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| lunes noviembre 18, 2024

Parasha Bejukotai


parasha

En la sección Bejukotái Di-s promete que si los Hijos de Israel observarán sus mandatos, disfrutarán de prosperidad material y vivirán seguros en su tierra. Pero también da una dura “reprimenda” advirtiendo sobre el exilio, la persecución y otros sufrimientos que les ocurrirán su abandonan su pacto con Di-s.

Sin embargo, “Aun entonces, cuando están en la tierra de sus enemigos, no los aborreceré ni los despreciaré como para destruirlos y anular Mi pacto con ellos; pues Yo soy el Señor, su Di-s”.

La parashá concluye con las reglas de cómo se calculan los valores de los diferentes tipos de promesas económicas hechas a Di-s.

DE LEYES Y DECRETOS

Si nos dicen: “No robarás… No matarás… No codiciarás los bienes de tu prójimo… Etc.”, lo entendemos, son leyes básicas que hacen al buen funcionamiento de una sociedad y son el fundamento de la convivencia.

Pero si nos hablan de las leyes de la Vaca Roja cuyas cenizas mezcladas con agua sirven para purificar a aquellos que se impurificaron, o de la prohibición de mezclar lana con lino, repentinamente nos encontramos desorientados, ¿cuál es el motivo oculto de estas leyes? Y lo que es más importante, ¿en qué ayudan a la convivencia y al funcionamiento de la sociedad? Y la única respuesta que tenemos es la establecida por nuestros Sabios: Tanto las leyes que tienen un motivo evidente y claro, aquellas mismas leyes que, aunque no fueran escritas, las cumpliríamos instintivamente, como aquellas que no tienen una explicación lógica, emanan de una misma fuente: La Sabiduría eterna del Creador y como tales deben ser cumplidas.

¿Qué es lo que conmemoramos en Lag BaOmer?

Empecemos por el nombre

Lag quiere decir «33» y BaOmer quiere decir «en el Omer», refiriéndose al período de cuarenta y nueve días que contamos a partir del segundo día de Pésaj en el cual la Torá nos encomienda ofrendar un «Omer» (medida bíblica) de cebada y concluimos en víspera de la festividad de Shavuot. Lag BaOmer, entonces, es el 33er día de (la cuenta) del Omer.

Hay dos acontecimientos que celebramos en ese día: 1) el cese de la epidemia de los 24.000 alumnos de Rabí Akiva; 2) el fallecimiento del gran sabio talmúdico Rabí Shimón bar Iojai, conocido también por sus siglas, Rashbí.

Alumnos de Rabi Akiva

Las siete semanas entre Pésaj y Shavuot son un período de semiluto durante el cual no se realizan casamientos, no se corta el pelo y no se escucha música festiva. El motivo es porque fue durante treinta y tres días en dicho período que 24.000 alumnos de Rabí Akiva fallecieron en una epidemia misteriosa. Nuestros sabios atribuyen esa tragedia al hecho que «no se respetaban entre sí».

Hay que entender:

1) Una de las enseñanzas más famosas de Rabí Akiva es «’Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ es una gran regla en la Torá.» ¿Cómo se entiende, entonces, que los mismos alumnos de Rabí Akiva ignoraban una de las enseñanzas más importantes de su ilustre maestro?

2) ¿Acaso por faltarle el respeto a alguien se merece la muerte?

Una explicación que el Rebe, zejutó iaguen aleinu, da al respecto es la siguiente: No dice que no se amaban sino que no se respetaban. De hecho se amaban mucho entre ellos y fue ese amor lo que, paradójicamente, llevó a la falta de respeto. Cuando uno veía que su compañero hacía algo que le parecía incorrecto, por preocuparse por él trató de imponerle su punto de vista «correcta». No respetó el punto de vista de su compañero. No respetó la legítima diversidad que hay dentro del pueblo judío.

