Ana Jerozolimski
Montevideo Portal
La llegada del Presidente de Estados Unidos Barack Obama a Israel fue precedida, como no podía ser de otra manera, de varias especulaciones acerca de su verdadera motivación. “Quiero hablar al pueblo de Israel”, había dicho Obama ya antes de llegar. “La alianza entre nuestras dos naciones es inquebrantable”, aseguró antes y también al aterrizar en Israel. “Viene a asegurarse que Israel no le sorprenda atacando a Irán por su cuenta”, comentaron los escépticos.Es indudable que el tema del esfuerzo iraní por obtener armas nucleares es el más urgente, ya que según las estimaciones de los expertos, desde el momento que Teherán decida construir la bomba, podría necesitar sólo un año (según Estados Unidos) para terminarla o, peor aún, entre tres y seis meses, como sostienen especialistas israelíes.Aquí parece radicar la principal diferencia: cuánto tiempo hay. Pero tanto Estados Unidos como Israel consideran que un Irán nuclear, mientras esté gobernado por los Ayatolas, es un peligro para el mundo en general. También consideran que hay aún algo de tiempo para intentar agotar el recurso de la diplomacia, antes de optar por la vía militar, como última opción. La pregunta-y aquí se entra a las diferentes agendas- cuánto tempo.Obama fue terminante: no permitirá que Irán tenga armas atómicas. La gran pregunta es qué pasará cuando llegue el momento tras el cual, según Israel, ya no se podrá dar marcha atrás. ¿Qué se hace si Washington seguirá considerando en ese momento que tiene aún tiempo para intentar sanciones y diplomacia?“Todas las opciones están sobre la mesa”, recalcó Obama sin que sea necesario explicar a qué se refiere. Mientras tanto, expertos en la materia, como el investigar del tema nuclear del Instituto de Investigaciones de Seguridad Nacional Profesor Ephraim Asculai, nos dicen que es indudable que lo que Irán intenta al participar en negociaciones con Occidente, es ganar tiempo, y que todo indica que su versión de que buscan energía atómica para fines civiles y nada más, es infundada, ya que han enriquecido mucho más uranio de lo necesario para ello.
Y está durante la visita, el otro gran tema: el proceso de paz israelo palestino.El Presidente de Estados Unidos Barack Obama dejó en claro a israelíes y palestinos que la intención de su viaje no era ser políticamente correcto al extremo de decir a cada uno sólo lo que puede querer escuchar. En Jerusalem, paralelamente a las expresiones de muy firme apoyo a Israel, también defendió los derechos de los palestinos a la autodeterminación y la justicia. Y en Ramallah, además de reiterar el “compromiso” de su país a la creación de un Estado palestino “independiente, viable y digno”, condenó el disparo este jueves de cohetes desde Gaza hacia el sur de Israel y dejó en claro que hay que volver a negociaciones directas sin condiciones previas.La primera cita política del jueves fue en Ramallah, ubicada a tan solo unos kilómetros del hotel en el que se hospeda en Jerusalén, pero en la que sabía estaría hablando al “otro lado”, a los palestinos. El Presidente aterrizó en la ciudad en su helicóptero, en medio de un gran despliegue de seguridad organizado por los palestinos, cerrando calles y tomando las medidas necesarias para intentar que Obama no vea ni banderas norteamericanas quemadas ni sus fotos pintadas por palestinos críticos de la política norteamericana.
La calle palestina estaba dividida y en su seno había no pocos opositores a Obama. Pero el liderazgo de la Autoridad Palestina lo recibió con todos los honores, no sólo por la alfombra roja y la guardia oficial. Era una recepción de Estado que le ofrecía el Presidente Mahmud Abbas.Tras un encuentro con varias figuras de la cúpula palestina, Obama quedó a solas con Abbas y luego ambos salieron a la prensa, en la Muqataa.
“Estados Unidos reafirma su compromiso para con la creación de un Estado palestino independiente que pueda vivir en paz junto al Estado judío, a Israel”, dijo el Presidente en más de una ocasión, dejando en claro que no habla sólo de fórmulas políticas sino de derechos humanos.Reiterando una posición ya conocida, criticó la construcción en los asentamientos israelíes, pero a diferencia de lo hecho hace cuatro años en el recordado discurso en la Universidad de El Cairo, no presentó el congelamiento de la misma como condición para sentarse a hablar. “Si todo debe ser resuelto de antemano, antes de negociar directamente, entonces las negociaciones no tiene sentido”, dijo en evidente discrepancia con el Presidente Abbas, quien luego dio a entender que no cambiará de opinión y que no habrá negociaciones sin congelamiento total en las colonias.
Probablemente la cita más recordada de toda su visita, sea el discurso que pronunció por la tarde en la Sala de Convenciones de Jerusalem, ante un gran público, en su mayoría estudiantes universitarios de todo Israel-entre los cuales había no pocos árabes- que fueron privilegiados al lograr ganar la “rifa” de un lugar en la sala, organizada por cada uno de los institutos de estudios superiores. La propia delegación norteamericana transmitió todo el tiempo la sensación de que ese era el momento más esperado por el Presidente, que quería hablar directamente a los jóvenes israelíes. Y nadie parece haber salido defraudado., tampoco los estudiantes que llegaron con cuatros horas de anticipación, lo aguardaron expectantes y lo aplaudieron entusiastas cuando entró evidentemente cómodo y carismático al escenario.Para Obama, esa era la oportunidad, al parecer, que estaba esperando: hablarle directamente al público israelí, diciéndole lo que le haría bien escuchar pero también lo que él consideraba que debía oir.
Por un lado, recalcó el apoyo firme a Israel, impactando no sólo con el contenido sino también con la forma, al intercalar varias veces palabras en hebreo, de memoria, sin leer.“No es secreto: mientras existan los Estados Unidos de América, ustedes no están solos”, dijo recalcando la última parte en hebreo. Y esos mismos jóvenes lo aplaudieron con no menos entusiasmo cuando les pidió intentar colocarse en el lugar de los palestinos, exhortándoles directamente a “ver el mundo con sus ojos”.“El derecho de los palestinos a la autodeterminación y a la justicia, también debe ser reconocido. Así como los israelíes construyeron su estado en su patria, los palestinos tienen derecho a construir SU estado en SU patria”- dijo el huésped.Y sus mensajes no irradiaban un intento de equilibrar artificialmente la situación, sino un reflejo de su convicción de que ambas partes deben aportar de lo suyo para que se logre una solución que beneficie y garantice un futuro mejor a los palestinos y a los israelíes. A los israelíes recordó que “también los niños palestinos tienen derecho a crecer en su propio Estado” y a los palestinos que “Israel no se va a ningún lado, está en su tierra”.Falta que el deseo de ayudar a las dos partes a reanudar las negociaciones y a ser capaces de renunciar a algo a fin de conseguir lo esencial, pueda traducirse en una realidad. Obama intentará ayudar..Pero no puede hacer el trabajo en lugar de las partes .Al fin de cuentas, todo dependerá de Israel y de los palestinos.
A eso se le llama «paños calientes»…