Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
“No tenemos nada que ver con la guerra civil en Siria”- dijo repetidamente el Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu, aún cuando morteros y disparos del lado sirio de la frontera impactaban del lado israelí, al parecer “perdidos” en los combates internos entre las fuerzas de Bashar el Assad y sus variados opositores.
Pero hay gente que no aprende y que parece que se empecina en complicar las cosas…quizás confiando en la poca memoria de alguno y las malas intenciones de otros.
El Secretario General de Hezbolá en Líbano, Hassan Nasrallah, aclaró que Siria hará llegar a su organización armas estratégicas que antes nunca tuvo “para luchar contra Israel”, agregando que apoyaría a quien, desde el lado sirio del Golán abra “un nuevo frente”, o sea atacando al Golan en manos de Israel.
A raíz de ello Israel advirtió públicamente que si Assad ataca territorio israelí, su régimen sería derribado.
“Está claro que Irán y Siria redoblan sus esfuerzos por hacer llegar armas de alta tecnología a manos de la organización Hezbolá en Líbano”, nos dice Kobi Marom, Coronel retirado del ejército israelí y hoy estudioso del terrorismo a nivel académico. “Y hace unos días, parece que Israel se encargó de que se cumplan sus líneas rojas, de que todos comprendan que hablaba en serio –y que no podía menos que hacerlo”.
Israel dejó en claro repetidamente que no permitirá que lleguen a manos de Hezbola armas que le supongan una amenaza cualitativa. Aunque el esfuerzo por armar a Hezbolá que Siria despliega hace años, haciendo llegar a la organización radical chiita cohetes y diversos tipos de misiles, nada tiene de nuevo, hay elementos que se considera constituirían un desafío especial.
Comúnmente les llaman “armas que rompen el equilibrio”, pero la referencia es más que nada a armas de una calidad tal que se consideran estratégicas. “Concretamente, los Fatah 110 S son capaces de alcanzar casi la totalidad del territorio israelí con gran precisión. Israel no puede permitir que lleguen a manos de Hezbolá, para quien Irán los había enviado”, dice Marom, que años atrás fue alto comandante en la parte oriental de la Franja de Seguridad que Israel controlaba en el sur libanés.
Otras armas de este tipo son por ejemplo: misiles tierra-mar (que podrían amenazar las instalaciones de “Tamar” y “Leviatan” que trabajan sobre los yacimientos de gas frente a Israel y que pueden ser vistos como blancos estratégicos) , misiles tierra-tierra, diferentes tipos de Scud y por cierto armas químicas.
El citado Coronel de reserva, experto en temas de estrategia y seguridad, explica que los últimos ya casi siete años transcurridos desde la segunda guerra en Líbano han sido de calma absoluta. “Eso se debe a la capacidad disuasiva que logró Israel en dicha guerra, a pesar de que dentro del país, por fallas diversas, fue muy discutida”. Pero al mismo tiempo, recuerda que mientras en aquella guerra Hezbolá tenía unos 12.000 misiles, dado que no cumplió la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, de por sí limitada, logró desde entonces almacenar grandes cantidades de armas y misiles. “Hoy se estima que tienen más de 60.000 e Israel sabe que los guardan para la primera oportunidad en la que sientan que es el momento de usarlos”.
Kobi Marom considera que ese momento aún no ha llegado, a criterio de Hezbolá.
La pregunta es por qué Nasrallah juega nuevamente con fuego. Cabe recordar que luego de la segunda guerra en Líbano, Nasrallah declaró que si hubiera anticipado la magnitud de la respuesta israelí, no habría secuestrado a los soldados Udi Goldwasser y Eldad Regev. ¿Acaso tendrá motivos para arrepentirse nuevamente?
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