Ana Jerozolimski
Semanario hebreo. Uruguay
En el patio de la escuela Al-Omaría en la Ciudad Vieja de Jerusalem, sitio de la primera estación de la Via Crucis, un grupo formado en círculo oraba en Viernes Santo . Uno de los hombres recitaba un texto en árabe y súbitamente, embargado por una profunda emoción, tuvo que alejarse por unos minutos, componerse y recién entonces volver a sus compañeros de viaje.
Era Antoine Philip el-Hajj, egipcio, católico, que visitaba por primera vez Tierra Santa y veía de cerca directamente Jerusalem, en un grupo de correligionarios guiado por el Padre Rafiq Greish, para quien esta era la cuarta peregrinación de Tierra Santa.
El sacerdote, aunque aclara que “venimos sólo para seguir el camino de nuestro Señor Jesucristo, con el deseo de orar por el mundo y por la paz en Tierra Santa”, halla tiempo también para comentar con preocupación sobre la situación de los cristianos en general en Egipto. Se refiere a los cristianos todos, de los cuales ellos, los católicos, son una minoría de aproximadamente 300.000 personas, mientras que los coptos, ortodoxos, ascienden a varios millones, casi al 10% de la población egipcia.
“En Egipto el clima es tenso porque tenemos un gobierno islamista”, comenta a El Universal el prelado, que es además Jefe de la oficina de prensa de la Iglesia católica egipcia. “Por ahora el problema central es que este gobierno no logra gobernar. No hay visión para todo Egipto, para musulmanes y cristianos. Pero claro que para los cristianos es más difícil porque hay una atmósfera de islamización. No es fácil”. Y con una leve sonrisa un tanto amarga, agrega: “ Esa es nuestra cruz”. Al preguntársele si diría que se sienten perseguidos, responde sin titubear: “Casi…casi podría decir eso”.
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