«No hay ningún territorio más ocupado que el cuerpo de una mujer palestina, o una franja… cortada por la violenta imposición de las supersticiones de Allah y los seguidores de Mahoma. Mejor ni hablar de la situación de los homosexuales palestinos. Esta indignación selectiva por parte de los más progresistas, cuando se trata de Israel, es ciertamente antisemitismo». – Alberto Moyano, director de un diario español.
«Es posible criticar legítimamente a Israel. Pero huele a podrido cuando se atribuye toda la culpa a Israel, sin siquiera mencionar el pequeño detalle de que un grupo terrorista y jihadista que gobierna Gaza ha violado todos los concebibles principios humanitarios, usando civiles como escudos humanos y lanzando misiles desde bloques de apartamentos, mientras sus líderes están viviendo cómodos en Qatar, huéspedes de un sheik». – Ángel Mas, analista español.
No ha habido prácticamente ninguna protesta pública en España por la muerte de más de 160.000 personas durante tres años de combates en Siria; por la destrucción de antiguas comunidades cristianas a manos de islamistas en Irak; por el secuestro de 300 niñas por parte de islamistas en Nigeria; o por el derribo de un avión civil de pasajeros en Ucrania.
«Las personas más antisemitas son supuestamente las más educadas y bien informadas» – informe del Ministerio de Relaciones Exteriores español sobre el antisemitismo en España.
La operación militar de Israel en la Franja de Gaza está llamando la atención, una vez más, sobre el persistente flagelo del antisemitismo en España.
Como en muchos otros países europeos, la cobertura de los medios de comunicación españoles sobre el conflicto ha sido decididamente parcial en contra de Israel. Los medios de comunicación impresos y la radio y TV de todo el espectro político, han retratado a Israel como el agresor, y han hecho escasos esfuerzos para informar que el actual conflicto fue provocado por los ataques con cohetes desde Gaza, controlada por Hamas, y que se intensificaron aun antes de que militantes de Hamas secuestraran y asesinaran a tres adolescentes judíos en junio.
Más allá de los informes parciales, que en realidad no es nada nuevo, algo de la retórica anti-Israel en España ha llegado a ser tan virulenta que ha traspasado claramente la línea del descarado antisemitismo, dicen los observadores.
Un ejemplo flagrante involucra a El Mundo de centro-derecha, el segundo diario en circulación de España, que el 24 de junio publicó un artículo de opinión abiertamente antisemita que condena la guerra en Gaza y trata de justificar la expulsión de los judíos de España, en los siglos XV y XVI, sobre la base de que «no están hechos para convivir con los demás».
El artículo – titulado “¿Los Elegidos?» – fue escrito por Antonio Gala, un octogenario galardonado novelista y dramaturgo, cuyo profundo desprecio por Israel y el pueblo judío es obvio. Gala escribe:
«El pueblo hebreo, de antigüedad probada por tratos íntimos y altibajos con su divinidad, podía haber hecho mucho bien a la humanidad: por su cautela, su prudencia y aguante, su aparente fidelidad religiosa y su ratificada administración de cualquier dinero”.
«Lo que sucede es que, de pronto, harta a la parte de la humanidad con la que vive: fenómeno reiterado de su historia: como si no estuviera hecho para convivir”.
«Esto es lo que hubo, hay y seguirá habiendo, porque siempre lo ha habido. Llámense como se llamen sus jefes civiles o militares, todos acaban metiendo la pata si les peta: es historia milenaria. Ahora le toca sufrir sus abusos a Gaza… Y lo revisan todo con una apariencia de justicia indebida. Nunca son claros”.
«Piden lo que se les dio y que aceptaron; pero con novedad de grados, dimensiones, beneficios y con la presión nueva que da el poder situado en otra parte del mundo y la invisible comunidad de sangre… Normal en general, se arregla para meter la pata al final, con los más débiles o los que disfrutan hoy de sus tierras de anteayer… Siempre es así. No extraña que los expulsen tanto. Lo que extraña es que los vuelvan a llamar. Porque o no son buenos o alguien los envenena. No soy racista».
Esta no es la primera vez que El Mundo – un diario cercano al gobernante Partido Popular de centro-derecha – ha publicado una de las diatribas antisemitas de Gala.
