Ilan Bajarlia, Fellow de CAMERA, estudia Relaciones Internacionales en la Universidad ORT Uruguay. Es además, Co-CEO y fundador de Hub Internacional
El artículo fue publicado originalmente el 4 de septiembre de 2013 en el mensuario Identidad, de Uruguay
De nuevo, la pregunta se hace aún más difícil por la poca distancia temporal con los hechos y por la inmensa cantidad de conflictos y cambios en los cuales la región ha estado inmersa en los últimos años, hecho que le quita claridad a la observación de las decisiones políticas en ese contexto. Sin embargo, y en el intento de entender un poco más cómo piensa Obama, estos son algunos puntos de vista respaldados en las escuelas de pensamiento de Relaciones Internacionales:
1. Obama no piensa
Entre otros, Walter Russel Mead, editor de la revista The American Interest, escribió en The Wall Street Journal que si bien Estados Unidos habían desarrollado en un principio una estrategia de acercarse a los más “moderados” en un Medio Oriente repleto de extremistas y cambios abruptos, y así conducir a toda la región hacia la prosperidad económica y democrática que tanto hubo de soñar su partido Demócrata desde antaño, esa estrategia falló. Con respecto a Siria, dice, el presidente no tiene idea hacia dónde está yendo. No hay ningún rumbo.
2. Obama es un Realista
Jeffrey Goldberg, por su parte, dice que sí existe estrategia, y que su misión es la de “desengancharse” de Medio Oriente. Esto lo demuestra con la salida tanto de Irak como de Afganistán, pero también con una manera de interactuar con una región alborotada e incierta de manera cauta y prudente. Incluso la no intervención en Siria hasta el momento vendría a subrayar este hecho –aunque, dice, si es que llegara a atacar ahora, la estrategia caería por default-. También en esta línea, Daniel Drezner bloggueó en Foreign Policy que todo se trata de realpolitik; es decir, que su inacción en Siria y su provisión casi nula de armamento y comida a los rebeldes no pretenden otra cosa que conseguir un desgaste total por parte de Irán y Hizballa en la guerra civil siria, incluso a coste de las muertes civiles. Obama estaría pensando en términos de interés nacional más que cualquier otra cosa.
3. Obama es un Liberal
Paul R. Pillar, profesor de la Universidad de Georgetown y columnista en The National Interest, cree que toda su acción se justifica en “Wilsonismo puro”, refiriéndose a la doctrina de intervencionismo humanitario que ha caracterizado a una importante corriente en el partido demócrata a la hora de manejar la política exterior de Estados Unidos. Según esta posición, Obama iría a intervenir en Siria no para defender el interés nacional de su país, sino para defender los valores y la ideología de Occidente. Esto es, de la misma manera en que intervinieron en Libia, así también han venido ayudando a los rebeldes sirios a pesar de que, como dicen Stephen Walt de Harvard, Daniel Nexon de Georgetown y el propio Russel Mead, esas provisiones serían insuficientes para balancear el poder de los mismos con respecto a Assad. Una manera más abstracta de verlo es que, desde la escuela Liberal, los Estados Unidos son el líder del mundo en un sistema internacional con normas e instituciones que ellos mismos han impuesto (FMI, Banco Mundial, ONU…); son el “Leviatán Liberal”. Y si es que Obama se inclina por la intervención, dicen estos, lo haría porque le repugna la idea de que una persona le tire bombas químicas deliberadamente a sus poblaciones, aunque, sobre todo, porque como policía del mundo necesita defender el paradigma de su civilización tanto como la credibilidad de la estructura internacional que lidera.
4. Obama es político
Los últimos meses han sido para Obama sinónimo de crítica, en donde lo han llamado “blando” y poco coherente en su política ante Irán, Egipto o Siria. Pero sobre todo le han llamado la atención a su credibilidad desde el interior de su país; desde la prensa hasta el Congreso. Y ahora que todo parece indicar que Assad hizo uso de bombas químicas ante su pueblo, sus famosas “líneas rojas”, dice Jonathan Mercer, profesor de la Universidad de Columbia, vienen a explicarlo todo: si no actúa, nadie le creerá nada más. Y esto importa porque en el ejercicio de política exterior el balance de poder en la política doméstica es clave. Si es que actúa en Siria, podría decirse desde este espectro, lo haría para salvar su imagen y la de su partido que está siendo cuestionado en su legitimidad para dirigir su país. Por eso decidió preguntarle al Congreso. En síntesis, desde este punto de vista, si Obama llegara a atacar a Siria, lo haría más que nada para ganar credibilidad política internamente.
En fin, nadie tiene la bola de cristal acerca del punto de vista teórico desde el cual el gobierno de Obama “piensa” la política exterior con respecto a Siria. Sin embargo, sí podemos explicar lo que piensa Obama según lo que los analistas más reconocidos del mundo creen que piensa. E intentar entenderlo es demasiado importante, sobre todo a sabiendas de que, en Siria, la repugnante cifra de vidas que han dejado de soñar ya superan las 100 mil, y nadie ha hecho nada para acabar con esta pesadilla.
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