Entre los numerosos comentarios de la prensa internacional sobre el acuerdo entre Fatah y Hamas, me pareció particularmente interesante el publicado por el periodista J.J.Goldberg en el diario judeo-norteamericano “Forward” con el curioso título de “La unidad palestina y el mendigo de Jelem”.
Comienza con un viejo chiste judío. En Jelem, la clásica ciudad de los tontos en el folklore judío de Europa Oriental, un mendigo acude a casa del rabino diciendo que hace días que no come y pidiendo ayuda. El rabino se compadece del visitante y le da un rublo. Una hora más tarde, el rabino sale a hacer una diligencia y ve al mendigo sentado en un café comiendo una opípara torta. Naturalmente se indigna e increpa al mendigo diciendo que le dio dinero para saciar el hambre no para costearse lujos. El mendigo responde indignado: “Ayer yo no tenía dinero y no podía comer torta. Hoy lo tengo y Vd. dice que tampoco puedo comer torta. ¿Entonces cuándo podré comer torta?
Según el articulista de “Forward”, algo así sucede con Hamas, Fatah y las negociaciones israelo-palestinas. Antes del acuerdo entre las dos facciones palestinas, Israel no podía llegar a un acuerdo con la Autoridad Palestina porque ésta solo habla en nombre de la mitad de los palestinos, ya que no controla Gaza. Ahora no puede celebrar un acuerdo debido a que ambas facciones llegaron a un entendimiento, lo que implica que la Autoridad Palestina se une a una organización terrorista cuyo objetivo es la destrucción del Estado de Israel. La pregunta obvia es ¿cuándo entonces será posible celebrar un acuerdo con los palestinos?
La respuesta más sensata a esta pregunta es, desde mi punto de vista: “Nadie tiene la menor idea. Pero ahora seguramente no.”
¿Por qué? Quizás la razón más importante es que los palestinos aún están demasiado lejos de una verdadera reconciliación y de que existe un escepticismo generalizado en ambos bandos respecto a la concreción de acuerdos tanto entre los palestinos mismos como entre ellos e Israel.
La prensa árabe comparte este escepticismo. Por ejemplo, el “Daily Star” de Beirut escribe en un editorial: “No es un secreto que la corrupción, la pésima administración y la falta de control son males generalizados tanto en la Autoridad Palestina como en el gobierno de Hamas en Gaza, y los palestinos de la calle quieren ver si el acuerdo anunciado, si es que se concreta, podrá traducirse en soluciones reales a sus problemas. Los dirigentes de Fatah y Hamas pueden alegrarse con el disgusto de israelíes y norteamericanos, pero si esta vez su anuncio no llega a concretarse de manera efectiva, terminarán desengañando a su pueblo una vez más.”
Una opinión igualmente escéptica es expresada por Abdul Rahman Al-Rashed, director de la televisión árabe Al- Arabiya en el diario árabe de Londres “Asharq Al-Awsat : “Hamas está viviendo una disputa por el liderazgo y Fatah está muy ocupada en sus conflictos internos, como el creado por el desafío de Mohamed Dahlan al presidente Abbas exigiendo elecciones presidenciales. Me gustaría que el gobierno palestino de Ramalla fuera lo suficientemente fuerte para terminar con la división y esté en condiciones de imponer su autoridad en Gaza, teniendo en cuenta que Hamas perdió todos los amigos que apoyaron el acuerdo de La Meca del 2007, tales como el gobierno de Assad en Siria y el derrocado gobierno de la Hermandad Musulmana en Egipto. Pero el problema es que la Autoridad Palestina es débil, está desgastada y parece estar cerca del colapso. Por ello, no puede comprometerse en ningún acuerdo.”
En conclusión, por ahora no se vislumbran soluciones. El mundo árabe vive una etapa de fracturas y divisiones provocada por su inadaptación a la modernidad y a la cultura democrática de un mundo globalizado, y mientras ese problema no tenga aunque sea un comienzo de solución no tendrá paz ni en su propia casa ni con sus vecinos.
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