Dennis Ross y David Makovsky
27 de Mayo, 2013
Como el conflicto en Siria capta la atención internacional, el programa nuclear de Irán sigue su marcha.
Mientras los iraníes instalan la próxima generación de centrifugadoras (máquinas que pueden producir uranio enriquecido tres o cuatro veces más rápido que antes) las negociaciones del “P5 + 1” sobre el programa nuclear de Irán, una vez más, se detienen.
Mientras que las presiones económicas imponen su costo a Irán, hasta ahora fracasaron para alterar su programa nuclear. El Ayatola Ali Khamenei puede reconocer que las sanciones son “brutales”, pero parece sentir que, Irán, las conoció peores.
A la luz del objetivo del Presidente Obama (evitar que los iraníes adquieran armas nucleares), algo tiene que dar. Como mínimo, el Líder Supremo debe hacer sentir que, cuando EEUU dice que el tiempo de la diplomacia se acaba, queremos decir que la consecuencia probable, es quese use la fuerza.
Tal vez por la vacilación de EE.UU. sobre Siria, o nuestra retirada de Irak, o nuestra transición por Afganistán o el “pivot” de EEUU a Asia, los líderes iraníes parecen no creer que usaremos la fuerza si los esfuerzos diplomáticos fracasan. Obama insiste que “dice lo que dice”sobre evitar que Irán adquiera armas nucleares y que hará lo que sea necesario. La mala interpretación iraní de nos colocaría en la vía rápida al conflicto.
Si la diplomacia diese una oportunidad final, EEUU necesitaria cambiar su estrategia de negociación respecto del enfoque de construcción de confianza “paso a paso”, que solo profundizaria las percepciones iraníes que pueden encadenarnos, hasta que consintamos. En su lugar, EEUU necesita establecer mayor claridad sobre con que puede (o no) vivir respecto al programa nuclear iraní y dar mayor crédito a las declaraciones de la Administración que el tiempo de la diplomacia se termina.
El enfoque de construcción de confianza, que busca alcanzar un acuerdo limitado en el intento de ganar tiempo para un tratado, en el futuro, más extenso, no puede lograrlo. Incluso si ahora fuera posible, no queda claro que esa táctica estuviese entre los intereses estadounidenses. Un acuerdo limitado se sustenta en la noción que, nivelar el enriquecimiento de uranio, de “medianamente enriquecido” al 20 % evitará que mejore su combustible para el enriquecimiento al grado de armas. Sin embargo, si Irán tiene el valor de uranio de una bomba, enriquecida al 20 %, le llevaría 30 o 40 días producir combustible al grado de armas.
Con Irán expandiendo su cantidad de centrifugadores ( de primera y segunda generación), incluso si su uranio medianamente enriquecidio fuera nivelado o embarcado fuera del país (como parte de un acuerdo internacional), los iraníes harian surgir (al grado de armas) – con rapidez – el valor de sus cuatro o cinco bombas de uranio enriquecidas a bajo nivel.
Irán continúa deteniendo las negociaciones bajo pretexto de no cruzar la “línea roja”. EEUU y sus aliados deben cambiar engranajes. Puede ser mejor hacerlo antes de las elecciones iranies ( 14 de junio) no porque un acuerdo sea probable de alcanzarse antes que la votación sino porque los iraníes necesitarán tiempo para contemplar el significado de un enfoque más orientado hacia un fin del juego nuclear.
Esa nueva mirada involucraría definir la capacidad civil nuclear aceptable para Irán- algo que el enfoque de construcción de confianza, en gran medida, evitó.
Puede significar aceptar un enriquecimiento limitado, pero con estrictas y verificables restricciones. Eso evitaría que Irán sea capaz de estallar y presentarse al mundo con armas nucleares como con un hecho consumado ( fait accompli).
En la práctica, se necesitaría que hubiera límites en la cantidad y tipos de centrifugadoras, nivel máximo de enriquecimiento y cantidad de uranio enriquecido, que pudiera permanecer en Irán. Cada una de esas cantidades tendría que ser menor. Si Irán está preparado para alterar su programa nuclear, deberíamos estar listos para levantar las sanciones económicas. Pero, los iraníes, no pueden obtener lo último a menos que hagan lo primero.
Aparte de quitar las excusas iraníes, un enfoque del fin del juego al tema nuclear beneficiaria en crear claridad en las mentes iraníes. Señalaría que queremos decir lo que decimos: el tiempo se está acabando. Al ofrecer a Irán lo que sus líderes reclaman que quieren (poderío de armas nucleares), EEUU puede exponer las verdaderas intenciones de Irán al mundo, incluyendo a su propio pueblo. Si los líderes iraníes rechazan la oportunidad de tener capacidad nuclear civil, sus reales objetivos (adquirir armas nucleares) se revelara. En tales circunstancias, EEUU estaría mejor posicionado para hacer caso a la comunidad internacional que, la acción militar, se justifica.
La diplomacia coercitiva es exitosa cuando las amenazas son creíbles y el juego y la manipulación constituyen un freno. Ofrecer una propuesta creíble de fin de juego puede convencer a los iraníes que, el tiempo, se está agotando –y que estamos estableciendo una etapa, para el uso de la fuerza, si la diplomacia fracasa.
Deberíamos dar a Irán una clara salida diplomática y, los iraníes, deberían de entender que, si no la toman, deberán atenerse a las consecuencias.
Dennis Ross, consejero del Washington Institute for Near East Policy, fue asesor senior de Medio Oriente del Presidente Obama desde 2009 a 2011. David Makovsky es miembro senior del Washington Institute.
ATT. CIDIPAL
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