Durante decenas de años, el mundo árabe y también parte del mundo musulmán no árabe se manejó en un marco muy claro en el que todos sus males eran fácilmente atribuidos a Israel. Los liderazgos inculcaron el odio a sus pueblos, en lugar de darles cultura y progreso, y lo peor es que la víctima directa de ello fueron esos mismos pueblos, engañados siempre con mentiras e inventos tendenciosos, además por cierto de ser víctima de ello también el propio Israel.
A veces, al menos, ello daba muestras risueñas del extremo al que se había llegado, como el caso registrado años atrás de un turista que fue atacado por un tiburón en el Mar Rojo cuando estaba de vacaciones en Egipto, a lo cual un periódico egipcio se refirió asegurando que el gran pez había sido enviado por el Mossad israelí para arruinar el turismo en Egipto.
Desde entonces, claro, mucha agua pasó bajo el puente, ahora todos seguramente tienen claro qué es lo que arruina el turismo en Egipto..y realmente el tema no es para chiste.
Uno de los primeros efectos que tuvo la “primavera árabe” fue dejar en claro-aunque no todos lo sepan admitir públicamente-que los males del mundo árabe son culpa de lo que hacen los propios árabes, no menos que los problemas internos de los israelíes son producto en gran medida de las políticas de sus gobernantes, como ocurre en Uruguay con los suyos y en China con las decisiones de los propios chinos.
La dolorosa conclusión al respecto es que haber comprendido esto, no significa que se haya hallado la forma de solucionar el problema. La primavera no es tal, la democracia aún no se ha instalado y la sangre continúa corriendo. Egipto se polariza en una forma sin precedentes, en Siria continúan muriendo cientos y cientos todos los días, ayer se habló de un nuevo ataque con armas químicas..y parece simbólico que en Oriente Medio está por empezar el otoño.
Hace pocos días, el Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu declaró que desea resolver el conflicto con los palestinos, pero que hay motivos para que el mundo comprenda ahora que este problema no es la raíz de la inestabilidad en Oriente Medio. “Hasta hace no mucho, la gente decía que la causa de la inestabilidad en la región era el conflicto entre Israel y los palestinos. Pero ahora esto no se puede afirmar en serio, dado que desde el océano Atlántico hasta el paso Khayber, se puede observar una inestabilidad endémica que ataca como plaga tantas partes del mundo árabe y musulmán”.
Con ese entorno de fondo, las declaraciones del Primer Ministro de Israel tenían la evidente intención de pedir a la opinión pública internacional las proporciones debidas al informar y comentar sobre la problemática que aquí se vive con los palestinos. “Hoy todos comprenden que la razón, la raíz de la inestabilidad en Oriente Medio y más allá del mismo tiene que ver con una convulsión que es histórica y de naturaleza cultural, de la que el conflicto israelo palestino no es más que una de muy numerosas manifestaciones”.
Netanyahu recalcó que desea resolver el conflicto con los palestinos, incluyendo el polémico tema de los asentamientos, pero minimizó la importancia dada a los recientes anuncios israelíes de construcciones en algunos de ellos y en barrios judíos de Jerusalem (construidos en territorios conquistados en 1967), señalando que el tema central es cómo llegar a un Estado palestino desmilitarizado “que reconozca al único estado judío que existe”.
Mientras israelíes y palestinos regresan a la mesa de negociaciones, el entorno regional es cada vez más complejo. En Israel no se ve con alegría la inestabilidad alrededor de sus fronteras, sino todo lo contrario, con preocupación. Fuentes oficiales sostienen que lo que Israel desea es calma y estabilidad en todas sus fronteras y en la región. “Queremos que la calma sea restablecida en todos lados”, declaró Netanyahu.
Ron Ben Yshai, analista militar del sitio israelí Ynet, escribió que “guerras civiles, inestabilidad política y dificultades económicas, son los factores principales que inciden en el terrorismo en las fronteras de Israel, y todos ellos aparecen hoy en los países que pasaron por la primavera árabe”. Según el analista,”cuando no hay conflicto interno, vuelven la estabilidad y la prosperidad económica y de ello se beneficia también Israel”.
Pero la preocupación israelí va más allá del hecho que un vecino en situación inestable y violenta nunca es buena receta para la tranquilidad de este lado de la frontera.
En el caso concreto de Egipto, se teme que el recrudecimiento de la crisis interna agudice más aún el radicalismo de los yihadistas en el Sinaí, que prometieron continuar atacando territorio israelí. Y por otro lado, es difícil aún prever qué efecto podría tener la línea que está adoptando la administración Obama ante Egipto por la violenta represión de las manifestaciones de los Hermanos Musulmanes. Es que cabe recordar que una de las razones centrales del apego al acuerdo de paz con Israel por parte de Egipto inclusive durante el gobierno del islamista Muhammad Mursi, era el deseo de preservar el apoyo de Estados Unidos. Si esto de todos modos se pierde, podría agrietarse también el respeto al acuerdo de paz, aunque por ahora Israel estima que todos los elementos de gobierno en el país del Nilo comprenden que preservar el acuerdo de paz es, ante todo, un interés del propio Egipto.
Oficialmente, Israel recalca que su política es de “no intervención” en los asuntos complejos de sus vecinos.
Pero desde afuera, intentan complicarle en ellos de todos modos.
Comentando el reciente atentado en la zona de la Dahya en Beirut, que se supone fue cometido por elementos sunitas radicales en venganza por el apoyo que la milicia pro iraní Hizbala da al régimen de Assad en Siria, el Secretario General de Hizbala Hassan Nasrallah acusó a Israel, alegando que “estos elementos herejes trabajan para Israel”.
Altas fuentes israelíes que pidieron no ser identificadas recalcaron que “no tenemos interés ninguno en que se nos perciba como quien apoya a una u otra de las partes”.
En Turquía, el Primer Ministro Recip Erdogan tuvo esta vez la ocurrencia de alegar que Israel estuvo detrás de la destitución de Muhamad Mursi, sobre lo cual Netanyahu dijo que sus acusaciones son “absurdas” y “ni merecen comentario”.
En Egipto, el movimiento juvenil revolucionario anti Mursi “Tamarud”, lucha por la libertad…pero pide cancelar el acuerdo de paz con Israel.
Israel tiene sus razones para sentirse aislado…no es paranoia inventada…Pero no tendrá más remedio que seguir intentando preservar sus características únicas-no perfectas en absoluto, pero sí ejemplares en muchos sentidos-para sobrevivir en su entorno sin perder la cordura..Y al mismo tiempo, sin perder la esperanza de acercar y convencer, por su bien y el de sus propios vecinos.
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