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| miércoles noviembre 20, 2024

Parasha Emor


parasha

La sección Emor (“Diles”) comienza con las leyes especiales de los Cohaním (“sacerdotes”), del Cohen Gadol (“Sumo Sacerdote”), y del servicio en el Templo: un Cohen no puede volverse ritualmente impuro a través de entrar en contacto con un cadáver, excepto en el caso de la muerte de un familiar cercano. Un Cohen no puede casarse con una mujer divorciada ni con una mujer con un pasado promiscuo; el Cohen Gadol puede casarse solamente con una mujer virgen. Un Cohen con una deformidad física no puede servir en el Santo Templo; tampoco un animal deforme puede ser ofrendado.

Cuando nacen un ternero, un cabrito o un carnero deben ser dejados con su madre por siete días; queda prohibido degollar a un animal y su cría en el mismo día.

La segunda parte de Emor da una lista de los festivales anuales del calendario judío. La ofrenda de Pesaj el 14 de Nisán; el festival de siete días de Pesaj comenzando el 15 de Nisán; la ofrenda de cebada llamada Omer en el segundo día de Pesaj y el comienzo de la Cuenta del Omer por los siguientes 49 días, culminando en el festival de Shavuot en el quincuagésimo día; un “recuerdo del sonido del shofar” el 1 de Tishrei; un solemne día de ayuno el 10 de Tishrei; y el festival de Sucot —durante el cual uno debe vivir en una cabaña por siete días y tomar las “Cuatro Especies” —comenzando el 15 de Tishrei.

Emor concluye con el incidente de un hombre ejecutado por blasfemar, las penas por asesinato y por injuriar al prójimo o destruir su propiedad (compensaciones monetarias).

 

SACRIFICIOS SIN DEFECTOS

La Parashá estipula que los animales para los sacrificios debían ser perfectos, sin ningún defecto.

Ahora que no tenemos el Templo y, por consiguiente no hay sacrificios, el servicio en el Santuario es reemplazado por la plegaria. ¿Cómo cumplimos a través de la plegaria la condición de “perfecto y sin defectos”? Tratando que la plegaria no sea solamente un conjunto de palabras pronunciadas en un orden establecido, sino que brote del corazón, que tenga no sólo forma, sino un contenido pleno de fe, amor, y temor al Todopoderoso.

 

SANTIFICAR LOS TIEMPOS

Cuando Di-s hubo concluido la obra de la creación, santificó el tiempo a través de la santificación del Shabat, día séptimo en el orden de la creación. Como nuestra vida se desarrolla en dos dimensiones -en el tiempo y en el espacio-el ser humano a veces no sabe encontrar el equilibrio necesario para vivir acorde a los pedidos del espacio y a las necesidades del tiempo. A través de la historia bíblica veremos como casi todos los eventos se desarrollan en la dimensión espacio. Empero, cuando surgen los patriarcas de Israel, la dimensión tiempo empieza a tener una importancia central y decisiva para el nacimiento futuro del pueblo de Israel. Así veremos que Di-s le hace a Abraham una promesa en el espacio (Tierra de Israel) y en el tiempo (los años que pasarán hasta la existencia de un pueblo de Israel). Después de su liberación de Egipto donde fue sometido a todos los rigores de la dimensión espacio exclusivamente, el pueblo de Israel se encaminará hacia el Monte Sinaí, donde Di-s se le revelará. En el Decálogo, Di-s pedirá a Israel la observancia y consagración del Shabat, que habrá de ser día de reposo absoluto, el alejamiento momentáneo de la dimensión espacio para vivir y vivenciar de alguna manera la dimensión tiempo.

Por eso los sabios de Israel nos enseñaron que: «Shabat mehen Olam Habá»: el Shabat es un anticipo de la vida en la dimensión tiempo, que será el mundo por venir en el futuro. En ese afán de consagración del tiempo -para devolver el equilibrio al ser humano-la Torá enunciará un calendario con una serie de festividades tendientes a lograr una doble finalidad:

a) Disponer de tiempo para el estudio y la meditación, condiciones básicas para el conocimiento de Di-s. b) Vivenciar la dimensión tiempo tan olvidada a causa de la presión que ejerce sobre nosotros la vida en su aspecto material.

