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| jueves noviembre 21, 2024

Hamas gana, Abbas pierde

Análisis: El acuerdo de unidad firmado el miércoles es un salvavidas para la organización islamista que lucha por conservar el poder en Gaza, y plantea una amenaza para el desarrollo en la Margen Occidental.


hamas-abbas

Cuando se examinan los artículos del acuerdo de reconciliación entre Hamas y Fatah, se puede entender rápidamente que esta es una vieja sopa que ha sido recalentada. El acuerdo que firmaron las dos partes es para implementar acuerdos previos sobre la unidad interna palestina.

La única diferencia significativa que le otorga al acuerdo actual un mínimo de seriedad es el plazo rígido que estipula: Cinco semanas para la formación de un gobierno interino y elecciones legislativas seis meses después. Pero los acuerdos a los que llegaron Fatah y Hamas en El Cairo y Doha también establecían un marco temporal – el que nunca se implementó.

Una señal más de que esta es una movida táctica, al menos para el Presidente Palestino, Mahmoud Abbas, es que el acuerdo no incluye la liberación de prisioneros de seguridad en poder de las respectivas partes, en la Franja de Gaza (Hamas) y en la Margen Occidental (Fatah). El acuerdo tampoco esboza los principios con los que los cuerpos de seguridad palestinos de Hamas y la Autoridad Palestina funcionarían; tampoco está claro cómo estas dos entidades planean fusionar sus respectivas administraciones de gobierno. Aquellos que buscan señales adicionales de que Abbas está cubriendo su apuesta pueden notar que, a pesar de una declaración lacónica de que el acuerdo no es incongruente con las conversaciones de paz, el líder palestino ha hecho pocos comentarios públicos sobre su contenido. Sólo los funcionarios de Hamas Ismail Haniyeh y Moussa Abu Marzouk han explicado el acuerdo de unidad.

No es de extrañar, porque Hamas es el mayor ganador en el acuerdo. El grupo islamista radical que controla Gaza se enfrenta actualmente a una grave crisis económica y política, y es incapaz de satisfacer las necesidades de 1,5 millones de habitantes de la Franja. Después de que les dio la espalda a Siria e Irán, Hamas también perdió el apoyo de Egipto después del ascenso del actual régimen, que lo ve como un aliado de la Hermandad Musulmana y como un grupo que amenaza la seguridad de Egipto. Como tal, las fuerzas del general al-Sisi están destruyendo activamente uno tras otro los túneles que conectan Gaza con Egipto, y sólo de vez en cuando abren el paso fronterizo de Rafah.

El acuerdo de unidad firmado el miércoles le da legitimidad internacional a Hamas, lo que le permitiría recibir apoyo y donaciones para ayudarlo a salir de la crisis paralizante que amenaza tanto a su gobierno como al bienestar de la población de Gaza. Hoy en día, incluso Turquía y Qatar están cumpliendo con su promesa de enviar ayuda a Gaza.

Pero aún más importante para Hamas, el acuerdo convierte a Abbas en la persona responsable por el bienestar de los empobrecidos residentes de Gaza. El presidente de la AP ya está pagando la factura de las gasolineras de Gaza – Israel, por supuesto, suministra la nafta. Abbas también ha estado pagando los salarios de los maestros afiliados a Fatah en Gaza, que están inactivos desde 2007.

Pero ahora Abbas es responsable de todos. Él tendrá que encontrar la manera de recaudar fondos de los estadounidenses y los europeos – fondos que tendrán que llegar a Hamas y otras instituciones con sede en Gaza.

Otra ventaja para Hamas es que se les ofrecerá, a ellos y a otros grupos de Gaza como la Jihad Islámica, pertenecer a la Organización de Liberación de Palestina, una medida que podría permitirle a Hamas hacerse cargo de la organización que es la representación legal del pueblo palestino. Es importante tener en cuenta que Abbas obtiene la mayor parte de su legitimidad del hecho que él es el líder de la OLP. Si Hamas logra hacerse con el poder de la organización, ésta tomará un nuevo estilo, militante.

Ganancias mínimas

En cambio, Abbas y su partido Fatah no obtienen mucho de esta nueva unidad. Consiguen ganar puntos por alcanzar realmente el acuerdo, que es muy popular en la Margen Occidental y los campos de refugiados. Abbas también gana un látigo adicional para agitar frente a los israelíes y los estadounidenses con respecto a la reanudación de las conversaciones de paz.

