PERDONÉ COMO HAS HABLADO
“Y dijo Di-s: ‘Perdoné como has hablado’” (Números 14:19)
Cuando los espías retornaron, Di-s quiso exterminar al pueblo. Pero nuevamente la intervención de Moshé lo evitó. Fue en ese momento que Di-s pronunció las palabras: “Perdoné como has hablado”. Y esas palabras del Creador siguen resonando día a día. Él siempre está dispuesto a perdonar a aquellos que vuelven a Él con sinceridad. Que este Iom Kipur no sea en vano, aprovechemos la oportunidad que anualmente se nos presenta. Volvamos a Él verdaderamente, entonces en nuestro corazón oiremos las palabras de Di-s: “¡PERDONÉ COMO HAS HABLADO!”
IZKOR
Este breve servicio de recordación tiene lugar luego de la lectura de la Torá y antes de devolver los Rollos al Arca (véase Majzor para Iom Kipur, pág. 158).
La plegaria de recordación – Izkor – se recita en el último día de Pesaj, el segundo día de Shavuot, Iom Kipur y Sheminí Atzeret. Los días de Rosh HaShaná y Iom Kipur son considerados en este caso como una sola Festividad y por lo tanto Izkor se recita sólo en Iom Kipur.
Esta plegaria tiene un significado mucho mayor en Iom Kipur que en las demás Festividades, pues la verdadera esencia de este día es la procura de misericordia, perdón y expiación, tan necesarios para las personas fallecidas como para las vivas. Aunque el versículo (Salmos 88:6) expresa: «Entre los muertos hay libertad» -que nuestros Sabios interpretaron (Shabat 30a): «Cuando la persona muere, queda libre de la obligación de cumplir Torá y mitzvot»-, los difuntos, sin embargo, se benefician con las donaciones que sus hijos hacen en favor de sus almas. Los Sabios derivan esta idea del siguiente versículo (Deuteronomio 21:8): «Con-cede expiación a Tu pueblo, Israel, que has redimido»; ‘Concede expiación a Tu pueblo, Israel’-se refiere a los vivos; ‘que has redimido’ se refiere a los fallecidos. Esto nos enseña que los muertos requieren expiación. ¿Cómo la logran?. Por intermedio de las plegarias y donaciones caritativas que los vivos hacen en su nombre, pues Di-s sondea los corazones, y sabe que de continuar el difunto con vida hubiera dado él para caridad y obtenido el mérito.
Además, si los padres transitaron la senda del bien, enseñando a sus hijos a rezar, a realizar mitzvot y contribuir con caridad, el hecho de que estos continúen haciéndolo tras su deceso demuestra que los padres todavía ejercen su influencia sobre ellos; la fuerza de aquellos perdura en las acciones de los hijos, y es como si ellos mismos estuvieran vivos y cumplieran mitzvot.
La costumbre Ashkenazí es que aquel cuyos dos padres están vivos abandona la sinagoga al momento de recitarse Izkor, para evitar el mal de ojo que podría resultar de la envidia de quienes ya no los tienen. Otra de las razones es que alguien podría unirse inadvertida-mente a la congregación en las plegarias de recordación por los difuntos, y con ello estaría invitando al Satán a actuar. Un tercer motivo es que no resulta apropiado que uno permanezca en silencio mientras los demás están rezando.
En las congregaciones sefardíes, en cambio, se acostumbra que todos permanezcan en la sinagoga. Sólo el oficiante recita Izkor («Hamenajem») y cada individuo le da los nombres de sus parientes difuntos para que los incluya en la plegaria colectiva pidiendo misericordia por ellos. Por eso, la costumbre sefardí es recitar la plegaria de recordación en cada Shabat y Festividad.
HE AQUÍ EL TEXTO DE IZKOR EN CASTELLANO:
POR EL PADRE: Recuerde Di-s el alma de mi padre, mi maestro (mencionese el nombre en hebreo y el de la madre), que se ha marchado a su excelso mundo, a causa de que yo, sin obligarme mediante promesa, daré caridad en aras de él. Por este mérito, que su alma esté ligada en el vínculo de la vida con las almas de Abraham, Itzjak y Iaakov, Sara Rivka, Rajel y Lea, y con los demas hombres y mujeres justos que están en el Gan Edén; y digamos Amén.
POR LA MADRE: Recuerde Di-s el alma de mi madre, mi maestra (mencionese el nombre en hebreo y el de la madre), que se ha marchado a su excelso mundo, a causa de que yo, sin obligarme mediante promesa, daré caridad en aras de ella. Por este mérito, que su alma esté ligada en el vínculo de la vida con las almas de Abraham, Itzjak y Iaakov, Sara Rivka, Rajel y Lea, y con los demas hombres y mujeres justos que están en el Gan Edén; y digamos Amén.
Día de la Unicidad
Por Yanki Tauber
Somos un «ser» animal que tiene hambre y codicia y muestra sus colmillos cuando lo desafían; un «ser» emocional que ama y teme, se regocija y agoniza; un «ser» intelectual que percibe, analiza y contempla los otros «ser» con engreimiento; un «ser» espiritual que se esfuerza y anhela, se entrega y es devoto. Existe el «ser» que usted era a los 8 años y el que será a los 80. El «ser» que era el martes pasado, cuando me desperté de mal humor, grite a mis hijos, me enojé con mi jefe, maltraté a mis compañeros de trabajo y le colgué el teléfono a mi suegra; y el «ser» que voy a ser mañana, cuando estaré cariñoso con mi familia, respetuoso pero firme con mi jefe, y cordial, justo y considerado con todos los demás.
¿Cómo podemos imaginarnos que en ese conglomerado de células, órganos y miembros que llamamos nuestro «cuerpo», y que se extiende a lo largo y ancho de ese territorio que llamamos «tiempo», reside allí un único y singular «yo»?
Pero de algún modo nos convencemos de esto. No podemos identificarlo o describirlo, ni nuestras vidas diarias lo reflejan. Pero sabemos que está allí. Lo que significa que «existe», sino ¿de dónde vendría este conocimiento?
Un solo «yo» significa que nuestro ser animal, emocional, intelectual y espiritual tienen una fuente común y una meta común. Significa que todos los momentos de nuestras vidas están interrelacionados: lo que somos hoy y lo que haremos mañana es la suma y el resultado de lo que fuimos e hicimos ayer y el día anterior. Un solo «yo» significa que el pasado es redimible. Un solo «yo» significa que podemos lograr armonía en nuestras vidas.
La Torá se refiere al día de Iom Kipur como ajat bashaná, «una vez al año». Pero también ajat bashaná se traduce como «el uno del año». Iom Kipur, explican los maestros jasídicos, es el día en que nuestra unidad intrínseca emerge a la superficie.
Durante 364 días al año, los fragmentos de nuestra vida y personalidad yacen dispersos a lo largo de las cámaras de nuestra alma y se esparcen por las extensiones del espacio y el tiempo. En Iom Kipur, nos desafiamos a unirlos a su fuente y apuntalarlos hacia su meta. (www.es.chabad.org)
GMAR JATIMA TOVA
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