En una columna publicada por El Mundo en diciembre de 2012, Gala, acusó a Israel de «ganarse la vida usando la culpa después de la Segunda Guerra Mundial». En otra columna publicada en junio de 2012, Gala dijo que los judíos no tienen a nadie a quien culpar sino a sí mismos por la persecución que sufrieron en la España medieval.
En una columna publicada por El Mundo en septiembre de 2011, Gala escribió que los israelíes están «sedientos de sangre», y son ellos mismos los culpables de la «antipatía que el judío despierta en el no-judío». En otra columna publicada en febrero de 2009, Gala escribió que «la avaricia judía» es la razón por la que los judíos han sido perseguidos a lo largo de la historia. Y agregó:
«El sionismo ha dado un resultado erróneo: ha incrementado la codicia y el deseo de más territorio, un desprecio por la vida y las posesiones de otras personas, y un aumento del terrorismo… los judíos no quieren coexistir”.
Aún no está claro por qué El Mundo sigue publicando las diatribas antisemitas de Gala. Presumiblemente, los editores del diario creen que el antisemitismo es bueno para los negocios.
La Comunidad Judía de Madrid ha dicho que ya es suficiente. El 29 de julio presentó una demanda en contra de Gala por violar una ley española que prohíbe la incitación al odio antisemita.
Sin lugar a dudas, la parcialidad anti-Israel del diario no se ha limitado a las páginas de opinión. El 21 de julio, por ejemplo, El Mundo publicó un ensayo titulado, «Del Holocausto Nazi al Sionista», en el que Najib Abu-Warda, profesor palestino de relaciones internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, acusa a Israel de «cometer crímenes de genocidio, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, agresión y terrorismo de Estado».
El artículo, que El Mundo describe como un «análisis», está atado al revisionismo histórico palestino que niega, reiteradamente, la legitimidad del Estado de Israel. En una mentira descarada, por ejemplo, Abu-Warda afirma que un estado palestino realmente existía hace 100 años, antes de que fuera ocupada por los británicos después de la Primera Guerra Mundial, y más tarde particionada por las Naciones Unidas con el fin de crear un Estado judío «sobre parte de Palestina».
De hecho, Palestina nunca ha existido como un estado autónomo, ni ha habido nunca una cultura o idioma «palestino” distintivo. En 1977, el diario holandés Trouw publicó una entrevista con el funcionario de la Organización de Liberación de Palestina Zuheir Mohsen, que admitió:
«El pueblo palestino no existe. La creación de un estado palestino es sólo un medio para continuar nuestra lucha contra el Estado de Israel para nuestra unidad árabe. En realidad, hoy en día no hay ninguna diferencia entre jordanos, palestinos, sirios y libaneses. Sólo por razones políticas y tácticas hablamos hoy acerca de la existencia de un pueblo palestino, ya que los intereses nacionales árabes exigen que postulemos la existencia de un diferente ‘pueblo palestino’ para oponerlo al sionismo”.
Abu-Warda termina su artículo con una amenaza contra Israel:
«Hoy, 70 años después del genocidio nazi contra los judíos, Israel está cometiendo crímenes de guerra y de genocidio en Palestina, mientras la comunidad internacional es incapaz de tomar ninguna decisión y mucho menos de llevar a cabo ninguna acción. Sin embargo, por encima de todo y después de todo, el gobierno sionista olvida que a mayor ataque mayor reacción, y que el pueblo palestino se aferra al derecho de defenderse contra la agresión, la ocupación y el genocidio. Es cuestión de tiempo».
Para su descrédito, El Mundo no ha hecho ningún esfuerzo por refutar las falsedades de Abu-Warda, señalando que Hamas deliberadamente ha estado utilizando sus propios ciudadanos como escudos humanos, colocando cohetes y explosivos en o cerca de escuelas y mezquitas, y usando un hospital como un centro de comando.
Mientras tanto, el actor español Javier Bardem, acusó a Israel de cometer «genocidio» contra el pueblo palestino. En una carta abierta que fue publicada por El Mundo el 25 de julio, Bardem escribió:
“En el horror que está sucediendo en Gaza NO cabe la equidistancia ni la neutralidad. Es una guerra de ocupación y de exterminio contra un pueblo sin medios, confinado en un territorio mínimo, sin agua y donde hospitales, ambulancias y niños son blancos y presuntos terroristas. Difícil de entender e imposible de justificar».
