No hay duda que lo que ha hecho que Hamás enarbolara la bandera blanca fue la aniquilación sistemática de sus dirigentes, la nueva táctica militar empleada por Israel. La ejecución masiva de palestinos que efectuó Hamás sin importar si son inocentes o colaboradores, y las desesperadas promesas de venganza en los gritos de sus jefes aún con fuerzas para gritar, demuestran la efectividad de esta nueva manera de luchar contra los terroristas que adoptó Israel, en lo que resultó ser la fase final de la operación “Margen Protector”. La aceptación de una tregua por tiempo indefinido con Israel, renunciando a todas sus exigencias previas y pidiendo solo que los dejen pescar en el mar un poco más lejos de la costa, son la mejor prueba de que Hamás capituló. Ya dejaron de tener importancia el libre paso por las entradas a Gaza, y sus queridos aeropuerto y puerto marítimo. En pocas palabras, con tal de que la aviación israelí no continúe matando a sus jefes, Hamás optó por levantar los brazos en señal de rendición. Pero su fanatismo y orgullo de fiel combatiente por la causa de Allah, hacen que su fuero interno no le permita aceptar esa humillante realidad. Es es la causa por la cual Hamás engaña al público y a sí mismo, presentándose ante las cámaras como único vencedor.
Israel comienza a respirar aires de tranquilidad mientras se repone de sus pocas pero muy dolorosas bajas. Es el momento de meditar y analizar en profundidad, cuales fueron sus causas y ver la manera de evitarlas en el futuro.
Pienso que a Hamás no se lo debe excluir del conjunto de movimientos musulmanes que en estos momentos convulcionan el Medio Oriente. Todos tienen la misma religión, todos cumplen con los preceptos de Mahoma, su denominador común, y todos piensan dominar el planeta asesinando a los herejes que no la profesan. Los variados grupos en que hoy se dividen los islamitas, solo se diferencian entre sí por su grado de crueldad. Siria, Irán, Hamás y Hisballah conocen muchas maneras de asesinar a sus adversarios, pero se encuentran entre los más moderados porque todavía no probaron el placer de decapitar y crucificar a los que piensan distinto.
Creo poder afirmar que el peligro que los grupos terroristas representan para Israel, es el mismo peligro que el Islam significa para el mundo, y que la lucha que Israel mantiene contra sus agresores, es la misma lucha que todos los pueblos libres deberían emprender contra los enemigos de la cultura y la civilización. Occidente lo ha comenzado a entender, interviniendo militarmente en zonas lejanas para evitar que las barbarie se propague. Es por eso que no es forzado decir que la guerra de la civilización contra la barbarie ya ha comenzado. No es nada forzado decirlo, porque tampoco hay que olvidar que desde el año 1948, Israel mantiene esa guerra con la que trata de salvar su propia existencia. Desde aquel entonces Israel soporta las arremetidas de los preceptos del Corán, mientras la civilización occidental observa con satisfacción la eficacia con que lo hace ese pequeño país, al que consideran el muro de contención de la barbarie en el Medio Oriente. Es injusto dejar que Israel se desangre en esa misión que favorece al mundo civilizado, mientras ese mundo solo se preocupa observándolo.
Todavía se está a tiempo para tomar al terrorismo islámico con la seriedad y urgencia que su peligrosidad requiere. Los países de América Latina, de Europa y los del resto civilizado del planeta, deberían limitar las ultrajantes libertades de los islamitas, quienes mezclados entre su gente, sueñan con islamizar al mundo. Pero hay que reconocer que lo que será muy difícil conseguir, es que las organizaciones mundiales que se dedican a cuidar el orden y la convivencia entre las naciones, erradiquen el flagelo del fanatismo musulmán tremendamente infiltrado en sus entrañas. Aún así, pienso que no podrán impedir que los ejércitos democráticos derroten a las fuertemente armadas hordas musulmanas, desbaratando su intención de imponer la religión del Islam a la población del mundo bajo amenazas de muerte, o de instaurar un califato mundial.
Samuel Auerbach.
Natanya, Israel.
Los efectos de la operacion «Margen protector» llevada a cabo por el ejercito israeli en Gaza, no se limitan solo a observar el debilitamiento de Hamas, privada de buena parte de sus lanzaderas de misiles, y arsenal armamentistico, lo cual la incapacita para proseguir sus agresiones contra Israel, sino tambien a reconocer el acierto que implica responder por la fuerza a sus continuas provocaciones, tras haber comprobado en repetidas ocasiones, la inoperancia de utilizar con ellos otras alternativas
Solo parecen atemperarse, ante la fuerza disuasória, lo cual les elimina de facto, de cualquier eventual proceso negociador, que Israel y la parte palestina establezcan hipoteticamente en el futuro …
Dos valiosas conclusiones pues, que ya antes sospechamos y hoy sabemos con certeza …