El desplante sufrido por el ministro israelí Yaalón en los Estados Unidos habla peor de los norteamericanos que de Israel. No acaban de darse cuenta de que no hay mejor aliado y país más confiable, en esa zona del mundo, que la exigua pero pujante tierra de los judíos. Molestarse por las construcciones de los israelíes en Jerusalén es un error, un error gordo: da fuerzas a los extremistas palestinos y por extensión a la calle árabe, de por sí antiimperialista. Las reflexiones en voz alta del citado ministro sobre la debilidad de la política exterior de Obama son la causa directa de ese desplante, pero también de la permisividad ante el desorden de Ucrania, parte de los males del Irak actual y otras lindezas por estilo. Puede que los norteamericanos estén cansados de la guerra y los conflictos y no hay que culparlos por eso, pero hacer genuflexiones ante los iraníes asesinos de mujeres que no hacen más que defender su vida, o protestar solo de boquilla es una reverenda estupidez. Irán está detrás de Hamás, el tirano sirio y especialmente Hezbollá. Irán nunca dará el brazo a torcer por las buenas, de modo que no hay que hacerse ninguna esperanza al respecto. Unos judíos más en su ciudad ancestral no deberían ofender a nadie, y menos que nadie a Washington.
¡Y eso es lo que piensa Yaalón desde hace años! Por tanto el problema no son, una vez más, los ´´asentamientos israelíes´´ sino Irán. Los judíos merecen y deben habitar en cualquier rincón de su patria. Así como hay árabes en Haifa que conviven mal que bien con los israelíes, ¿por qué no pude haber israelíes que convivan con árabes en Jerusalén y sus alrededores? No debemos olvidar que mientras cualquier persona-creyente o no, judío, cristiano o budista- puede visitar el Muro Occidental y rezar allí, nadie que no sea musulmán tiene derecho a ir a La Meca y besar la piedra santa, de modo que ¿quién es el intolerante? Si los palestinos no fueran tan cerriles y agresivos podrían convertir sus antiguas mezquitas en minas de oro. Dudo mucho de que los judíos quieran derrocarlas, como los mismos musulmanes hicieron con todo lo que encontraron a su paso en sus guerras de conquista del siglo VII, destruir santuarios o convertirlos en fundamentos de sus minaretes. Aunque hay quien piensa que no estaría mal si es que ha de erigirse, algún día, el tercer templo judío en la famosa explanada. Un delirio de los tantos que asuelan la región.
Jerusalén está que arde y arderá aún más. Israel no se lo puede permitir, el menor signo de debilidad es visto con buenos ojos por los árabes. Estamos constatando ejercicios de tiro de los gazatíes partidarios de Hamás casi todos los días y ningún esfuerzo serio por trabajar en la reconstrucción de la ciudad. Todavía. Pero al mundo occidental no le interesa eso, no le interesa la violencia musulmana sino qué hacen o dejan de hacer los judíos. Los países europeos que se disponen a reconocer al estado palestino avalan, en realidad, a la bestia de Hamás. O sea que agregan más leña al fuego y no lograrán nada con ello. Ningún ejército irá a Israel a quitarle tierras a su gente para entregárselas a los árabes, ningún desprecio mellará la voluntad del pueblo judío de aferrarse a su país. Poco a poco Europa deja de ser honorable y se convierte en una viaja osamenta que cruje y abdica, en un cadáver del que pronto darán cuenta millones de gusanos islamistas. El camino para detener eso no es fomentar o permitir el antisemitismo o el antiisraelismo liderado por los árabes. El camino es cortarle una y otra vez las alas a sus auténticos enemigos, aquellos que atentan contra los plurales principios de la convivencia. El auténtico enemigo de Europa y los Estados Unidos es el Islam, no Israel. Santa Oriana Fallaci lo supo y dejó escrito hace décadas.
Impecable análisis una vez mas, de parte del señor Mario Satz, haciendo úso de la lucidez y sapiencia que le caracteriza …
Asi es en verdad; núnca quizas como hasta ahora, las relaciones entre los EE UU e Israel, habian vivido momentos tan delicados, núnca tal vez, el desencuentro fue mayor, ni el distanciamiento tan notório, por parte de la Administracion norteamericana, hacia su aliado tradicional, y sócio preferencial, como historicamente lo ha venido siendo Israel, independientemente del color político de ambos gobiernos …
La ceguera e inconsistencia de la que hace prueba el actual presidente estadounidense, en lo tocante a su politica internacional, comienza a resultar inquietante, y no solo para los intereses inmediatos de su pais, sino tambien y sobre todo, para el futuro en paz, de un occidente amenazado por las infulas expansionistas del islam yihadista, a imagen del siniestro E I, viva representacion del terror que pretenden imponernos por doquier, en su afan hegemónico …
Israel es un pequeño pais (geograficamente hablando) pero representativo de pueblo milenario y sábio, del cual procede en buena medida la civilacion occidental, en lo atañente a su cultura y valores, de la cual forman parte los EE UU …
tal evidencia bastariá por si sola, a hacer reflexionar a aquellos que pecan de oportunismo politico, cuando no de manifiesta confusion, a la hora de ubicar sus prioridades, de establecer alianzas y de defender principios …
Desairar a Israel, en la persona de su enviado Yaalon, constituye un mal precedente, un paso en falso y un error de cálculo, cuya no rectificacion por parte del gobierno norteamericano, solo cabriá ser interpretada en clave de soberbia o de torpeza manifiesta, de consecuencias aún por determinar …