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| jueves noviembre 21, 2024

En respuesta al artículo del Prof. Ian Lustick en el New York Times


ny-times

Professor Ian Lustick
University of Pennsylvania
ilustick@sas.upenn.edu

Estimado Prof. Lustick,

Me dirijo a Ud. en respuesta a la reciente columna publicada en el New York Times el 15 de Setiembre. “The Two-State Illusion” http://www.nytimes.com/2013/09/15/opinion/sunday/two-state-illusion.html?pagewanted=all&_r=0 “La Ilusión de los dos Estados”

Si bien yo concuerdo con Ud. de que el camino hacia la solución de dos estados se ve largo e incierto, quiero expresar mi rechazo a sus múltiples argumentos.

Mi primera y más básica objeción es decir que Ud. ha olvidado los factores que han obstaculizado la solución de los dos estados. Su argumento expresa cínicamente que Israel desea expandir sus colonias en la Cisjordania y no piensa renunciar a ellas bajo ninguna circunstancia. Igualmente cínica es su juicio para con la Autoridad Palestina a quien Ud. acusa de hacer creer que está interesada en una solución bi-estatal cuando en realidad mantiene esa posición con el objetivo de seguir recibiendo ayuda externa que permita llenar sus cofres y así enriquecerse corruptamente. Aquí comienza y culmina su argumento en este punto.

Por supuesto Ud. No ha mencionado que los israelíes han ofrecido propuestas de paz a los palestinos en tres ocasiones (2000,2001 y 2008) y que fueron todas rechazadas por los Palestinos. Estas concesiones incluían la retirada del 95% de Cisjordania, el desmantelamiento de las colonias, la división de Jerusalén y la creación de un estado Palestino. Israel también ofreció concesiones, sin pedir nada a cambio, como sucedió cuando se retiró en forma unilateral de Gaza en 2005 y desmanteló todos los asentamientos en la Franja.

Por lo tanto, el argumento que las colonias y los colonos son un elemento permanente e inamovible no se sostiene en los hechos y en los precedentes (Aprovecho para recordarle que Israel desmanteló colonias en el Sinaí y Rafiah hace 30 años a raíz del acuerdo de paz con Egipto)

Su análisis del lado Palestino es igualmente simplista. La razón por la cual los palestinos rechazaron las propuestas israelíes presenta una gran interrogante. Si bien los palestinos demandaron el “derecho al retorno”, una propuesta inaceptable para los israelíes, hay elementos más profundos aun.

La Autoridad Palestina no es lo suficientemente fuerte para firmar un acuerdo con Israel. Está, política y físicamente, amenazada por Hamas y el radicalismo islámico que no solo vetan un estado Palestino contiguo sino que mantienen al pueblo palestino dividido. Por otro lado los países árabes no le han dado una luz verde que le permita a la Autoridad Palestina a proceder con el acuerdo de paz. Después de todo, la perpetuación del problema palestino por parte de los países Árabes, ha sido uno de los principales instrumentos de desgaste y hostilidad contra Israel y por lo tanto un factor importante en esta conflictiva ecuación.

Ud. Ha ignorado la complejidad y la historia del conflicto y ha convertido a Israel en el principal responsable del fracaso de la solución de los dos estados.

Tal parcialidad se expresa cuando Ud. Apoya su argumento comparando la longevidad del proyecto Sionista con proyectos opresivos como la Unión Soviética, el Apartheid Sudafricano y la ocupación francesa de Argelia.

La mayoría de los israelíes son plenamente conscientes que el dominio de la población y el territorio Palestino amenaza el proyecto Sionista y es por eso que los Israelíes han apoyado las iniciativas de paz. Incluso el halcón Ariel Sharon cambió de opinión al verse enfrentado a esta realidad demográfica. La razón por la cual el Likud continua ganando elecciones desde el año 2009 es porque los palestinos no han ofrecido nada y los ciudadanos de Israel están cada vez más preocupados por su seguridad (incluyendo la amenaza nuclear iraní).

Pero lo menos realista de su argumento Prof. Lustick es que Ud. sostiene que un estado democrático bi-nacional podría traer la paz tan ansiada.

¿Ud. imagina una coalición de palestinos seculares en Israel y la Cisjordania en alianza con Israelíes post-Sionistas, inmigrantes rusos no-judíos, y trabajadores extranjeros? En su opinión, esta sería una excelente coalición “antinacionalista y anti ortodoxa” porque estos grupos comparten su desapego u hostilidad hacia el sionismo estatal. Es esto una fórmula para una paz democrática o para una guerra civil entre Sionistas y no-Sionistas?

Luego Ud. plantea otra fantasía, vacía de cualquier fundamento sociológico. Ud. sostiene que los judíos orientales que provienen originalmente de países árabes podrían asimilarse e incluso transformar su identidad judía en una árabe.

Lustick. ¿Esta Ud. realmente familiarizado con la cultura, mentalidad y psicología de los judíos de oriente? Los judíos de Oriente son mayormente sionistas devotos y muchos de ellos fuertemente apegados a sus tradiciones religiosas. ¿De donde extrajo Ud. estas opiniones que no tienen ningún sentido?

No puedo creer que Ud. aprendió esto en la Universidad de Pennsylvania o incluso en el Departamento de Estado donde Ud. dice haber tenido la experiencia de ser un genio incomprendido.

Su obra maestra culmina con otra falsa esperanza. Quizá la democracia finalmente reemplace al Islam para las masas Palestinas y quizá también los colonos acepten ser parte de una confederación. ¡Suerte con esa utopía!

Finalmente le diré algo: la solución de un solo estado que Ud. propone es la misma que Hamas propone. Como Hamas no puede derrotar a Israel en el campo de batalla, ahora aboga por la solución de un estado Federal y quieren hacer creer que están comprometidos con la democracia y el constitucionalismo. Pero esta solución solo llevara a una sangrienta guerra civil que es lo que Hamas desea.

Saluda atentamente,

Luis Fleischman, Ph.D.

 
Comentarios

El escrito del «profesor» Lustik no parece haber sido redactado por un intelectual de primera linea. Sus argumentos son tan infantiles que asombra que un diario como el New York times lo publique. la respuesta de un verdadero profesor como Luis Fleischman lo pone al descubierto y revela el latente antisemitismo que demuestra Lustik, al que ya no me atrevo a llamar profesor. Sammy Eppel, coordinador del Latin American desk del ISGAP

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