El calendario hebreo divide las festividades y celebraciones, por lo tanto, en dos grupos: los Shalosh Regalím -las tres fiestas de peregrinación a Jerusalén-, con una finalidad explícita en la Torá «… para que aprendas a venerar a Adonai Tu Di-s todos los días» (Deuteronomio 14:23) y, por otra parte, los Iamím Noraím -Rosh HaShaná y Ióm HaKipurím-, días de recogimiento, introspección y meditación. Siguiendo esta línea de pensamiento cabe recordar que, tanto el inicio del Shabat como todas las festividades (excepto Iom Kipur), dan comienzo con el Kidush HaIom que se celebra teniendo una copa de vino en la mano, símbolo de alegría y regocijo, y bendiciendo a Di-s por «santificar El a Israel, al Shabat y a los tiempos festivos». El Kidush debe tener lugar en nuestra mesa durante las comidas festivas, combinando así las necesidades materiales nuestras, con la demanda de Di-s de prestar la atención debida al tiempo.

 

«La Importancia del Refinamiento Personal»

 

En el precepto de «contar el Omer» hay un aspecto que lo destaca de otros preceptos dependientes del tiempo. Es lo que dice por el texto bíblico «Y contaréis para ustedes». De las palabras «para ustedes» aprendemos que el precepto de contar es personal de cada judío. Es decir, cada uno debe contar días, cuantos días transcurrieron para él desde el Omer. El deber es contar día tras día y en el día cincuenta de su cuenta festejar la Festividad de Shavuot.

Con esto se diferencia Shavuot de las demás celebraciones: cada fiesta tiene fijado su día específico para ser celebrada, mientras que con respecto a Shavuot la Torá no definió una fecha, sino que se festeja en el día cincuenta de la cuenta del Omer.

Como consecuencia de esto, es posible que Shavuot no caiga en el seis de Siván. En la época cuando se santificaba el comienzo del mes en base a testigos oculares (que atestiguaban haber visto la luna nueva), podía ocurrir que Shavuot sea el cinco o el siete de Siván. Por ejemplo, si los meses anteriores Nisán e Iar tenían tan sólo veintinueve días, Shavuot -el día cincuenta del Omer- se celebraba el siete de Siván, mientras que si los dos meses tenían treinta días, Shavuot era en el cinco de Siván.

También en la actualidad es posible una situación en la que un judío celebre Shavuot el cinco o el siete de Siván. Una persona que cruzó la línea internacional de cambio de fecha (donde cambia la fecha, de un lado es todavía domingo y del otro lado ya es lunes), continúa contando de acuerdo a los días que transcurrieron para él lo que no coincidirá con la cuenta de la gente del lugar. Su día cincuenta no caerá el seis de Siván, sino el cinco o el siete (dependiendo de la dirección en la que haya cruzado la línea internacional de cambio de fecha), y por ende deberá celebrar Shavuot en ese día.

Sin embargo, aunque quien festeje en esas circunstancias la Fiesta de Shavuot el cinco o el siete de Siván cumplirá con la indicación de la Torá de celebrar la festividad en el día cincuenta de la cuenta del Omer, habrá una diferencia entre él y el resto de los judíos- el día cinco y siete de Siván no podrá decir en su plegaria que éste es el día de «la fecha de la entrega de nuestra Torá». La fecha de la entrega de la Torá es el seis de Siván- ese es el día en el cual Di-s entregó la Torá al pueblo de Israel. Sólo al celebrarse Shavuot ese día puede recitarse «Fecha de la entrega de nuestra Torá». Esto no se altera en base a la cuenta individual, sino es un tema fijo para la totalidad del Pueblo de Israel.

Resulta entonces que en Shavuot hay dos aspectos:

Uno- el personal, el que depende del trabajo espiritual personal de cada judío, y otro-el general, que es fijo desde arriba.

De aquí extraemos una enseñanza para cada judío: hay temas donde el esfuerzo personal de cada uno es el que define. Si ha de refinarse, mejorando y perfeccionando el nivel de las cuarenta y nueve expresiones que pueden tener sus sentimientos y cualidades (labor en la que consiste el concepto espiritual de la cuenta del Omer) entonces se hará merecedor de recibir de Arriba la Torá, a pesar de que otros aun no se hayan refinado y no estén en condiciones adecuadas para ello. Pero, conjuntamente con esto, aquellos aspectos de la Torá que no dependen de la labor y trabajo personal del hombre, y que son otorgados de manera absoluta desde Arriba, pueden ser recibidos sólo en los momentos y fechas fijadas para ello por parte del Altísimo. (Extraído de www.es.chabad.org)

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