[Tomando las cosas con calma en un café en el centro de Jerusalén (Crédito de la foto: Kobi Gideon/Flash90)]
El vecindario en el que viven los israelíes ha cambiado completamente. Haciendo el inventario al comienzo de un nuevo año judío, este es un Medio Oriente diferente, no sólo respecto del que conocíamos antes de la Primavera Árabe, sino también del que conocíamos mientras la primavera árabe tenía lugar.
Esa Primavera no ha producido el «Invierno Islámico» que parecía estar produciendo, sino un conjunto de entidades nacionales inestables, con algunas de ellas – incluyendo Egipto y Túnez – mostrando el regreso de movimientos seculares.
Y como la violencia y el derramamiento de sangre continúan y empeoran por todas partes, citando a un funcionario israelí recientemente citado por David Makovsky, del Instituto Washington, «Israel es como un café en el centro de un matadero».
Los israelíes tienen una tendencia a ver todo en tonalidades terribles y ennegrecidas, notando sólo los aspectos negativos de la región y exagerando las amenazas «existenciales» que no siempre existen. A fines del mes pasado, una pequeña operación estadounidense en Siria, que aún no está en curso (y quién sabe si lo estará), se convirtió en una causa de semi-pánico y una loca carrera por máscaras de gas, aunque la probabilidad de represalias de Siria contra Israel sigue siendo baja.
Agoreros profesionales israelíes describen infinidad de amenazas, incluyendo a al-Qaeda acercándose al diminuto estado por todos lados, y ocupando los territorios palestinos después de una retirada israelí de la Margen Occidental. En realidad, irónicamente, la Margen Occidental, que hasta 2006 era la fuente de los principales dolores de cabeza de seguridad de Israel, es una isla de estabilidad sin ninguna amenaza seria del islam radical o del terrorismo al estilo de al-Qaeda. La Autoridad Palestina de Mahmoud Abbas se mantiene firme y, comparada con los regímenes de los alrededores, sin amenazas.
El Medio Oriente se ha vuelto más impredecible y más inestable de lo que era a principios de la Primavera Árabe. La mayoría de los intentos de evaluar hacia dónde se dirige un país determinado han demostrado estar lejos de la realidad, y la mayoría de futuros intentos están similarmente condenados al fracaso. Pero están emergiendo algunas tendencias.
Primero, tres estados-nación, territorios que fueron establecidos a través de divisiones artificiales por Francia y Gran Bretaña como parte del acuerdo Sykes-Picot, muestran claros signos de desintegración y se están hundiendo en una guerra religiosa entre sunitas y chiítas.
El colapso de Irak, Siria y el Líbano
En Irak, fuera de las zonas autónomas kurdas, la hostilidad entre sunitas y chiítas es incesante. Casi cada semana se cometen atrocidades y ataques terroristas que dejan decenas de heridos o muertos.
[Familiares lloran a Mohammed Ali, 18 años, quien fue asesinado cuando un suicida con bomba atacó un parque en Bagdad, Irak, el sábado 24 de agosto de 2013. (Crédito de la foto: AP/Hadi Mizban)]
En Siria, la guerra civil se ha transformado en una batalla por la supervivencia entre sunitas, chiitas y alauitas. Es difícil vislumbrar un final, incluso si una operación estadounidense limitada fortaleciera a la oposición.
En Líbano, igualmente, las batallas entre sunitas y chiítas se han profundizado. Por primera vez Hezbollah está a la defensiva, blanco de coches bomba que mataron a decenas de personas en su barrio Dahieh de Beirut, y alcanzada por cohetes disparados por milicias sunitas vinculadas con la oposición en Siria.
En estos tres países, organizaciones afiliadas a al-Qaeda están creciendo fuertemente. La incapacidad de los gobiernos centrales para funcionar en medio del caos ha producido un terreno particularmente fértil para terroristas extremistas, unificados no por una única estructura de mando, sino por una idea en cuyo nombre pelean y matan.
Desde el punto de vista de Israel, esta amenaza de al-Qaeda y sus emisarios se ha vuelto más concreta durante el pasado año. Si en el pasado los distintos grupos de al-Qaeda eran células pequeñas, casi insignificantes desde la perspectiva del establishment de defensa, en el último año las diversas facciones islamistas radicales han acumulado fuerza, personal y experiencia de combate. Actualmente se percibe menos peligro desde el norte, donde los terroristas islamistas centran su lucha contra Hezbollah y el ejército del presidente sirio, Bashar Assad, y más en la frontera sur con la Península de Sinaí de Egipto. Pero sólo es una cuestión de tiempo hasta que la amenaza islamista en Líbano y Siria también adquiera más importancia para Israel.
Un mundo sunita dividido
La segunda tendencia importante es la creciente brecha en el mundo sunita. Como si la rivalidad sunita-chiíta no hubiera creado suficiente drama, el campo sunita se ha visto dividido entre partidarios y opositores de la Hermandad Musulmana. Esto se está desarrollando dentro y fuera de Egipto, enfrentando a Arabia Saudita, Jordania, los EAU y al gobierno respaldado por los militares de Egipto, contra Qatar, Turquía, Hamas y la Hermandad Musulmana.
La cobertura mediática de Egipto refleja esta rivalidad intra-sunita: mientras que al-Jazeera de Qatar apoya inequívocamente a la Hermandad Musulmana, su competidor de Arabia Saudita, Al Arabiya, se esfuerza por socavar al partido islamista. Mientras Qatar bombea fondos a las arcas de Hamas, los sauditas y otros países del Golfo transfieren millones a la Autoridad Palestina y miles de millones al nuevo régimen de El Cairo.
