Pensar en voz alta no es, necesariamente una virtud. Pero cuando el ministro de defensa de un país lo hace en nombre de miles de ciudadanos que callan o de miles que observan con escepticismo el ir y venir del todopoderoso Kerry sin que, hasta ahora, veamos nada concreto, ningún acuerdo serio entre los palestinos e Israel, surge la sospecha de que pensar en voz alta es necesario incluso si levanta ampollas. No es que los norteamericanos eludan los temas de fondo del conflicto, pero su ingenuidad, más el temor de molestar a sus aliados árabes en el Golfo Pérsico, les impide ser más firmes y decisivos. Los palestinos ya han dicho que no aceptarán un estado que ´´se declare judío´´, y eso que hay varios que se autotitulan repúblicas islámicas, o se confiesan de esa fe. En Gaza, acabamos de saber, varios miles de niños de trece años reciben instrucción militar y su correspondiente ración de odio como combustible. Con esa gente Abu Mazen quiere un acercamiento, sin pensar en ningún momento en que cuando eso ocurra será engullido por Hamás.
De modo que, considerando todo eso, ¿por qué debe callarse el ministro Moshe Yaalón, quien-por otra parte-dijo lo que pensaba sin ningún desprecio, con total franqueza, seguro de que él sabe más del tema que el bienintencionado Kerry. Israel tiene un gran y noble socio en Norteamérica, pero también una cadena que intenta tenerlo corto, una mordaza invisible que aparece aquí y allá para sujetar la boca judía cuando ésta dice con demasiada intensidad lo que piensa de la geopolítica del Oriente Medio. La labor de un buen ministro de defensa de un país que, técnicamente, está en guerra con sus vecinos desde antes incluso de su nacimiento jurídico, es ser desconfiado, hesitar, prevenir, imaginar incluso escenas que nadie quiere ver. Supongo que la razón de Yaalón para pensar en voz alta no está movida por ningún interés político preciso. Se dice de él que es tan o más halcón que Bibi, y su palmarés militar avala con inteligencia y coraje su postura. Debemos considerar su postura como la de un médico de familia que emite un juicio sobre unos pacientes que trata otro profesional. En el Talmud, a diferencia de lo que ocurre en el pensamiento islámico, es legal disentir. Te gusta más Hillel que Shamai o al revés, pero ambos tienen derecho a expresarse y así lo hacen. Kerry, nos parece, merece mucho más que el premio Nobel si acaso logra algún avance real en el camino hacia la paz. Pero tiene que saber que parte de los escollos que encontrará en su camino procede de que hay muchos, muchísimos que no piensan como él y está bien que así sea.
Hablando mal y pronto: los palestinos son unos malcriados, un agujero negro para los dineros que desde hace años reciben ¿ por qué debemos reírles las gracias en lugar de ajustarles las tuercas a la realidad cruda y dura? ¿Acaso Israel no ha soltado a criminales y asesinos sin una contrapartida válida, sólo para mostrar su buena voluntad? En cuanto al problema de los asentamientos, la verdad es que no hay ¡ningún problema! En Haifa y en otras partes de Israel viven miles de palestinos ¿por qué no pueden habitar, si quieren, los judíos en el futuro estado allí donde se encuentren? Hay mucho que discutir y muy poca tierra para compartir. Sin embargo, siempre es mejor un mal acuerdo que ninguno, una paz a medias que ninguna. Siempre es mejor pensar claro y en voz alta aunque no se nos considere, por eso, virtuoso.
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