Bardem negó que fuera antisemita señalando que tiene muchos amigos judíos, y que su hijo había nacido en un hospital judío de Los Angeles.
Una carta abierta posterior firmada por más de 100 actores españoles que representan la vanguardia de la izquierda ideológica de España, condenó el «genocidio» israelí contra la «población civil de Palestina».
Según el analista español Ángel Mas, las frívolas acusaciones de genocidio contra Israel son un reflejo del profundo antisemitismo de la izquierda española disfrazada de crítica legítima de Israel. En un artículo de opinión titulado «Los Deslegitimadores de Israel», Mas escribe:
«Es inevitable. Cuando ciertas personas comienzan un artículo anunciando que tienen muchos amigos judíos, lo que sigue es un ataque virulento, desproporcionado y sectario contra el Estado de Israel”.
«Javier Bardem no ha hecho nada nuevo utilizando este truco en su reciente carta sobre Gaza. Está en el manual de los deslegitimadores del único estado judío hacer referencia a los amigos judíos (sin nombre) que están igualmente horrorizados por las acciones de un estado diabólico que no los representa”.
«Bardem quiere mostrar que criticar a Israel no es antijudío, ya que algunos judíos también critican a Israel… En realidad, Bardem tiene una larga historia de deslegitimar, demonizar, deshumanizar y usar un doble rasero en sus críticas a Israel. Estas cuatro D denotan hoy una forma políticamente correcta de expresar odio hacia los judíos, disfrazada como feroz crítica contra Israel.
«Es posible criticar legítimamente a Israel. Pero huele a podrido cuando toda la culpa es atribuida a Israel, sin siquiera mencionar el pequeño detalle de que un grupo terrorista jihadista que gobierna Gaza ha violado todos los principios humanitarios concebibles, usando a civiles como escudos humanos, lanzando misiles desde bloques de apartamentos, mientras que sus líderes están viviendo cómodos en Qatar, huéspedes de un sheik.
«No es difícil desenmascarar a un antisemita: alguien que abusa frívolamente del término «genocidio», una palabra que tiene tan profundo significado para el pueblo judío».
En otras partes de España, una fiesta religiosa católica en honor del Apóstol Santiago en la ciudad española de Ceuta, el 25 de julio, fue secuestrada por activistas que protestaban por el «exterminio del pueblo palestino». Un video de la manifestación, que tuvo lugar frente a la única sinagoga de Ceuta, y contó con la presencia de decenas de funcionarios locales, muestra a un político musulmán local gritando por un megáfono:
«Los judíos, durante miles de años, han querido exterminar… a toda persona sobre la faz de la tierra que no fuera judío. En la Torá los judíos dicen que son el pueblo elegido. Juro por Dios que nos temerán hasta el Día del Juicio. ¡Allahu Akbar! ¡Allahu Akbar! ¡Allahu Akbar! [Alá es más grande]».
[Una manifestación anti-semita en Ceuta, España, el 25 de julio (Fuente de la imagen: captura de pantalla de Libertad Digital YouTube)]
El 24 de julio, SOS Gaza, una coalición de más de 40 ONG españolas pro-palestinas, organizó una protesta frente a la embajada israelí en Madrid. Los manifestantes portaban pancartas condenando el «genocidio» israelí, los «crímenes de guerra» y el «super terrorismo». Una pancarta decía: «Ustedes están haciendo que Hitler parezca un santo». Un organizador de la protesta le dijo a los medios de comunicación españoles que Israel está cometiendo, una vez más, crímenes de guerra, que «siempre han estado ligadas a la historia de Israel, desde la creación de su estado».
El 23 de julio, Izquierda Unida (IU), una coalición de partidos políticos de extrema izquierda, pidió al gobierno español que expulsara al embajador de Israel en España y suspendiera las relaciones diplomáticas con Israel.
También el 23 de julio, una coalición de organizaciones feministas españolas le pidió al gobierno español aislar al «gobierno sionista», por medio de un boicot económico, a causa del «genocidio planificado que Israel ha estado llevando a cabo desde hace más de sesenta años contra el pueblo palestino».
