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| sábado noviembre 23, 2024

Cruzar el Jordán


Clifford D. May

 http://elmed.io/ 

Clifford-May

Presidente de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD).

El presidente Obama tuvo el detalle de mencionar el pasado 22 de marzo, en una reunión en Jordania con el rey Abdalá II, al bisabuelo del monarca, el reyAbdalá I, que “dio su vida en nombre de la paz”. Esto, que para los oídos occidentales sonó a homenaje, puede que a los árabes y musulmanes pareciera un aviso.

Es necesario sumergirse en una historia que los occidentales rara vez estudian y los habitantes de Oriente Medio rara vez olvidan. Lo que ahora llamamos Jordania fue durante siglos un remoto rincón del Imperio Otomano, el último de los grandes califatos islámicos. Las fuerzas de la Sublime Puerta cometieron el error de combatir en el bando perdedor en la Primera Guerra Mundial. La derrota precipitó el colapso del Imperio y la disolución del Califato, y las tierras otomanas quedaron en manos de británicos y franceses. El territorio al este del río Jordán, llamado Transjordania, se convirtió en parte del Mandato Británico de Palestina.

Más al este, en Arabia, los fieros guerreros del clan saudí derrocaron a la dinastía hachemita, cuyos miembros descienden, supuestamente, del profeta Mahoma; durante mucho tiempo gobernaron la región del Hiyaz, donde se hallan las ciudades santas de La Meca y Medina. Los desplazados hachemitas fueron instalados por los británicos en Transjordania. Abdalá, que había combatido a los otomanos junto a T. E. Lawrence, fue nombrado emir de Transjordania en 1921.

Un cuarto de siglo después, al disolverse el Mandato de Palestina, se fundó un reino totalmente independiente, el Reino Hachemita de Transjordania, con Abdalá en el trono. Se oponía al establecimiento de Israel, y su Legión Árabe estuvo entre los cinco ejércitos que trataron de aplastar al recién nacido Estado judío en 1948. El intento fracasó, por supuesto, pero los hombres del rey cruzaron el río Jordán y ocuparon Judea y Samaria (que pasaron a denominarse Cisjordania), incluyendo partes de Jerusalén. Es interesante señalar que en esos momentos ningún líder árabe propuso establecer un Estado palestino independiente en Cisjordania y Jerusalén Oriental; ni en Gaza, que por entonces estaba bajo control egipcio.

En abril de 1949 Abdalá cambió el nombre de su país por el actual: Reino Hachemita de Jordania. Oficialmente siguió en guerra con Israel. Extraoficialmente, el rey reconoció que un conflicto largo y sangriento con su vecino occidental no beneficiaba a nadie. En 1951, mientras salía de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, fue asesinado por Mustafá Ashu, miembro de la Yihad al Muqadas, el Ejército de la Guerra Santa. Winston Churchill declaró: “Lamento profundamente el asesinato de este gobernante árabe sabio y fiel, que jamás abandonó la causa británica y tendió a Israel la mano de la reconciliación”.

¿Ve a dónde quiero llegar? Imagínese que es usted Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina. Sabe que hacer las paces con Israel le reportaría las alabanzas de primeros ministros británicos y presidentes estadounidenses. Puede que comprenda que la paz sería beneficiosa para su pueblo. Pero también sabe perfectamente que un intento serio de firmar la paz le pondría en grave peligro; a usted y a su familia.

El presidente egipcio Anuar Sadat firmó la paz con Israel en 1979. Dos años después fue asesinado en cumplimiento de una fatwa emitida por Omar Abdel Ramán, el Jeque Ciego, cuya condena logró el fiscal federal Andrew C. McCarthy por su implicación en el atentado contra el World Trade Center de 1993. El actual rais egipcio, Mohamed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes, ha pedido la liberación del Jeque Ciego.


El asesinato del presidente libanés Bashir Guemayel en septiembre de 1982 no estuvo desconectado del hecho de que justo dos semanas antes hubiera acordado iniciar el proceso para el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel.

No estoy convencido de que Abbas esté cordialmente a favor de la paz, pero incluso si me equivoco en eso acierto en lo siguiente: Abbas sabe que Hamás, Hezbolá y terroristas iraníes le vigilan. Los israelíes también lo saben, y por eso no pueden hacer unas concesiones al presidente de la Autoridad Palestina que les dejarían en una posición más debilitada respecto a esos otros enemigos declarados.

La víspera de su visita a Jordania, Obama se dirigió en Jerusalén a una audiencia de unos mil estudiantes israelíes. “Los líderes políticos”, les dijo, “no asumirán riesgos si la gente no les pide que lo hagan”. En su próxima visita a Oriente Medio, puede que el presidente acuda a la Universidad Bir Zeit, en Cisjordania, y realice unas declaraciones similares. No dudo de que entre su audiencia habría gente que quisiera aplaudir, pero me pregunto cuántos se atreverían a hacerlo.

Foundation for Defense of Democracies

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*Difusión: www.PorIsrael.org / www.DiarioJudio.com

 
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