Cualquier respuesta será mala, y el ciclo de la violencia volverá a girar su diabólica rueda. En este sangriento conflicto no hay buenas reacciones y los errores se acumulan cual destino trágico e inevitable.
De manera que, haga lo que haga Israel, lo hará mal porque no tiene opciones. A pesar del ingente ejército de acusadores que ni tan sólo han dado un respiro ante la muerte de estos tres jóvenes asesinados y han levantado el dedo acusador contra Israel, a pesar de ellos, Israel no puede hacer nada más de lo que hace. Es decir, intentar sobrevivir.
Por supuesto, habrá días que cometerá errores, gobiernos que lo harán peor o mejor, pero en todos los momentos de la historia Israel ha intentado todas las opciones, las duras y blandas, los halcones y las palomas, y siempre se ha quedado sin ellas. Porque el otro lado sólo tiene una opción: la guerra eterna hasta la total destrucción del Estado hebreo.
¿Qué pueden hacer? Les han secuestrado a tres estudiantes de 16 y 18 años, los han matado y los han tirado en un agujero cualquiera. Mientras, las poblaciones cercanas a Gaza han vuelto a sufrir una intensa lluvia de misiles, y en el norte han matado a otro joven con un misil desde el Golán. Por tierra, mar y aire, las dictaduras vecinas ayudan con dinero y armas a los angelitos de Hamas, cuyo único objetivo es la destrucción de Israel y no hay ni un gesto, en ninguna dirección, que apunte a la voluntad de una negociación. Y mientras en un hospital israelí operan a la mujer de Mahmud Abas, su marido pacta el acuerdo suicida con la organización que tira los misiles, alimenta el odio y secuestra y mata a los jóvenes israelíes. ¿Qué opciones, pues, tiene Israel? Se retiró de Gaza, dejó intactas las infraestructuras, pactó un acuerdo de seguridad con el Gobierno palestino y… Hamas destruyó las infraestructuras, armó a su población, convirtió Gaza en el escenario de una guerra integral y abortó cualquier posibilidad de diálogo. Como me decía un árabe cristiano de Belén, «el único punto que están dispuestos a negociar los de Hamas, y con ellos Siria, Irán y el islamismo al completo, es la rendición y desaparición de Israel». Y así va sobreviviendo, con sus aciertos y sus errores, intentando mantener una sólida democracia en medio de un polvorín de tiranías fanáticas y violentas, hostigada, a norte y sur, por todo tipo de amenazas. La supervivencia de Israel es un esfuerzo tan titánico que, en tierra tan sagrada, parece un milagro. Sin embargo, lo que mentarán ahora los de siempre será la maldad israelí, el ejército, el mantra de los colonos, y el resto de tópicos que simplifican hasta la locura este conflicto tan complejo. ¿Qué haríamos nosotros si nos secuestraran, bombardearan, mataran y cada vez que intentamos un acuerdo lo dinamitarán?
Lo dicho, no hay opciones de momento para Israel.
La única opción es la supervivencia.
Israel sobrevivirá. El precio ha sido alto, pero la nación vale más. Shalom, JEV