¿Se puede envenenar el pensamiento de una persona? ¿Y el de un colectivo? Si bien el odio a cara descubierta despierta rechazo, en dosis pequeñas puede permear hasta los sustratos más básicos de los individuos y pueblos.
Ese envenenamiento progresivo puede ser obra del sujeto que pretende emponzoñar, o bien de mentes zombis, activadas por los prejuicios ya instalados en el inconsciente plural. Pongamos un ejemplo de esta misma semana. Los medios de nuestro país se hacen eco de una noticia de la agencia estatal EFE acerca del rescate de 596 inmigrantes en aguas cercanas a la isla italiana de Lampedusa. A los pocos párrafos leemos (y todos los periódicos y noticieros de radio y televisión lo repiten sin inmutarse) que una fragata consiguió salvar a 323 de esos náufragos “que aseguraron proceder de Siria y Palestina”.
¿Palestina? ¿De dónde venían? ¿De la Franja de Gaza, de Cisjordania, quizás se refieren a Palestina en términos del Mandato Británico, es decir, de Israel y Jordania? ¿Qué hacían a bordo de una barcaza de sirios que huían de su guerra? ¿No estarán refiriéndose a refugiados árabes descendientes de los desplazados por la Guerra de la Independencia de Israel de 1948? ¿Por qué huyen si los que batallan en Siria lo hacen en ambos bandos en declarada defensa de sus intereses?
Ni la agencia EFE ni medio alguno en España o el mundo que se ha hecho eco de esta noticia se paró a pensar en esta distinción entre sirios y árabes que viven refugiados y sin derechos en Siria desde hace más de 60 años. ¿Por qué los inmigrantes del barco rescatado aseguran proceder de lugares con nombres distintos, si huyen del mismo horror hacia el mismo destino? ¿Cómo llamar a esa distinción entre ciudadanos (de primera y de segunda)? Demasiadas preguntas para un zombi, para quien actúa como correa de transmisión del veneno antijudío y antiisraelí en cuentagotas.
Lo peor es que el citado autómata es una empresa pública dependiente -en última instancia- del Ministerio de Hacienda, o sea, que el veneno sale de nuestros propios bolsillos. Y si creen que esta gota es un hecho aislado, les recomiendo visitar la página en español de la organización CAMERA (www.revistamo.org) para constatar el denodado, prolongado y agendado esfuerzo de dicha organización por desfigurar la realidad del conflicto de Oriente Próximo, día sí y al otro también.
Y, como toda intoxicación, sigue contagiando y amplificando su dominio intelectual a otros medios, la mayoría inconscientes de su papel como propagadores de la infección informativa, que cumplen sin rechistar ni plantearse siquiera; no exhibiendo públicamente sus prejuicios (la formación de conceptos de forma anticipada y falaz), sino disimulados en el “gota a gota”.
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