La declaración agregaba: «No podemos permanecer indiferentes y en silencio, como si estos acontecimientos no preocuparan a las mujeres españolas, a las feministas y a cualquier otra asociación honorable».
El 16 de julio, activistas pro-palestinos pidieron a los organizadores del Festival de Jazz de Vitoria, un festival anual de jazz que tiene lugar en el País Vasco, impedir que la cantante israelí Noa actúe en el evento. Su actuación siguió adelante como estaba planeado, pero fue interrumpida por gritos de «genocidio israelí» y «Palestina Libre».
Activistas españoles afirman frecuentemente que no son antisemitas, sólo críticos de la política israelí. En la práctica, sin embargo, están obsesionados con Israel y los judíos, especialmente si se considera que no ha habido prácticamente ninguna protesta pública en España por la muerte de más de 160.000 personas durante los tres años de combates en Siria; la destrucción de antiguas comunidades cristianas a manos de islamistas en Irak; el secuestro de 300 niñas por islamistas en Nigeria; o el derribo de un avión civil de pasajeros en Ucrania.
En un ensayo en el diario vasco Diario Vasco, el comentarista Alberto Moyano reflexiona sobre la «desconcertante inconsistencia moral» de la sociedad española cuando se trata de Israel:
«Por supuesto, no toda crítica a Israel es antisemitismo. Pero hay una ‘clase política’, y otra ‘casta ética’, que operan estrictamente de acuerdo con criterios ideológicos, con un menú ético, que aparecen y desaparecen para dar rienda suelta a su indignación siempre que sea conveniente.
«Desde lo menor hasta lo mayor, uno se sorprende por la frivolidad de los que, por una parte, afirman que el conflicto vasco es muy complejo, que los extranjeros no pueden posiblemente entenderlo y que, en cualquier caso, hay que escuchar a todas las partes involucradas, y luego se dan vuelta y lidian con el conflicto de Medio Oriente en tandas de 140 caracteres vinculadas a espeluznantes imágenes que a menudo son rescatadas de archivos.
«No hay ningún territorio más ocupado que el cuerpo de una mujer palestina, o una franja cortada por la violenta imposición de las supersticiones de Allah y los seguidores de Mahoma. Mejor ni hablar de la situación de los homosexuales palestinos. Esta indignación selectiva por parte de los más progresistas cuando se trata de Israel es ciertamente antisemitismo».
La profundidad del antisemitismo en la sociedad española fue traída a la palestra en mayo de 2014, después de casi 18 mil comentarios publicados por gente en Twitter, utilizando profanas y antisemitas etiquetas después de que Maccabi Tel Aviv derrotara al Real Madrid en la final del principal torneo de baloncesto de Europa.
La policía española especializada en crímenes de odio inició una investigación formal, pero dijo que sólo pudieron identificar a cinco usuarios de Twitter (el resto eran aparentemente anónimos). Algunos de los tweets más detestables fueron:
«Hemos sido derrotados por sangrientos judíos. Hitler no habría permitido que esto sucediera».
«Judíos de M…a. Todos ustedes deberían ser arrojados a los hornos».
«Judíos hijos de p…s*. Los hornos de Auschwitz son su hogar. Siria, bombardea a Israel».
«Ahora entiendo a Hitler y su odio a los judíos».
«Maccabi tiene que ducharse después del partido. Pero en la cámara de gas, espero».
Maccabi Tel Aviv dijo que, si bien había lidiado antes con el antisemitismo cuando jugaba en España, «nunca habían experimentado nada como esto”.
Mientras tanto, las encuestas muestran consistentemente que España es uno de los países más antisemitas de Europa.
Una encuesta de mayo de 2014 de la Liga Anti-Difamación sitúa a España como el tercer país más antisemita de Europa, detrás de Grecia y Francia. Por separado, el último «Informe sobre Antisemitismo en España», publicado en mayo de 2013, muestra un pronunciado salto en los ataques antisemitas en España.
El documento registra ataques antisemitas contra personas y propiedades, antisemitismo en los medios de comunicación españoles y en Internet, esfuerzos para trivializar el Holocausto judío, difusión de literatura antisemita, así como antisemitismo en instituciones públicas.