Se podría señalar que, a pesar de su declaración de que no hay incongruencia entre la unidad Hamas-Fatah y las conversaciones palestino-israelíes en curso, si se cumplen las condiciones que Abbas estableció recientemente para la ampliación de las negociaciones con Israel, todavía puede echar por tierra este acuerdo con Hamas, tal como lo ha hecho antes.

Por el contrario, si Israel no acepta sus demandas, puede culpárselo, a ellos y a los estadounidenses, por empujarlo a los brazos de Hamas, la Jihad Islámica y los Comités de Resistencia Popular. Aparte de esto, tiene más que perder que ganar.

Abbas tiene buenas razones para estar disgustado con el acuerdo. Sabe que cualquier deshielo en las relaciones entre él, Hamas y la Jihad Islámica será un motivo de preocupación en todo el mundo, especialmente en Egipto y Arabia Saudita, que son cada vez más hostiles hacia la Hermandad Musulmana y los de su tipo.

Pero, sobre todo, el acuerdo con Hamas plantea una amenaza real para el gobierno de Fatah en la Margen Occidental. Hamas podría asumir el control y arrastrar a la Margen Occidental a un violento conflicto con Israel, exportando así a la Margen Occidental la crisis económica que azota actualmente a Gaza.

Satisfacción israelí

Israel no tiene nada por que lamentarse. El acuerdo entre Hamas y Fatah les da al Primer Ministro Benjamin Netanyahu y al ministro de Defensa Moshe Ya’alon una victoria de relaciones públicas que se puede utilizar para pintar a Abbas y a sus hombres como terroristas con piel de cordero – muy lejos de las palomas pacifistas que dicen ser. La fusión Hamas-Fatah sirve mucho para dar peso a esta afirmación.

Mientras tanto, la Casa Blanca ha tomado una posición interesante, ya que parece dispuesta a conceder a Hamas legitimidad indirecta y con rodeos, a condición de que el acuerdo de unidad no dificulte la continuidad de las conversaciones entre Israel y los palestinos.

El gobierno palestino unificado, dicen los estadounidenses, aceptará los principios de la no violencia y el reconocimiento de Israel, así como los acuerdos anteriores y, por lo tanto, Hamas será salvada de ser forzada a aceptar directamente estas condiciones.

Pero los estadounidenses han agregado una demanda más, que es probable que anude a Hamas y Abbas, porque el gobierno palestino unificado tendrá que comportarse realmente bien según estas condiciones. Las palabras no serán suficientes, y no tendrá que haber lanzamiento de cohetes en absoluto.

Y así Israel puede apuntarse otra victoria. Si el acuerdo se materializa, Abbas será personalmente responsable por cada cohete disparado desde Gaza o cada bomba que estalle en Israel o en la Margen Occidental. Esto reforzará las exigencias de seguridad de Israel como parte del acuerdo marco que se está incubando, y permitirá que Netanyahu y Ya’alon sigan elaborando las demandas de seguridad.

El mismo hecho de que Hamas y Fatah firmaron un acuerdo fortalece la demanda de Israel de establecer en el lugar arreglos de seguridad rígidos y abarcativos. El acuerdo también le permitirá a Israel reclamar que Abbas es responsable de lo que hacen Hamas y las organizaciones terroristas rebeldes, y si no los puede controlar probará que no tiene la capacidad para poner en práctica cualquier acuerdo alcanzado con Israel. Tal situación, sin duda, será manipulada para el beneficio político de la derecha israelí.

El pedido de Israel de cancelar la reunión prevista entre los negociadores de paz es parte de una contra-medida para aplicar presión sobre EE.UU. y los palestinos, y colocar la carga del posible fracaso de las conversaciones sobre Abbas, por tanto exonerándose a sí mismo. Todo el mundo jugará el juego de la culpa.

Así, aunque parece que el acuerdo de unidad está firmado y listo, no hay certeza de que Abbas realmente seguirá adelante. Por otra parte, es seguro asumir que Hamas estará más que dispuesta a hacer valer su parte del trato, si se cumplen sus mínimas exigencias. Es justo decir que la implementación del acuerdo depende de una cosa – si Israel y los palestinos llegan a un acuerdo para extender las conversaciones.

Si se llega a un acuerdo, entonces el acuerdo de unidad se evapora tan rápidamente como se juntaron. Si tal acuerdo no se alcanza, Abbas continuará trabajando con Hamas hasta que todo haga implosión, una vez más.

 

http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4512703,00.html
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

 
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