Grupo ReVista
3 de Mayo de 2013
El 3 de mayo de 2013, la agencia Associated Press se hacía eco de la conmovedora historia de Mohammed al-Farra, niño palestino de 3 años y medio, nacido en Gaza y que vive en el hospital israelí Tel Hashomer.
Mohammed sufre una rara enfermedad genética, ante cuyas complicaciones los médicos tuvieron que amputarle manos y pies nada más nacer. Abandonado por sus padres y por el gobierno palestino que no se hace cargo de él, el pequeño vive junto a su abuelo en el hospital israelí, donde recibe los cuidados necesarios.
Una recaudación de fondos de los propios médicos cubre el tratamiento de Mohammed, y un donante aportó $ 28.000 para las prótesis del pequeño.
La agencia destaca en su crónica que, a pesar de los progresos que los palestinos están haciendo al respecto, la difícil situación de Mohammed es un ejemplo extremo de los malos tratos que algunas familias dispensan a las personas con discapacidades, especialmente en las zonas más tribales de la Franja de Gaza.
Hamouda al-Farra, abuelo del pequeño, explica que en medio de su tratamiento, su madre abandonó a Mohammed porque su marido, avergonzado por su hijo, amenazó con tomar una segunda esposa si ella no dejaba al bebé y volvía a su casa en la Franja de Gaza, a la ciudad sureña de Yan Yunis.
AP explica que en Gaza, aunque no es una práctica común, la poligamia está permitida, y que es una poderosa amenaza contra las mujeres, que temen competir con nuevas esposas.
La nota se hace eco de las declaraciones del doctor Raz Somech, el jefe del departamento de inmunología pediátrica en el Tel Hashomer, quien atribuye el trastorno genético de Mahoma a las varias generaciones de matrimonios entre primos- incluyendo a sus padres. Somech explica a AP que un tercio de los pacientes en su departamento son palestinos y que la mayoría presentan enfermedades genéticas, resultado de los matrimonios intrafamiliares.
Empeorando aún más la situación, los niños con discapacidad a menudo son estigmatizadas.
La Autoridad Palestina en Cisjordania supuestamente transfiere dinero a los hospitales israelíes para cubrir estos casos. Pero en el caso de Mohammed, dejó de pagar seis meses después de su llegada, aunque un funcionario de salud palestino Fathi al-Hajj dijo que no había constancia de la causa.
Según Mor Efrat, de Médicos por los Derechos Humanos, ha habido un aumento de casos en los que la Autoridad Palestina dejó de pagar a los pacientes debido a sus problemas presupuestarios.
Esta nota de Associated Press muestra un aspecto bien poco conocido por el público en general, una
realidad de convivencia en la que Israel presta su ayuda desinteresada a los enfermos gazatíes.
También llama la atención sobre la difícil situación de las personas con discapacidades en Gaza y en Cisjordania.
Esto debería haber llamado la atención de todos los medios, que llenan sus páginas de llamados a los derechos humanos, al respeto de las minorías, ávidos de historias de sufrimiento de palestinos con nombre propio. Especialmente si éstos son niños.
Pero finalizando la jornada del 3 de mayo de 2013, ningún medio de habla hispana se había hecho eco de ello. ¿Tal vez porque Israel no representaba el papel de verdugo que al parecer los periodistas le tienen designado?
Sin embargo, Mohammed al-Farra también es un niño palestino y también tiene nombre propio.
http://revistamo.org/article/donde_esta_la_cobertura_10_03_13.asp
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