Había un país imaginario, que se llamaba Nunca Jamás, donde el poder lo ejercía un despótico pirata el Capitán Garfio. Junto con sus secuaces, el Capitán Garfio, tenía aterrorizado a tan fantasioso mundo. El país de Nunca Jamás, traducido del término en inglés Neverland, es una isla imaginaria surgida de la mente de J. M. Barrie, que estaba “habitado por los niños perdidos liderados por el héroe infantil, Peter Pan”.
Sin duda que encontramos muchas semejanzas con otros “cuentos” de nuestro mundo real. El más conocido es el país de “Nunca Hamás” donde su Capitán Ismail Haniya, tiene aterrorizados incluso a sus propios compañeros piratas de Al-Fatah.
Acusados de ser demasiado blandos con su particular “Peter Pan Judío” Ismail Haniya ha masacrado a Al-Fath con los cuales mantiene una relación de amor-odio. Salvando las diferencias el Capitán Garfio, del cuento de Barrie, es el pirata “honrado” de otro mundo fantasioso conocido como el reino del revés. Comparado con su homólogo, el Capitán Haniya, el malvado Garfio parece un dulce abuelito.
En el reino del revés de Haniya todo está cambiado en la forma y en el fondo. Como dijera la canción: “Nada el ave y vuela el pez; los hombres dicen miau y los gatos yes” así es el mundo del revés. Las brujas son hermosas y los piratas honrados, imagínese. La incongruencia malvada de Haniya y sus piratas tendría que haber terminado hace mucho tiempo.
El “reino” de terror de Haniya está sustentado a base de bombear sangre a falta de petróleo. No le importa si la sangre es la de sus propios hermanos, los “simpáticos piratillas” de Al-Fatah, o la de otros pero necesita mucha sangre para mantener su posición. Para demostrar su despótico poder, de vez en cuando, Haniya arrastra por las calles de Gaza a cuantos se oponen a su particular dictadura de sangre.
Ismail Haniya y sus piratas, sean de Hamás, Al-Fatah o de Al-Qaeda están desangrando lentamente a la población civil de Israel. Entre linchamiento y linchamiento Haniya y sus piratas lanzan o mandan lanzar una salva de cohetes a las poblaciones fronterizas de Israel. No le importa de quién sea la sangre, no hace diferencias entre unos y otros, a falta del oro negro, buena es la roja sangre y si es de judíos mejor.
Escudado con su población civil, si se puede llamar así, Haniya ataca a traición con nocturnidad y alevosía a Israel. En Gaza, dicen los piratas, no hay alimentos ni medicinas pero si suficientes cohetes, morteros, misiles y todo tipo de armas para atacar a Israel. Todos sabemos que Irán suministra de forma continua a los diferentes grupos terroristas de Oriente Medio y de medio mundo. La última escala de ataques indiscriminados con cohetes, contra ciudades densamente pobladas de Israel, tienen por objetivo derramar todo la sangre judía que pueda. Haniya necesita mantener su poder y filosofía islamista de sangre por tierra.
El cine nos ha mostrado muchas historias, pero ninguna interminable, tan solo alguna en el título incluyó dicho término. Todos los cuentos por muy largos e interminables que nos parezcan tienen un final y el de Haniya parece estar muy cerca. Con un misil inteligente se acababa la película y saldría el esperado “The End” que ya estamos cansados de estar sentados.
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