Solamente los judíos consideramos que este miércoles al anochecer, al aparecer las tres primeras estrellas, estará comenzando un nuevo año, el 5775 según el calendario hebreo. Solamente judíos celebrarán Rosh Hashaná -nuevo año judío-durante dos días y aguardarán luego la llegada del día más sagrado del año, Iom Kipur, el Día del Perdón, como momento culmine de un proceso de instrospección y autoanálisis, en el que uno toma conciencia de las actitudes que debe corregir .
Pero aunque sólo para los judíos dentro de menos de una semana llega el nuevo año, los mensajes de la fecha son universales. Este año, quizás, más que muchos otros.
Todos estamos acostumbrados a los «buenos augurios» en las fiestas. Esto no depende de religiones ni credos. En los nuevos comienzos, uno desea lo mejor a los suyos y al semejante. Pero esta vez, con todas las noticias que nos han estado ocupando, sería bueno que muchos otros también hagan su propia introspección, comprendan los errores garrafales que cometieron y busquen una nueva oportunidad.
Claro está que esto es más que nada un ejercicio casi filosófico, porque si a los jihadistas fanáticos del Estado Islámico les parece normal degollar a seres humanos, no hay por cierto con quién hablar. Si a los antisemitas les parece bien prender fuego a una sinagoga y fomentar el odio irracional , probablemente tampoco. Y si son tantos los que creen que está permitido matar en nombre-supuestamente-de Dios, tantos los gobernantes que consideran que son dueños de sus ciudadanos, tantos los hombres en no pocas sociedades que se creen propietarios del cuerpo y el alma de la mujer …pues todos ellos necesitarían el mensaje universal de Rosh Hashaná.
Pero como no parece factible que los yihadistas hagan ningún esfuerzo de introspección, ni que los déspotas y atrasados analicen en qué pueden mejorar, el nuevo año trae consigo una responsabilidad. Saber defendernos, para ser anotados en el libro de la vida, sin que el otro mundo- ese al que no pertenecemos ni podríamos pertenecer, ese mundo de oscuridad y otros valores que no son nuestros- logre tragarnos. No ceder ante quienes viven en base al odio y no al progreso y el desarrollo.
El advenimiento del nuevo año judío, halla a Israel ,madre patria del pueblo judío, lidiando aún con problemas en varios frentes. Hace tan solo unas semanas que salió de la guerra contra Hamas y nadie puede aún vaticinar que la calma hoy reinante-salvo el disparo de un mortero hace unos días- se mantenga.Su otrora tranquila frontera con Siria, arde y es símbolo de gran inestabilidad.
Le auguramos que siga defendiéndose sin perder la humanidad, que combata a los terroristas sin dejar de recibir enfermos palestinos que necesitan su ayuda, en sus hospitales. Que aclare a Siria que no tolerará provocaciones, sin dejar de recibir a sus heridos para salvarles.
Y que sepa hallar el equilibrio entre preservar sin reservas su seguridad y hacer lo que esté a su alcance para solucionar los problemas pendientes también en otro frente, Cisjordania (Judea y Samaria en los términos bíblicos). No será fácil la búsqueda de la paz después de una compleja guerra. Pero es ineludible, siempre y cuando, claro, tenga con quién.
A Uruguay, que con el 5775 casi recién estrenado irá a las urnas, deseos de elecciones no sólo democráticas, como siempre, sino también exitosas. Y eso se consigue si independientemente de quién gane-y sin olvidar por cierto que cada candidato verá el éxito en su propia victoria-, sea el país todo el que resulte beneficiado si la gestión de gobierno se hace en pro del pueblo. Sin revanchismos ni rencores. Sin creer que la otra propuesta, la alternativa, es el fin del país. Recordando que el éxito de quien sea el próximo Presidente de la República, es el de la ciudadanía toda. Y que se puede reconocer lo bueno en el adversario,no menos que lo que se debe reconocer los propios errores.
Claro que todo esto es muy fácil decirlo y analizarlo desde nuestro escritorio, sabiendo cuán difícil será la labor de quien tenga la responsabilidad de gobernar.
Auguremos pues que el 5775 traiga sabiduría y responsabilidad a todos aquellos que la necesitan de corazón.
Pero más allá de todo esto, de lo que ocupará a gobernantes y estadistas, a intelectuales y analistas, en medio de todo, está simplemente el ser humano. Y este miércoles al anochecer, cuando todos aquellos reunidos en torno a la mesa familiar , se dispongan a celebrar Rosh Hashaná, lo primero que pasará por la mente de todos nosotros, será sin duda lo más elemental , lo más básico y auténtico: que nuestros seres queridos y nosotros gocemos de buena salud, que podamos compartir felicidades y motivos de celebración, que sepamos, cuando aparezcan, lidiar con obstáculos en el camino, que siempre veamos a nuestros hijos crecer y desarrollarse con plenitud. Que sean hombres y mujeres de bien, felices con los que les toque vivir y capaces de embellecer la sociedad en la que nacieron.
¡Shaná tová!-Feliz año nuevo.
Shana toba’ !!!