Podría argüirse que Durán Barba no supo explicarse correctamente. Sin embargo, nos referimos a una persona con formación académica y producción bibliográfica, además de ser un conocido asesor en comunicación política, por lo que sus dichos son aberrantes. Podría decirse, también, que los jóvenes que fueron a rezar en voz alta a la catedral de Buenos Aires lo hicieron por un exceso de fervor religioso, creyéndose llamados a custodiar una verdad revelada; pero probablemente fueran estudiantes universitarios próximos a graduarse y plenamente responsables de sus actos. A estos episodios se le agregan los ataques a iglesias católicas y metodistas en los últimos meses, generando una atmósfera hostil a la libertad de cultos en un país pluralista como lo es Argentina. ¿Son hechos aislados o nuevas manifestaciones de viejos prejuicios?
Tras nuevas máscaras se ocultan los rostros de odios ancestrales, recurriendo a argumentos novedosos para justificar la violencia hacia los judíos, buscando nuevos adeptos entre los jóvenes y adolescentes. Con pocos días de diferencia, dos expresiones de la relativización de la Shoá fueron conocidas en Argentina. La primera, del asesor Jaime Durán Barba, que afirmó que “Hitler era un tipo espectacular”, dejando en un plano secundario la política de exterminio sistemático planificada y aplicada por los nazis. En el mismo reportaje, Durán Barba también ponderó la “finura” de Stalin, mentor de ejecuciones tras juicios con sentencias dictadas por él, deportaciones de pueblos, persecuciones paranoicas, purgas, hambrunas y masificación de los campos de concentración en la Unión Soviética, con un número de víctimas que sobrepasa los veinte millones de muertos.
Por el otro, un grupo de jóvenes que se consideran católicos –algunos con la boina roja de los carlistas españoles- pero que cuestionan al Concilio Vaticano II y a los Pontífices posteriores, han intentado boicotear la conmemoración por los 75 años de la Kristallnacht, la noche de los cristales en que comenzó la violencia contra la comunidad judía en Alemania y anticipó la política de aniquilación. En esta liturgia de conmemoración celebrada en la catedral metropolitana de la Iglesia Católica Apostólica Romana, participaron autoridades de la comunidad judía y de denominaciones cristianas como la Iglesia Evangélica Luterana Unida, la Evangélica Metodista, la Dinamarquesa y los Discípulos de Cristo, buscando crear un ámbito de memoria por las víctimas, reflexión y acercamiento. Los argumentos esgrimidos, que se pueden hallar en el blog de “Página Católica”, que han llamado a esta liturgia como “espuria” y “aquelarre hodierno”, no hacen más que disfrazar su antijudaísmo de modo artero. Sostienen que un templo católico no es el lugar adecuado para recordar a la Kristallnacht, “hecho extraño a nuestra historia y sobre el que se conocen versiones contradictorias”. Si bien no se atreven a negar abiertamente a la Shoá, sí la relativizan en tiempo y lugar, como distante y por consiguiente “extraña”, y ponen en duda los hechos históricos. Cabe añadir que en este mismo blog se juega con la idea de asimilar al Papa Francisco con el Anticristo, como señal del fin de los tiempos, y que tiene enlaces a lecturas de un autor antisemita y simpatizante del fascismo y el franquismo como fue Julio Meinvielle.
Podría argüirse que Durán Barba no supo explicarse correctamente. Sin embargo, nos referimos a una persona con formación académica y producción bibliográfica, además de ser un conocido asesor en comunicación política, por lo que sus dichos son aberrantes. Podría decirse, también, que los jóvenes que fueron a rezar en voz alta a la catedral de Buenos Aires lo hicieron por un exceso de fervor religioso, creyéndose llamados a custodiar una verdad revelada; pero probablemente fueran estudiantes universitarios próximos a graduarse y plenamente responsables de sus actos. Además, iban acompañados por dos adultos, uno de ellos vestido como sacerdote. A estos episodios se le agregan los ataques a iglesias católicas y metodistas en los últimos meses, generando una atmósfera hostil a la libertad de cultos en un país pluralista como lo es Argentina. ¿Son hechos aislados o nuevas manifestaciones de viejos prejuicios? Sea como fuere, la democracia liberal es atacada en sus cimientos cuando los intolerantes y violentos empiezan a ganar las calles, las aulas y las instituciones, ante el silencio de los demás.
La Historia se repite…