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| viernes noviembre 15, 2024

El dilema irresuelto de los árabes


La fuerte caída del precio del crudo en un contexto de sobreabundancia de desafíos geopolíticos en el Medio Oriente trajo a mi mente una frase famosa de un jeque de Dubai: “Mi abuelo andaba en camello, mi padre andaba en camello, yo manejo un Mercedes, mi hijo maneja un Land Rover, su hijo manejará un Land Rover, pero su hijo andará en camello”. Nadie puede anticipar qué impacto tendrá este agudo descenso en los precios del petróleo en la región, especialmente cuando la propia OPEP -con Arabia Saudita a la cabeza- no está mostrando interés en bajar la producción. Pero ello expone la mella perniciosa que tipifica la relación árabe-musulmana con este hidrocarburo.

Las naciones árabes reúnen alrededor de 250 millones de almas y sus economías dan forma a un PBI fenomenal, dado que producen un tercio del petróleo mundial y un 15% de su gas. No obstante, si uno remueve al petróleo de escena, el desempeño económico y social de los árabes se ve paupérrimo. El total de las exportaciones del mundo árabe no vinculado al petróleo es menor que el de Finlandia, que tiene una población de apenas cinco millones. Una década atrás, un reporte de las Naciones Unidas redactado por académicos árabes causó sensación global cuando reveló el estado social e intelectual calamitoso de las naciones árabes.

El Arab Human Development Report informó que la cantidad de libros traducidos anualmente al árabe en todos los países árabes combinados equivalía a la quinta parte de los que eran traducidos al griego en Grecia. El número de patentes registradas entre 1980 y 2000 de Egipto, Jordania, Siria, Kuwait, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos no llegaba a cuatrocientos, comparado con las más de 7.500 patentes al año de Israel. La tasa de analfabetismo árabe es la más alta del planeta y sus científicos están entre los menos citados en estudios académicos internacionales.

Sus más de doscientas universidades no figuran en los rankings de las mejores casas de estudio del mundo. Las mujeres son marginadas, las minorías religiosas no son integradas, los colectivos minoritarios sexuales son despreciados o perseguidos y el sistema democrático y republicano brilla por su ausencia. Para peor, el 70% de la población es menor a veinticinco años de edad y darles empleo requerirá, según estimaciones del 2009, la creación de ochenta millones de nuevos puestos de trabajo para el 2020.

Algunas naciones árabes han tenido mejor performance que otras. Dubai se ha transformado en un centro de vanguardia inmobiliaria excepcional. Qatar ha fundado uno de los canales televisivos más influyentes, Al-Jazzeera, y, dada su riqueza y mínima población, alcanzó un PBI per cápita de USD 73.000. Emirates Airlaines es una multinacional exitosa de los EAU y sucursales de prestigiosas universidades norteamericanas han abierto programas de estudios asociados en varios países del Golfo Pérsico. Pero más allá de la singularidad de casa caso, a nivel general el mundo árabe está estancado.

Fue precisamente contra este status-quo ingrato que hordas de jóvenes se rebelaron más de tres años atrás, dando inicio a la llamada primavera árabe que causó un efecto dominó notable y transformó políticamente a la zona de manera apreciable. Túnez se balancea por su equilibrio, Yemen la está peleando, Libia está consumida en luchas tribales, Egipto se enroscó sobre sí misma y Siria se desangra en una guerra civil atroz. Poco queda de los demócratas iniciales; en la actualidad son los fundamentalistas los que cargan la antorcha de la sublevación. Su impronta es diferente: ISIS, Al-Qaeda, el frente Al-Nusra y toda la impronunciable sopa de letras islamista que contamina la región persigue objetivos diferentes. Mejorar la calidad de vida de los árabes no es uno de ellos.

Los líderes árabes son los principales responsables de este desenlace. Por décadas reprimieron las libertades políticas y asfixiaron el progreso económico mientras sus poblaciones se multiplicaban y el resto del mundo cambiaba. Los pocos monarcas que sí modernizaron sus economías trabaron el desarrollo democrático. Samuel Huntington llamó a esta situación “el dilema del rey”: dado que la liberación política desafía la autoridad del monarca, su forzada apertura a la modernización económica necesariamente se detiene a las puertas de las libertades cívicas.

Los líderes árabes no supieron resolver este dilema. Ahora los jihadistas procuran erradicarlo con violencia.

http://www.paginasiete.bo/opinion/2014/10/22/dilema-irresuelto-arabes-35946.html

 
Comentarios

En vez de enseñarles a degollar deberian enviarlos a la escuela-

Ya el problema no es el precio del petróleo sino la consciencia mundial que está cambiando, hacia fuentes renovables y no contaminantes. Hay un miedo atroz al cambio climático global y los gases de invernadero y es muy probable que en el futuro el petróleo se use para crear nuevos materiales y no para quemar, como ahora es el 90% del producido.
Hoy se publicó en el diario El País, que Venezuela dejó de producir gran parte y compra en el exterior, ya hay explotaciones que son virtualmente deficitarias, y ese país es fundador de la OPEP.
Por otro lado la producción eólica avanza a un ritmo muy importante, en Uruguay ya hay varias granjas eólicas y se espera que junto a la hidráulica para 2020 no habrá generación térmica de electricidad y los bio-combustibles como el hetanol y bio-diesel ya son el 20% del componente de los combustibles líquidos con Alur a la vanguardia.

De manera que esperar el desarollo a partir del petróleo, es un proceso similar al del oro y todos sabemos lo que pasó. Es solo un comoditie que se le está terminando su cuarto de hora de gloria. El futuro está en otro lado, como bien lo dice el autor, un comoditie se puede comprar, pero el desarollo científico-técnico solo se puede obtener de una conducta de la inteligencia y la creatividad.

El mundo occidental va por un camino ya difícil de detener y las primaveras árabes y su terrorismo asociados, quedarán aislados en sus desiertos y poco a poco se irán apagando como una vela que se va quedando sin su cuerpo hasta que desaparece. Ya su atrazo es tan grande que va a ser dificil que retomen un protagonismo dentro del espectro mundial, solo serán una molestia, que no muchos van a soportar y actuarán en consecuencia.

Así que deben comenzar a criar camellos y burros, pues aumentará la demanda, aprovechen, será un buen negocio !!

Indistintamente de todo lo que aquí se diga el principal problema es el problema religioso. Los árabes en especial y los musulmanes en general, solo se guian por el Koran. La mayoria de estos países viven en la realidad del siglo VII el de Mahoma. A pesar de algunos andar en Land Rober no se integran al mundo y cargan con su religiosidad a dende van. Europa corre el peligro de convertirse en Eurabia. En cuanto al petróleo, bueno ha nievas fuentes como el Sheloil del cual USA posee yacimientos mas grandes que los de Arabia Saudita. Las formas alternativas de energía, hacen que los árabes piensen bien, su chantaje se esta acabando.

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