El núcleo del problema es que el reconocimiento palestino de Israel como el Estado del pueblo judío no sólo pondría fin al sueño del retorno a Palestina, sino también al de la destrucción de Israel, que está siendo implementado a través de la incitación y la campaña terrorista llevada a cabo por el pueblo Palestino en sus instituciones, mezquitas, escuelas, organizaciones terroristas y centros de propaganda extranjeros. Su intención estratégica es perpetuar el conflicto, no terminarlo.
La verdadera razón por la que Mahmoud Abbas quiere el control de los puentes y cruces, y se niega a dejarlos en manos israelíes, es reproducir el terrorismo de la Franja de Gaza – contrabandear armas y establecer escuadrones terroristas. Los cruces que quedan en manos de Israel significarían una mayor seguridad también para Jordania.
El mundo observa mientras la Autoridad Palestina está promoviendo activamente una campaña para imponer un boicot académico y sanciones económicas contra Israel, evidentemente respaldadas por amenazas veladas del Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry.
En primer lugar, todo musulmán sabe que los judíos de Israel son los descendientes de la antigua nación hebrea conocida como los israelitas, también reconocemos el hecho de que los judíos están conectados a la bendita tierra de Palestina desde hace miles de años, incluso antes de que los romanos conquistaran Judea y cambiaran su nombre por el de Palestina, como lo atestigua la historia. Los lazos de los judíos con la Tierra Santa han sido documentados por todos los libros sagrados, incluyendo el Sagrado Corán.
Ahora, mientras que los judíos están determinados a que los palestinos reconozcan al Estado de Israel como el hogar nacional del pueblo judío, la Autoridad Palestina [AP], lamentablemente, rechaza esta demanda. Personalidades de alto rango de la AP afirman que los judíos no tienen reivindicaciones religiosas o históricas para Tierra Santa. Los judíos tomaron la tierra por la fuerza, dicen, y por lo tanto quieren reforzar su tenue vínculo con la misma haciendo que los palestinos reconozcan al Estado de Israel como el estado nacional judío.
La verdadera razón de su negativa de reconocer a Israel como un país judío, sin embargo, es que el rais [jefe], Presidente Mahmoud Abbas, el hombre que afirma ser el líder del pueblo palestino, nunca ha abandonado la demanda de retorno de los palestinos a «Palestina», es decir, a todo el Estado de Israel, de modo que pueda ser destruido.
El rais palestino también interfiere personalmente en los asuntos del soberano Estado de Israel, especialmente en asuntos relativos a los árabes israelíes. Como parte de las negociaciones auspiciadas por el Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, Abbas exigió la liberación de operativos terroristas palestinos que tienen ciudadanía israelí. Afirmó que se negaba a reconocer al Estado de Israel como estado judío porque se sentía responsable por los derechos del 20% de los ciudadanos israelíes que son árabes palestinos.
Sin embargo, usa esa afirmación para ocultar sus verdaderas intenciones. Si Mahmoud Abbas quisiera realmente fundar un estado palestino fronterizo con el Estado de Israel, habría estado más que dispuesto a aceptar la sugerencia hecha por el Ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Lieberman, y se habría apresurado a absorber a los ciudadanos árabes de Israel, junto con sus tierras y activos, como parte del intercambio de territorios y población que exige el acuerdo de paz. De esa manera podría haber aumentado el tamaño de Palestina, liberado a los árabes israelíes del régimen israelí que los palestinos llaman «el imperio de la ocupación y el apartheid», e incorporado más territorio y ciudadanos a su nuevo país.
La verdad, sin embargo, es que lo que el presidente Mahmoud Abbas está realmente planeando es establecer un estado palestino entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, inundando el Estado de Israel con palestinos musulmanes como parte del así llamado «retorno» de los refugiados palestinos. No quiere un Israel al lado del estado palestino, y por lo tanto se niega a reconocerlo como el hogar nacional de los judíos.
En realidad, los judíos de Israel no necesitan el reconocimiento de los palestinos; el propio pueblo palestino es algo nuevo, ha sido creado hace poco, y apenas cumple con los criterios internacionales para la definición de «pueblo». Muy pocos palestinos han estado allí durante muchas generaciones. La mayoría de ellos son de diferentes familias, tribus y grupos aislados sin historia común. O vinieron con ejércitos invasores, o fueron importados como mano de obra barata por los turcos y británicos, o querían sacar provecho de los avances económicos realizados por los judíos que habían regresado para reconstruir su patria. Otros huyeron a Palestina desde países árabes vecinos porque estaban involucrados en sangrientas disputas y temían por sus vidas.