Según una encuesta encargada por el Ministerio de Relaciones Exteriores español, el 58,4% de los españoles creen que «los judíos son poderosos porque controlan la economía y los medios de comunicación». Esta cifra alcanza el 62,2% entre los estudiantes universitarios y el 70,5% entre los que están «interesados en la política». Más del 60% de los estudiantes universitarios españoles dicen que no quieren compañeros judíos. «Estas cifras son tan sorprendentes como preocupantes: las personas más antisemitas son supuestamente las más educadas y bien informadas», dice el informe.
La encuesta también muestra que más de un tercio (34,6%) de los españoles tiene una opinión desfavorable o totalmente desfavorable de los judíos. Pero como en otros países europeos, el antisemitismo es más predominante en la izquierda política que en la derecha política. Por ejemplo, el 34% de los de la extrema derecha dicen que son hostiles a los judíos, mientras que el 37,7% de las personas de centro-izquierda son hostiles a los judíos. Y la simpatía por los judíos entre la extrema derecha (4,9 en una escala de 1 a 10) se encuentra por encima del promedio para la población en su conjunto (4,6).
Entre los que se reconocen a sí mismos que tienen «antipatía por el pueblo judío», sólo el 17% dice que esto se debe al «conflicto en Medio Oriente». Cerca del 30% de los encuestados dice que su disgusto por los judíos tiene que ver con «su religión», «sus costumbres», y «su forma de vida». Cerca del 20% de los españoles dice que les disgustan los judíos, aunque no saben por qué.
Los datos del estudio sobre antisemitismo español plantean muchos interrogantes, incluyendo uno que parece que nunca se ha preguntado: ¿Cuántos españoles han conocido alguna vez y reamente a un judío? No muchos, parecería. De hecho, España cuenta hoy con una de las comunidades judías más pequeñas de Europa; el país tiene sólo alrededor de 40.000 judíos de una población española total de 47 millones, lo que equivale a menos del 0,08 por ciento.
Reflexionando sobre la triste situación en la España contemporánea, el autor judío español Jacobo Israel Garzón, escribe:
«Durante muchos años he observado que, cada vez que hay un conflicto entre Israel y los palestinos, hay una erupción espontánea de protesta en los medios de comunicación españoles… El clamor de este grupo de supuestos intelectuales no tiene nada que ver con su amor por los musulmanes o los árabes. No sienten ninguna simpatía especial hacia ellos…”
«Lo que tenemos aquí es algo mucho más simple: odio a los judíos Algunos dicen que los judíos tienen mucho dinero y mucho poder, pero en nuestro país no hay ni un solo banquero judío, ningún político judío de nota, ningún funcionario militar judío de alto rango. No hay judíos poderosos en España. No, el poder judío no puede ser la causa del antisemitismo en España…”
«Cuando reflexiono sobre los artículos antijudíos que hemos estado leyendo recientemente en los diarios españoles, debo concluir que no son el producto de inconsciente ignorancia, sino más bien la manifestación consciente del odio contra el judío”.
«Imaginen mi decepción y tristeza. He vivido entre españoles durante más de setenta años. Asistí a la escuela primaria y a la universidad en España, y he trabajado aquí toda mi vida. El español es mi lengua y España es mi país. Y ahora, cuando reflexiono sobre todos esos años, tengo que preguntarme ¿qué podría haber hecho el judío alemán durante los años 1930 en Alemania? ¿Cómo pude no haberme dado cuenta de que muchos de mis compatriotas me odian, no por lo que he hecho, sino por lo que soy? ¿Cómo pude haber sido tan ciego?”
«Cuando veo que un diario nacional es capaz de publicar dos artículos, en la misma semana, que culpan al veneno que llevamos dentro de nosotros mismos por la expulsión de los judíos durante los siglos pasados, esto me genera no sólo ira. También me genera una profunda decepción y tristeza el que haya vivido toda mi vida en una sociedad donde muchas personas me odian por lo que soy».
Soeren Kern es Asociado Senior en el Instituto Gatestone con sede en Nueva York. También es Miembro Senior de Política Europea en el Grupo de Estudios Estratégicos con sede en Madrid
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
Aquí también se debería denunciar a el diario el Mundo por antisemitismo o por su difusión.Hay que denunciar a los antisemitas y ponerlos en su sitio! es cierto quee en España hay muchos antisemitas pero también hay mucha gente buena que está luchando contra el antisemitismo.Así que a tomar por culo los antisemitas!