Un acontecimiento deportivo menor celebrado en Dubái y Qatar durante las últimas dos semanas nos brinda una imagen de rara claridad sobre los corrosivos efectos de la habitual tolerancia mundial hacia los prejuicios antiisraelíes. Ni que decir tiene que ambos anfitriones de esta edición del campeonato mundial de natación de la FINA infringieron la regla que exige que todos los participantes sean tratados de igual forma, independientemente de su nacionalidad: no ondeó la bandera israelí (algo de lo que alardeó el ministro catarí de Asuntos Exteriores el pasado lunes, durante una rueda de prensa conjunta con el secretario de Estado John Kerry); la palabra Israel no apareció por ninguna parte y, para evitar incluso tener que pronunciarla, los locutores de Dubái se refirieron a los participantes israelíes como los nadadores “de ISR”. Pero, como explicó esta semana el nadador Gal Nevo a su regreso a Israel, la inquina de los organizadores causó también muchas víctimas colaterales no israelíes:
Para que nuestra bandera nacional y nuestro nombre no aparecieran, los resultados de cada una de las pruebas en las que competimos no se hicieron públicos (…) Los competidores nadaban con nosotros en las series matinales, y esperaban ver los resultados en los marcadores para saber si se habían clasificado para la final. Pero en la pantalla ya estaban dando la siguiente prueba, sin mencionar los nombres y tiempos de la serie anterior.
En resumen, toda la competición quedó trastocada, y los participantes se vieron obligados a ir de acá para allá como locos para tratar de averiguar si habían pasado o no a la final. Los nadadores de otros países se quejaron de la desorganización, y Nevo comentó que se quedaron asombrados cuando sus compañeros israelíes les explicaron que tal desorganización estaba cuidadosamente orquestada desde arriba.
Lo que hace que todo esto resulte tan escandaloso es el hecho de que lo sucedido haya sido algo tan trivial: han sido prejuicios carentes de finalidad alguna. A menudo se disculpan los prejuicios antiisraelíes porque se dice que contribuyen a un fin que mucha gente apoya. Cuando, por ejemplo, la UE impone sanciones a actividades realizadas en “territorio ocupado por Israel”, a la vez que financia activamente las que se desarrollan en el Chipre ocupado por Turquía o en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, se consiente tal doble rasero porque ayuda a presionar a Israel para que se retire de dicho territorio.
Pero una mezquina negativa a publicar los resultados de una prueba en modo alguno sirve para presionar a Israel o para impulsar la causa palestina; ni siquiera evitó que un nadador israelí ganara medallas tanto en Doha como en Dubai. Todo lo que hizo fue fastidiar la vida a un montón de nadadores no israelíes y convertir en una farsa las reglas sobre igualdad de trato que la FINA, como otras organizaciones deportivas internacionales, afirma mantener.
De hecho, los Estados árabes infringen habitualmente dichas reglas; véase, por ejemplo, cómo Dubai no permitió que la israelí Shahar Peer participara en un torneo de tenis celebrado allí en 2009, o consideremos la negativa de Libia a conceder visados a los ajedrecistas israelíes que iban a asistir al Campeonato del Mundo de 2004. Pero no importa las veces que se repita esto: se sigue permitiendo que esos Estados acojan competiciones internacionales. Así que no es ninguna sorpresa que hayan alcanzado tal grado de desprecio de las normas que ya no vacilen en causar víctimas colaterales no israelíes.
Y ahí está el quid: como sucede con cualquier otra clase de prejuicio, el que se ejerce contra Israel acaba causando víctimas mucho más allá de sus pretendidos objetivos. Y las consecuencias –que van desde fábricas destrozadas y un Estado de Derecho debilitado en Gran Bretaña a obreros desocupados en la Margen Occidental, pasando por la pérdida de unos valiosos conocimientos sobre depuración de agua en Sudáfrica– generalmente son más destructivas que un simple campeonato de natación desorganizado.
http://elmed.io/el-prejuicio-antiisraeli-se-cobra-victimas-no-israelies-en-dubai/
Shalom….