Casi medio millón de sirios se han refugiado en la vecina Turquía a raíz de la guerra en su país. No pocos cruzaron la frontera hacia Jordania, otros a Líbano e Irak. Pero el territorio turco es indudablemente uno de los escenarios más claros de la tragedia humana que se está viviendo.
En la provincia de Hatay lo notamos directamente, topándonos con varios campamentos de refugiados a lo largo del camino. Al emprender la marcha desde la ciudad de Antakya (la antigua Antioquía) hacia Reyhanil, la localidad más pegada a la frontera con Siria, que ha duplicado su población por el flujo de refugiados que vienen del otro lado, son varias las “ciudades de carpas”, tal como se las conoce por estos lares.
Según datos oficiales de las autoridades encargadas de la ayuda a los refugiados, en el marco del trabajo del Ministerio de Manejo de Desastres y Emergencia, hay 20 campos de este tipo en diez provincias fronterizas. Hemos visto varios a un costado del camino…todos ellos con la bandera roja de Turquía y su media luna creciente, flameando a lo alto y dejando en claro que se trata de una instalación organizada por las autoridades locales.
Pero no todos los refugiados se hallan en los campos. Cifras extraoficiales indican que quizás no menos que aquellos instalados en las “ciudades blancas” de las carpas-que hoy son algo más de 200.000 ya que algunos retornaron a Siria- son los que no pudieron o no quisieron entrar a los campamentos y se han instalado en las localidades aledañas a la frontera, tratando de comenzar de nuevo.
“Queremos ayudar a los sirios y lo estamos haciendo de corazón, pero esta situación, inevitablemente, crea serios problemas”, nos dice Inan, un turco que trabaja como chofer. “No hay infraestructura suficiente para todos en ningún lado….y eso se siente en la vida de todos los días”.
El lo ve claramente en su propia casa, en la localidad fronteriza de Reyhanil, donde la población se ha duplicado. ·”Por lo menos, por cada habitante originario hay un refugiado”.
“Si alquilar un departamento salía antes 350-400 liras turcas por mes , ahora el precio es de casi mil liras turcas (500 dólares), lo cual se ha convertido en imposible para todos, a menos que uno sea propietario”, explica con tono preocupado.
Pero lo que peor le tiene es la duda acerca de quién viene mezclado con los refugiados.
“No sé si son todos civiles que necesitan ayuda, o también hay entre ellos Al Qaeda, Hizbala, servicios secretos sirios….no hay registro ordenado y este es un serio riesgo”, nos dice.
Una joven maestra de su amistad, aclarando oportunamente que “en todo pueblo hay gente buena y gente que se aprovecha del pesar del prójimo”, revela un terrible aspecto negativo de la situación. “Un conocido personal mío me contó que cuando se fue a anotar para contraer matrimonio en la municipalidad, vio que hombres mayores, turcos de por lo menos 70 años, estaban por casarse con jovencitas sirias de solamente 15…lo cual sin duda es producto de la situación de necesidad de las familias sirias que llegan a Turquía sin nada”. “Es terrible”, agregó.. ”porque está claro que por la edad, podrían ser sus abuelos”.
Cuando se habla de la ambivalencia de la situación, de la necesidad de ayudar por un lado y de la problemática que esto supone por otro, en Reyhanil saben bien de qué se trata. Muchos en el lugar recuerdan las dos explosiones que en el mes de mayo sacudieron la ciudad y mataron a decenas de personas. “Fueron los servicios secretos de Assad, es indudable”, dice la maestra que prefiere no ser citada por su nombre. “Bashar el.Assad los mandó para causar terror entre los refugiados sirios..como venganza…fue espantoso”.
Inan perdió allí a su suegro, en lo que sostiene fue una verdadera tragedia, en la localidad turca más cercana a la frontera con Siria por la que un aluvión de sirios cruza todos los días, buscando salvación.
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