuvieron, eludieron y empujaron el tiempo. Al principio,  debían comenzar en diciembre, luego fueron postergadas hasta enero y, al final, se llevaran a cabo a fines de febrero. También sobre el lugar  hubo una discusión no menor. Al principio, se les propuso a los iraníes encontrarse en Ginebra, luego en Estambul. Finalmente, aceptaron reunirse en Almaty.

A diferencia del pasado, en Jerusalem no hay oposición al diálogo entre las potencias e Irán. Por el contrario. Dirigentes en Jerusalem,  que se ocupan del tema iraní, expresan sus dudas con relación a la disposición de Teherán a responder a las exigencias de Occidente, aunque hay cierta conformidad por el hecho que la negociación se reanuda tras una larga pausa.

Los iraníes, colocaron centrífugas nuevas y de avanzada en la planta de enriquecimiento de Natanz, que permitirá el enriquecimiento de uranio a un ritmo cinco veces mayor. Continuaron acumulando uranio enriquecido, a un bajo nivel del 3,5% y a un alto nivel del 20% y  desarrollando el reactor de aguas pesadas en Arak, que ayuda en la fabricación de una bomba nuclear sobre la base de plutonio.

Por el contrario, en el informe aparece una tendencia estimulante. Los iraníes se ocuparon de no acercarse a la línea roja, impuesta por el Primer Ministro Netanyahu (depósito de 240 kg de uranio enriquecido a un nivel del 20%). El informe demostró qué Irán continúa convirtiendo el uranio enriquecido en su poder en combustible nuclear para el reactor de investigación en Teherán.

Los representantes norteamericanos y europeos llegan serenos a las conversaciones. Las elecciones a la presidencia de Irán, en junio, reducen el espacio de flexibilidad del régimen en Teherán. Nadie piensa que las conversaciones, en Almaty,  conllevarán a un salto de camino. La coordinación de una densa agenda para algunas rondas seguidas de conversaciones, antes y después de las votaciones iraníes,  se considerará un logro apreciable.

Diplomáticos norteamericanos dijeron, ayer, a los periodistas en Almaty que las seis potencias llegan a conversar con una propuesta actualizada y mejorada para el programa nuclear iraní. La invitación fue enviada a Teherán hace algunas semanas para que la evalúen anticipadamente y lleguen a Almaty con una respuesta consolidada. La oferta  de las potencias incluye,  por primera vez,  la disposición de la comunidad internacional a cierto alivio de las sanciones internacionales impuestas a Irán en los últimos años.

En Jerusalem no temen que la idea mejorada exhibida los iraníes, dado que no constituye un alivio dramático en las sanciones. “No creemos que los iraníes se propongan una mayor flexibilidad”, dijo un dirigente israelí. “No creemos que ocurra un salto importante. Los iraníes, como es su costumbre, intentarán ganar más y más tiempo”.

Fuente: Departamento de Información. Ha´aretz- Barak Ravid

Att. CIDIPAL