En cuanto a la segunda pregunta: La discordia no fue la causa de la muerte; simplemente fue lo que hizo que se expusieran a ella. No hay un poder más grande que la unión. Al debilitarla, quedaron expuestos y vulnerables y sucumbieron, como vemos en la siguiente anécdota.

Había un hombre que tenía muchos hijos que siempre estaban peleándose entre sí. Antes de fallecer los llamó a su lecho y les presentó con un paquete de palillos y les preguntó quién entre ellos tenía la fuerza de romperlo. Cada uno intentó, sin éxito. El padre agarró el paquete, lo desató y rompió a los palillos, uno por uno. «¿Ven, mis hijos?» dijo, «he aquí la diferencia entre la unión y la discordia…»

El mensaje de la conmemoración de la epidemia es muy sencillo y claro: importa de no sólo amar al prójimo sino hace falta también respetarlo. (Esto no quiere decir que hay que respetar todo lo que se le antoja a cada uno, pero esto ya es tema para otro momento…)

Rabí Shimón bar Iojai fue uno de los alumnos predilectos de Rabi Akiva quien no falleció en la epidemia. Sus enseñanzas y opiniones proliferan en el Talmud. De hecho, dicen que a lo largo de las 2.711 páginas del Talmud no hay tres páginas seguidas sin que aparezca alguna opinión y enseñanza de Rabí Shimón.

Rabí Shimón vivió en la Tierra de Israel luego de la destrucción del segundo Templo, hace poco más de 2.000 años, y se vio obligado a refugiarse en una cueva durante trece años a raíz de la persecución romana. Fue el autor del libro básico del misticismo judío, el Zohar.

Antes de fallecer pidió que ese día se celebre con alegría ya que representaba el día en el cual se liberaba de las ataduras terrenales y su alma se volvía a unirse con D-os.

Fue enterrado en la ciudad norteña de Merón y, efectivamente, todos los años en Lag BaOmer se realizan grandes celebraciones con enormes fogones y bailes en la proximidad de su tumba.

Una de las costumbres populares de Lag BaOmer es jugar con arcos y flechas. Hay varias explicaciones por ello:

1) Durante la época de Rabi Akiva y Rabí Shimón los romanos habían prohibido la enseñanza de la Torá y los maestros salían con sus alumnos a los campos y bosques para enseñar Torá lejos del alcance de las autoridades. Cuando aparecía algún inspector sacaban sus arcos y flechas y simulaban estar practicando su puntería.

2) Durante la vida de Rabí Shimón nunca apareció un arco iris. El arco iris es señal de que D-os juró no traer nunca más un diluvio. Cada vez que aparece un arco iris es porque D-os quiere destruir al mundo pero no lo hace debido a dicho juramento. El gran mérito de Rabí Shimón neutralizó cualquier pecado de su generación, evitando la necesidad de que aparezca el arco iris.

3) Hay dos tipos de armas, representadas por la espada y el arco y flecha. La espada sirve para defenderse contra un enemigo cercano mientras que el arco y flecha defiende contra un enemigo lejano. Del mismo modo hay dos niveles de protección espiritual en la Torá. La parte práctica de la Torá (Talmud, Halajá) cumple la función de «espada», guiando y protegiéndonos en el campo de batalla de la vida cotidiana: «haz esto», «no hagas aquello». Las enseñanzas esotéricas (Kabalá, Jasidut) cumplen la función de «arco y flecha », protegiéndonos en el campo de batalla más sutil y abstracto de las ideas y emociones del alma. Rabí Shimón era uno de los exponentes más destacados de esa disciplina esotérica.

El objetivo del arco y flecha es llegar al corazón del enemigo. Pero antes de largar la flecha se la estira hacia el corazón propio. La enseñanza es que para poder llegar a conquistar al corazón del otro, tus palabras deben salir del tuyo. (www.es.chabad.org)

 
Comentarios

me gusto mucho el comentario sobre el arco iris quiera el cielo que tengamos un jajam asi

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