Tiene sólo el tamaño de una lavadora de platos, pero los inventores tienen la esperanza de que su sonda espacial llegue hasta donde ningún otro artefacto israelí ha llegado hasta ahora: la Luna.
Trabajando con un presupuesto mínimo los científicos e ingenieros israelíes que están construyendo el aparato –(temporariamente llamado Gorrión)- piensan que bajará en la Luna hacia fines de 2015, una hazaña sólo lograda hasta ahora por EEUU, Rusia y China.
El alunizaje será la tarea más dura del Gorrión, y no sólo por las muchas montañas y cráteres de la Luna, dijo Yariv Bash, ingeniero electrónico y fundador de SpaceIL, el grupo que construye el aparato.
“El alunizaje será de 15 minutos de horror o de 15 minutos de fama, dependiendo del resultado”, dijo a Reuters.
SpaceIL, apoyada principalmente por filántropos, se fundó para competir por el Premio LunarX de Google propuesto en 2007. El premio, de 20 millones de dólares, lo ganará el primer equipo que logre alunizar un aparato, lo haga caminar 500 metros enviando imágenes a la Tierra.
La carrera comenzó con 33 equipos que hoy se redujeron a 18, incluyendo competidores de EEUU, Italia, Japón, Alemania, Brasil, Canadá, India y Chile.
SpaceIL cree que tiene una ventaja porque el artefacto no tripulado es comparativamente pequeño, del tamaño de una lavadora de platos con patas y con un peso de 140 kg.
La mayor parte del peso corresponde al combustible y al sistema de propulsión; cuando llegue a la Luna pesará apenas 40 kg. “Cuanto más pequeño es un aparato espacial más barato cuesta toda la operación”, dice Bash.
El Gorrión, de forma exagonal, pintado de gris, estará equipado con nueve computadoras y ocho cámaras, lo que hace de él el artefacto más pequeño y más “inteligente” que haya bajado en la Luna, según Bash.
Por el momento sólo hay un prototipo, con planes de comenzar a construir la máquina real hacia fine de este año, un proceso que tomará entre 12 y 18 meses.
Efecto Apolo
SpaceIL reunió 21 millones de dólares en donaciones de un presupuesto total de 35 millones que estima se necesitan para todo el proyecto. El grupo estima que otros competidores tienen presupuestos de entre 50 y 100 millones de dólares.
A diferencia de otros participantes en la carrera espacial SpaceIL –que tiene un equipo de 250 personas, en su mayoría voluntarios- es una organización sin fines de lucro por lo que no necesita mostrar potenciales ganancias a los inversores.
“No es fácil hablar con inversores privados”, dijo Daniel Saat, director de desarrollo de SapaceIL. “Tenemos que convencer a los inversores de que estamos haciendo algo que tendrá un impacto sobre Israel, que inspirará y cambiará al país”.
Aunque no gane la carrera SpaceIL tiene la esperanza de crear un ”efecto Apolo” que lleve a la creación de una nueva oleada de científicos e ingenieros espaciales a la manera en que lo hizo la caminata lunar de Neil Armstrong en 1969 y convertir la exploración espacial en la nueva industria start-up de Israel.
Israel, que tiene experiencia en lanzar satélites de reconocimiento a órbitas bajas no tiene capacidad de hacer lanzamientos hacia el espacio profundo, aunque la Agencia Espacial Israelí está tratando de desarrollar un programa espacial civil.
SpaceIL dice que está cerca de firmar un acuerdo para el lanzamiento y consideraba sitios en EEUU, Rusia y Kazakhstán.
El artefacto israelí permanecerá en la Luna indefinidamente, y SpaceIL está estudiando la posibilidad de hacer un experimento científico estudiando el núcleo magnético de la Luna.
Si SpaceIL gana el premio piensan invertir el dinero en nuevos proyectos, que podrían incluir una sonda a Marte.
Siempre a la cabeza en investigación. Es la diferencia entre mirar hacia adelante sin olvidar el pasado o quedarse atrapado en él.