[Egipcios partidarios de la Hermandad Musulmana protestando en El Cairo (Crédito de la foto: YouTube subtítulo de pantalla/Al-Jazeera)]
Y para mezclar las cartas un poco más, una extraña nueva alianza entre El Cairo y Damasco se está materializando, espontáneamente, contra facciones sunitas radicales islamistas. El nuevo gobierno de El Cairo advirtió esta semana que se opone a la intervención extranjera en Siria, para el inmediato deleite público del vicecanciller sirio Faisal Mekdad. Algunos funcionarios en Egipto también están tratando de advertir a Israel de que un ataque estadounidense contra Siria funcionaría realmente en perjuicio de Israel.
Nuevo-viejo aliado de Israel
La tercera tendencia significativa es esa segunda revolución en Egipto. Era difícil imaginar, después de las elecciones presidenciales de junio de 2012, que Mohammed Morsi se convertiría rápidamente en uno de los hombres más odiados de Egipto y sería depuesto, un año después, por una revolución/golpe de estado. La Hermandad Musulmana, que a principios de 2012 logró una victoria aplastante en las elecciones al Parlamento de Egipto, se ha convertido en una organización clandestina en los últimos dos meses, con sus líderes arrestados o bien prófugos.
El nuevo liderazgo militar de Egipto, que busca ante todo restablecer la estabilidad, ha sido la administración egipcia más amigable hacia Israel desde la firma del tratado de paz entre los dos países, hace más de tres décadas. Israel vuelve a tener un fuerte e importante aliado en Medio Oriente – sólo un año después de que expertos lamentaban la tensión en las relaciones diplomáticas entre los dos países y la aparente pérdida de un segundo aliado clave, después de Turquía.
En los «buenos viejos tiempos» bajo Hosni Mubarak – destituido, encarcelado y liberado en la improbable y rápidamente cambiante realidad de Egipto – Egipto no abordaba seriamente el terrorismo en Sinaí ni actuaba contra Hamas. Ahora, los generales egipcios están librando una verdadera guerra contra los jihadistas. Existen voces en el establishment de defensa israelí que critican la estrategia militar de El Cairo, pero no sus intenciones, y la cooperación entre los países es firme.
[Soldados del ejército egipcio vistos en una torre de vigilancia en la frontera con Egipto en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, el 8 de julio de 2013. (Crédito de la foto: Abed Rahim Khatib/Flash 90)]
Casi todas las medidas del ejército egipcio para impedir el terrorismo en Sinaí es bien recibida por el establishment de seguridad israelí. Las acciones israelíes, aunque sobrepasen hacia el lado egipcio de la frontera, son respaldadas por El Cairo. Ambas partes están luchando contra el Islam radical que opera dentro de la península de Sinaí.
La diferencia más significativa entre los frentes norte y sur de Israel podría ser esta: las amenazas de Siria y Líbano sólo se exacerban, mientras que en el sur el ejército egipcio ha sido capaz de lograr éxitos significativos en la lucha contra los grupos vinculados con al-Qaeda.
La actividad militar egipcia en la península está lejos de terminar. Probablemente habrá más ataques terroristas contra el ejército egipcio y sin duda también más intentos de ataques contra objetivos israelíes. Pero la tendencia positiva es clara. Y después de años de hacer la vista gorda, el ejército egipcio también está luchando contra Hamas y ha casi paralizado el contrabando entre Gaza y Sinaí a través de túneles.
Casi el 80 % de los túneles han sido clausurados. Y el ejército egipcio ha comenzado esfuerzos para establecer una «zona de seguridad» de 500 metros de profundidad a lo largo de la frontera, destruyendo todas las casas en esa zona – una medida que Israel no se atrevió a ensayar en los días en que las FDI controlaban el Corredor Philadelphi que separa Gaza de Egipto. El plan, aparentemente coordinado con los jefes de las tribus que viven en la zona, está causando malestar entre la población local, que no es una gran fanática del ejército egipcio. La voluntad de continuarlo subraya la creciente confianza del ejército egipcio – ya sea enfrentando a la Hermandad Musulmana, enfrentando a los terroristas en Sinaí o refrenando a un Hamas que está francamente sorprendido por la obvia hostilidad egipcia.
Los campos de la muerte sirios
Hoy es imposible resumir el Medio Oriente sin centrarse en Siria. Más de 110.000 personas han sido asesinadas en los últimos dos años y medio. Ambos, las fuerzas de Assad y los rebeldes de al-Qaeda, han convertido las ciudades de Siria en escombros, en valles de masacre. No hay indicios de una alternativa sana y viable en lugar del régimen. Todos están luchando unos contra otros, matándose entre sí. El mismo Assad podría ser alcanzado cualquier día en un ataque rebelde. No se sabe quién tomaría su lugar; realmente, no se sabe qué representaría todo esto para Israel.
[Un miembro de un equipo de investigación de armas químicas de la ONU toma muestras de la arena cerca de Damasco, Siria, 28 de agosto de 2013. (Crédito de la foto: AP/United Media Office de Arbeen)]
Por ahora, Assad y sus partidarios están demostrando gran confianza y arrogancia, más aún a la luz de la vacilación de la Casa Blanca para llevar a cabo un ataque militar. A pesar de algunas malas interpretaciones sensacionalistas de los comentarios de Obama, el gobierno de EE.UU. ha aclarado su intención de castigar a Assad, pero no de buscar el cambio de régimen en este momento. Su gama de opciones de ataque no es amplia; bombardear bases militares sirias que albergan armas químicas arriesgaría producir fuertes daños medioambientales.
La esperanza de Israel, en realidad la esperanza de toda la gente decente, es que EE.UU. – con la mediación rusa y/o china si es necesario – sea capaz de impedir cualquier uso posterior de armas químicas. Eso no detendrá las matanzas, por supuesto pero, en el matadero de Medio Oriente, incluso la esperanza debe ser realista
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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