La escena es una reminiscencia de una película de horror: 13 terroristas de Hamas salen a la superficie de la tierra, armados hasta los dientes, con lanzadores de cohetes, AK-47s, cinturones explosivos y jeringas llenas de sedantes. Se deslizan, en la noche, con el objetivo de alcanzar un jardín de infantes cercano en el Kibbutz Sufa para asesinar a niños y drogar a civiles con el propósito de tomarlos como rehenes y llevarlos a Gaza. A cada paso, se acercan a su objetivo.
Esa escena, tan difícil de creer desde la seguridad de Canadá, no es ficción, sino parte de la amenaza que surge desde Gaza contra Israel. Ya experimentamos otra infiltración el 21 de julio. En ambos casos se evitaron en el último minuto. Antes que los terroristas pudieran surgir en el territorio, las aberturas habían sido descubiertas por las Fuerzas de Defensa de Israel. Si esos túneles no hubieran sido vistos, Hamas podría haber completado el asesinato masivo, que aun tiene que lograr, con cohetes. Lo que comenzó como una operación medida para poner fin a los indiscriminados disparos de cohetes hacia civiles, cambió hasta la eliminación de túneles que llevan hasta el lugar, debajo de escuelas y mezquitas de Gaza, que lleva directo hasta los ingresos a los jardines de infantes y estaciones de autobús israelíes.
Mientras que el Iron Dome (innovador sistema anti-misil, desarrollado en menos de cinco años), brindó respuesta a los ciudadanos israelíes, interceptando más de 350 cohetes sobre nuestras ciudades, aun hay que desarrollar un Iron Dome para túneles terroristas. A pesar de que durante largo tiempo supimos sobre el uso de túneles para importar suministros terroristas (incluyendo misiles provistos por Irán), recién ahora empezamos a conocer sobre su uso para exportar el terrorismo.
Hemos destruido 16, incluyendo el que está cercano al Kibbutz Sufa. Algunos fueron construidos con 500 toneladas de concreto y enterrados, de modo subterraneo, a 18 metros con una extensión de 2-3 kilómetros. Su construcción requiere una capacidad de tipo estatal, con masivos recursos y material casi similar a un proyecto nacional de ingeniería. . La capacidad de Hamas para completar esos túneles va en contra de los llamados, por parte de organizaciones internacionales y ONG, por más concreto y cemento para usar en hospitales y estructuras civiles. Con claridad sabemos que esos suministros no son usados para el bien, sino para el mal.
Israel se encuentra en la primera línea contra un nuevo e insidioso cálculo del terror: Hamas cree que la asimetría moral de usar a sus propios civiles para aterrorizar a nuestros civiles compensará nuestra asimetría militar de usar armas guiadas con precisión, dar una justa advertencia a los civiles y proteger lo nuestro, tanto con el sistema Iron Dome como con refugios adecuados en los hogares de ciudadanos israelíes.
Sabemos que Hamas usa túneles tanto para importar y exportar terrorismo.
Sabemos que usa escudos humanos para proteger a sus combatientes.
Sabemos que insta a su población a ignorar nuestras advertencias.
Sabemos que usa localidades civiles para esconder su arsenal de misiles. De hecho, Naciones Unidas publicó dos declaraciones sobre dos instancias de cohetes, siendo almacenados en las escuelas que auspicia, e instamos, a Naciones Unidas, a publicar las fotos.
Sabemos que Hamas cerró la puerta al cese (15 de julio) de fuego apoyado por Egipto, que pudiera haber salvado cientos de vidas.
Israel está ejerciendo su obligación moral de defender a sus ciudadanos. Al mismo tiempo, Israel está comprometido con la obligación moral de evitar pérdidas de civiles. Continuaremos nuestra operación hasta erosionar la infraestructura terrorista y exponer la fortaleza subterránea que Hamas construyó con recursos destinados a propósitos humanitarios. Lucharemos, con todas nuestras fuerzas, por nuestra tierra natal porque no tenemos otro lugar adonde ir.
Le agradecemos al Primer Ministro Harper y a Canadá por su apoyo multipartidista al unirse a otras democracias occidentales, incluyendo Francia, Alemania, EEUU y Reino Unido, para defender la obligación moral de Israel.
Agradecemos a los canadienses por mostrar apoyo y enviar sus plegarias, en especial a las familias de nuestros soldados.
Nuestros objetivos siguen siendo los mismos. Abandonamos Gaza en 2005, evacuando a nuestras comunidades e, incluso, moviendo nuestros cementerios. No tenemos reclamos territoriales. Continuamos manteniendo los cruces abiertos hacia Gaza para ayuda humanitaria. Desde el 8 de julio, más de 673 camiones ingresaron a Gaza con medicamentos, alimentos y combustible.
Nuestra lucha es con Hamas y no con el pueblo de Gaza, víctimas de un régimen brutal. Para decirlo en pocas palabras: esta operación finalizará cuando podamos dar a los ciudadanos de Israel la paz y la calma a la que tienen derecho.
Rafael Barak es Embajador de Israel en Canadá.
Fuente: skira@mfa.gov.il
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