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| jueves diciembre 26, 2024

La última gran guerra entre Israel y los países árabes


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Sábado 6 de octubre de 1973. Oz C., oficial de la Fuerza Aérea israelí, hace guardia en una base al sur del país. El descanso del Shabat coincide con Yom Kipur, el día más sagrado del judaísmo. En otras palabras, Israel completamente paralizada. En la base de C. sin embargo, hay mucha tensión. «Sabíamos que los egipcios y sirios nos atacarían ese día. Pero la primera ministra israelí, Golda Meir, no quiso realizar un ataque preventivo por miedo a la protesta internacional. Pagamos un precio muy alto en vidas humanas», recuerda a ELMUNDO.es.

Tras la aplastante victoria en la Guerra de los Seis Días (67), Israel se sentía tan invulnerable que nadie veía posible una ofensiva árabe. «Es una posibilidad reducida», estimó la Inteligencia militar israelí a principios de los 70.

«Israel estaba más preocupada por los ataques terroristas palestinos», recuerda C., que durante la guerra se encargó de administrar el envío de cazas F-4 al encuentro con los Mig egipcios. «Fue la guerra más difícil en la historia de Israel. De rozar el gran desastre nacional, acabamos con una gran victoria militar llegando a 101 kilómetros de El Cairo y a varias decenas de Damasco. La tregua evitó una mayor humillación de los ejércitos de Siria y Egipto», afirma, reconociendo «el gran trauma» provocado en Israel.

En la mañana del 6 de octubre, Golda reunió a sus ministros ante las informaciones sobre el inminente ataque. El presidente de Egipto, Anuar Sadat, y de Siria, Hafez Asad, prometieron recuperar el Sinaí y el Golán, ocupados por Israel en la guerra del 67. Contingentes de otros países árabes acudieron a su llamamiento contra Israel en el 73. La sed de venganza del 67 necesitaba ser resuelta.

A las tres de la tarde, la radio pública israelí rompió el silencio en las ondas (debido a Kipur) con un boletín ya histórico: «El portavoz del Ejército informa que a las 14.00 de la tarde, fuerzas egipcias y sirias iniciaron un ataque en el Sinaí y los Altos del Golán…».

En concreto a las 13.47. Estalla la Guerra de Yom Kipur o la Guerra de Octubre. La última en la que Israel y los países árabes se enfrentan de forma abierta con tanques, aviones y carros blindados. La ofensiva árabe dinamitó la eufórica sensación de superioridad militar que se vivía en Israel, pero terminó con las tropas israelíes contraatacando en Egipto y Siria.

Sadat y la ‘Victoria de Octubre’

Pese a los miles de muertos y a no recuperar el Sinaí por las armas, los egipcios se sentían vencedores y cada 6 de octubre celebran la victoria. Más allá de intentar borrar la huella del 67, sorprendieron al gran enemigo para recuperar Sinaí años después de los combates. «Los árabes habíamos perdido tres guerras con Israel, por lo que éramos muy pesimistas e inseguros», recuerda el actual ministro egipcio de Exteriores, Nabil Fahmy, en una entrevista a la documentalista norteamericana Yael Lavie. Tras el 67, los egipcios no dudaron en criticar a su Ejército y burlarse de sus oficiales. Algo que cambió radicalmente (hasta el día de hoy) gracias a ese 6 de octubre.

«No hay duda de que Egipto ganó la guerra del 73. Las guerras no son un partido de baloncesto donde cuenta el marcador puntual. Lo que cuenta es el balance final. Sin esta guerra, las negociaciones no hubieran sido posibles», declara Fahmy. Según Sadat, la guerra convenció a los dirigentes israelíes de la necesidad de negociar por el Sinaí.

Los regímenes árabes descubrieron un arma muy poderosa con la que poder presionar a Israel a través del bolsillo mundial: el petróleo.

El papel de Golda Meir

«Nunca podré perdonarme», lamentó la jefa de Gobierno. Para los israelíes, la guerra de Yom Kipur sigue siendo una dolorosa herida. La victoria final en términos militares fue acompañada por una indignación social que llevó a la creación de una comisión de investigación. Enfado por sus 2.656 soldados muertos y la actitud negligente del liderazgo antes del estallido de la guerra.

Ante la Comisión Agranat, Meir explicó que no ordenó un ataque preventivo al temer la reacción internacional que hubiera puesto en peligro la ayuda militar de Estados Unidos. A partir del 13 de octubre, Washington lanzó un decisivo puente aéreo armamentístico.

«Todos en su parcela se equivocaron un poco. No creo que alguien pueda levantarse y decir que no se equivoca», señaló Meir según documentos desclasificados ahora. Reconoció que no movilizó a los reservistas antes del ataque árabe por temor a enfrentarse a la cúpula militar. «No podía enfrentarme con el jefe de la Inteligencia militar o el jefe del Ejército. Habrían pensado que soy tonta».

También se criticó a Meir por no saber leer los mensajes de Sadat a favor de una negociación. «Para ella, Sadat era el enemigo y alguien no fiable», afirma Yigal Kipnis, autor del libro ‘Hacia la Guerra’, que cita unas palabras del secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, a la Dama de Hierro de Jerusalén: «Yo no quiero culpar a nadie, pero durante 1973 la guerra se pudo haber evitado».

La Inteligencia israelí lo considera el fallo más grande de su historia. «Lo tenemos presente en cada decisión que tomamos», nos dice un oficial, 40 años después.

El enfrentamiento bélico aceleró la vía diplomática hasta Camp David (79), en la que, a cambio del Sinaí, Egipto se convirtió en el primer país árabe en firmar la paz con Israel. En el 81, Sadat fue asesinado por un extremista islamista.

Moshe Dayan y la opción nuclear

El Wilson Center publica el testimonio de un ayudante del dirigente Israel Galili, en el que recuerda la reunión del Gobierno del 7 de octubre. Según él, el general Dayan, jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, estaba tan angustiado y preocupado por la existencia de su país que propuso lo que nadie se había atrevido antes: la opción no convencional. Las informaciones del frente dibujaban un panorama desolador y Dayan pronosticó «la destrucción del Tercer Templo» en alusión al fin de Israel.

Cuando la reunión tocaba su fin, Dayan lanzó la bomba: «Pensé que, como la situación es muy mala y no tendremos tiempo y muchas opciones, conviene que preparemos la exposición de la opción nuclear». La idea (¿se refería a su uso o a la amenaza de hacerlo para frenar a Egipto y Siria?), fue rechazada de inmediato por Meir. «Olvídate de eso», le dijo al famoso general y dirigente del parche en un ojo.

 
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