Hay palestinos a los que están matando de hambre, pero no es en la Margen Occidental ni en la Franja de Gaza. Tampoco en Israel. Es algo que está sucediendo en un país árabe, Siria, mientras la comunidad internacional sigue cerrando los ojos ante la tragedia.
Al menos quince palestinos han muerto de hambre desde el pasado septiembre en el campamento palestino de refugiados de Yarmuk, cerca de Damasco, según la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en ingles). El portavoz de esta agencia, Chris Gunness, ha declarado:
Hemos tenido noticia durante el fin de semana de que al menos otros cinco refugiados palestinos del asediado campamento de refugiados de Yarmuk, en Damasco, han muerto debido a la desnutrición, lo que eleva el numero de casos conocidos [de muerte por inanición] a quince.
Según informaciones procedentes de Siria, unos 20.000 palestinos que viven en Yarmuk se exponen a morir de hambre como consecuencia del asedio al campamento, iniciado el pasado julio. Yarmuk está asediado por el Ejército sirio después de que gran número de hombres armados, pertenecientes a la oposición, se refugiaran allí.
Pero no son sólo los sirios quienes asedian el campamento. Un grupo radical palestino, denominado Frente Popular para la Liberación de Palestina – Mando General, leal a Basher al Asad, también participa en el asedio.
Militantes pro derechos humanos afirman que las autoridades sirias se niegan a permitir la entrada de ayuda en el campamento, ocasionando así una grave crisis humanitaria. Activistas palestinos y sirios también han lanzado una campaña llamada Salvar el campamento de Yarmuk, en un intento por detener la crisis y evitar futuras muertes por hambre.
“El campamento de Yarmuk, en Damasco, se muere de hambre”, proclamaba un titular de la web de noticias árabe elaph.com. Según dicha página, el asedio ha ocasionado un grave alza en los precios de los alimentos básicos: un kilo de arroz se vende en el mercado negro a más de 40 dólares.
Mientras tanto, los dirigentes de la OLP parecen estar muy ocupados con el proceso de paz y con las iniciativas del secretario de Estado, John Kerry, para lograr la paz entre Israel y los palestinos. Aparte de emitir lacónicos comunicados en los que se insta al levantamiento del asedio, los líderes de la organización palestina no han sido capaces de hacer mucho por ayudar a los residentes del campamento.
Zakariya al Agha, director del Departamento de la OLP para los refugiados, afirmó en un breve comunicado que la muerte de refugiados palestinos como consecuencia de la escasez de alimentos y medicinas era un “crimen” del que son responsables las partes en conflicto en Siria. Señaló, además, que, hasta ahora, 37 palestinos han muerto de hambre en el campamento.
Pero los dirigentes de la OLP no han llegado a solicitar una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU ni de la Liga Árabe para acabar con el sufrimiento de los refugiados palestinos en Siria. Recientemente, la Liga Árabe se reunió en El Cairo a instancias del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás. Pero no fue para tratar el sufrimiento de los refugiados palestinos, sino para hablar sobre las últimas propuestas de Kerry para la paz entre israelíes y palestinos.
“El asedio y el que se esté matando de hambre al campamento de Yarmuk son un completo escándalo”, escribió el periódico Al Quds, con sede en Londres. “Es el primer campamento palestino al que están asediando y matando de hambre los palestinos, concretamente el Frente Popular para la Liberación de Palestina – Mando General”. El periódico señalaba que más de 200 palestinos de Yarmuk han muerto en ataques aéreos de los sirios.
Asimismo, criticaba a la AP y a los países árabes por cerrar los ojos ante los trágicos acontecimientos en el campamento. “El bloqueo del campamento de Yarmuk es un gran crimen contra el pueblo palestino”, añadía. “Dicho crimen está siendo cometido por el régimen sirio, en connivencia con los árabes y con el mundo entero”.
Alarmados por el silencio de la comunidad internacional, la semana pasada activistas palestinos cerraron las oficinas del Comité Internacional de la Cruz Roja en Jerusalén Este. Los manifestantes pedían que la comunidad internacional y las organizaciones humanitarias hicieran presión para salvar a los asediados residentes de Yarmuk.
El padecimiento de los refugiados palestinos en Siria sirve como recordatorio para todos los palestinos de que a sus hermanos árabes no les importa su sufrimiento. En varios países árabes, sobre todo en el Líbano, siguen siendo tratados como quintacolumnistas y como un enemigo en su seno.
Los palestinos vuelven a sentirse traicionados por sus hermanos árabes, que siguen defendiendo de boquilla la causa palestina mientras los matan de hambre, los matan y los desplazan. En cuanto a la comunidad internacional, nadie parece preocuparse por los palestinos que mueren de hambre en un país árabe; al fin y al cabo, no es en Israel y tampoco hay israelíes implicados.
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