La aleatoria colección de gente que llegó de todo el mundo árabe-musulmán y se reunió en la Tierra de Israel, especialmente durante los últimos dos siglos, fue gobernada por diferentes ocupantes, principalmente los turcos otomanos. La población fue dividida y desgarrada por el desacuerdo, y llegó a considerarse a sí misma como un grupo nacional sólo a comienzos del siglo XX. Los judíos han tenido una identidad común durante casi tres mil años. A diferencia de los judíos, los palestinos no están documentados en el Sagrado Corán o el Antiguo y Nuevo Testamento. No hay documentación de su presencia en Palestina en los libros de historia del mundo antiguo o moderno o en los libros escritos por los viajeros que, durante siglos, venían del extranjero, como “Inocentes en el Extranjero”, de Mark Twain.
Los judíos en Israel tienen una cantidad de razones para exigir que su país sea reconocido como su patria nacional. Para los judíos, el reconocimiento palestino del Estado de Israel como el hogar nacional de los judíos significa el fin del conflicto. Quieren estar seguros de que un estado palestino fronterizo de Israel es la demanda final de los palestinos y de que aceptan el hecho de la existencia de Israel. Quieren estar seguros de que los palestinos no tratarán de utilizar la fuerza o subterfugios para cambiar la mayoría judía en Israel. Quieren estar seguros de que no se intentará obligar a Israel a aceptar el retorno de los nietos y bisnietos de los refugiados palestinos que ya se han asentado en los países vecinos y deben permanecer allí con sus hermanos árabes, incluso después de que los regímenes se hayan estabilizado después de la Primavera Árabe. El fin del conflicto palestino-israelí, básicamente, significa el reconocimiento mutuo.
A los palestinos, por su parte, les resulta difícil reconocer a Israel como el estado del pueblo judío en Palestina. Afirman que la demanda no se hizo a egipcios o jordanos antes de que hicieran la paz (los tratados con esos dos países tuvieron que ver principalmente con territorio). En lo que a ellos respecta, tan pronto como los palestinos reconozcan a Israel como un estado judío, sus afirmaciones y la demanda de toda la tierra de Palestina, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, ya no se considerarán legítimas. Los palestinos exigen un estado para ellos, y también exigen asentar a sus ciudadanos en Israel, el estado judío vecino. Esta hipocresía aumenta exponencialmente cuando los palestinos afirman que Israel es un país de discriminación, ocupación, apartheid y opresión. Si esto es así, ¿por qué insisten con tanta fuerza en el «derecho de retorno» y no se apresuran a recibir a sus refugiados con los brazos abiertos en el recién liberado Estado de Palestina?
El núcleo del problema es que el reconocimiento palestino de Israel como el estado del pueblo judío no sólo pondría fin al sueño del retorno a Palestina, sino también al de la destrucción de Israel que está siendo implementado a través de la incitación y de la campaña terrorista llevada a cabo por los palestinos en sus instituciones, mezquitas, escuelas, organizaciones terroristas y centros de propaganda extranjeros – una de las facetas del mito que se construye sobre la existencia del «pueblo palestino». El reconocimiento también le daría a Israel la legitimidad islámica.
Desde la Nakba en 1948, la «expulsión» de Palestina, los palestinos han estado construyendo su legado. Su intención estratégica es perpetuar el conflicto, no terminarlo. Esa es también la intención estratégica de los árabes israelíes, que insisten en preservar su «identidad nacional palestina» mientras viven en el Israel judío, disfrutando de los derechos y privilegios de las personas en una sociedad democrática y, al mismo tiempo, con la esperanza de su destrucción, y a veces participando activamente en actividades terroristas.
La verdadera razón por la que Mahmoud Abbas quiere el control de los puentes y cruces del río Jordán y se niega a dejarlos en manos israelíes, es que los palestinos de la Margen Occidental desean reproducir el terrorismo de la Franja de Gaza – contrabandear armas y establecer escuadrones de terroristas como lo hicieron durante la década de 1970. Quieren allanar el camino para que olas de muyahidines inunden la Margen Occidental y vuelen por los aires a civiles israelíes a lo largo de la frontera oriental del país, con la vana esperanza de que Israel finalmente sea destruido y un estado palestino se establezca «desde el río hasta el mar». Los cruces en manos de Israel, de paso, significarían no sólo una mayor seguridad para Israel, sino también para Jordania.
http://www.gatestoneinstitute.org/4151/palestinians-recognition-israel-jewish-state
Muy excelente, la tieera de Israel le pertenece a los Judios, Dios se las dio a ellos, por lo tanto los palestinos y todos aquellos que odian al pueblo de Israel o a los judios nunca veran su derrota porque el Todopoderoso el Unico Dios verdadero los defendera, aunque pareza que esten solos, no los venceran, Amen