A juzgar por sus acciones, la mayoría de los líderes árabes no quieren crear otro estado terrorista islamista, consagrado a la ideología de la Hermandad Musulmana y a derrocar sus regímenes. Nosotros sí queremos un estado palestino, pero por favor, sólo uno que proporcione un gobierno responsable.
De acuerdo con la «Calle Árabe», los cobardes son los estadounidenses y los europeos, temerosos de tomar medidas significativas contra Irán, y aterrorizados por los guetos islámicos en sus ciudades, que han estado exportando terroristas para luchar por el Estado islámico, y que proporcionan viviendas a los experimentados combatientes que regresan.
Para los árabes, la mayor ironía es que Estados Unidos está pagándole a Qatar para tener su base aérea allí, mientras que Qatar está pagando a terroristas para matar estadounidenses.
Cuando John Kerry afirmó que la irresuelta cuestión palestina era la que causó un efecto dominó que creó ISIS, simplemente inspiró a los palestinos a utilizar la mezquita Al-Aqsa como un disparador religioso para el futuro derramamiento de sangre.
Actualmente hay una guerra civil entre el islam radical – motivado por fantasías imperialistas de restauración del califato islámico – y los regímenes musulmanes seculares más moderados que buscan el camino de la modernización y el progreso.
Al mismo tiempo, el Islam sunita está en medio de una crisis cada vez más violenta en sus relaciones con el Irán chiíta, que parece como si estuviera a punto de que se le conceda capacidad de armas nucleares, y que durante décadas ha estado observando en silencio los campos petroleros árabes vecinos.
En medio de este explosivo desorden, el Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y sus seguidores han lanzado la acusación de que en realidad era la así llamada negativa de Israel para llegar a un acuerdo de paz la responsable del efecto dominó que llevó a la creación de ISIS. Este incorrecto diagnóstico de la situación simplemente pospone los esfuerzos de occidente para encontrar una solución real y viable para la cuestión palestina.
Para los líderes del mundo árabe es fácil adherirse a la acusación de Kerry y la utilizan para justificar su debilidad y falta de voluntad para entrar en una batalla directa contra el terrorismo; para dejar que Estados Unidos haga el trabajo sucio, y para aliviar convenientemente al mundo árabe de tener que reconocer a Israel y establecer un estado palestino.
Podrían también evitar lidiar con la demanda de Israel de que los territorios palestinos estén desarmados y la demandas de los palestinos de concesiones por parte de Israel.
A juzgar por sus acciones, la mayoría de los líderes árabes no tienen ningún deseo de ver resuelta la cuestión palestina. Parece que prefieren preservar el status quo. Culpan a Israel por negarse a hacer concesiones a los palestinos, y esperan que esta negativa debilite a Israel, a pesar de que Israel es su defensa estratégica contra Irán.
La mayoría de los líderes árabes no quieren crear lo que pronto se convertiría en otro estado islamista terrorista, consagrado a la ideología de la Hermandad Musulmana y al derrocamiento de sus regímenes. Los líderes árabes ya tienen que lidiar con ISIS, Al-Qaeda y el Frente Al-Nusra en Siria, Irak, Libia y Yemen, que son suficientes para ellos, por no hablar de África desde Nigeria a Somalia y todo lo demás.
Pero si Israel puede ser culpado por otro de los males del mundo, con la bendición de Kerry, ¿por qué perder la oportunidad?
Cuando el Rey de Jordania Abdullah llamó a la actual guerra civil islámica un grito de angustia, no estaba hablando al azar. Hay un problema genuino.
Ningún ejemplo es mejor que los de Turquía, Qatar e Irán. Turquía, encabezada por su presidente, Recep Tayyip Erdogan, alberga el centro de mando de Hamas en el extranjero; está apoyada por Qatar y aparentemente quiere tomar el control de más territorio sunita subvirtiendo las monarquías árabes sunitas. Tal medida permitiría a Erdogan realizar su declarado sueño de recrear un Imperio y Califato Otomano.
Turquía y Qatar, su socio en tramar la vuelta del Califato, han dejado sus huellas en la mayoría de los ataques terroristas y catástrofes que castigan actualmente a Medio Oriente, especialmente en los campos de la subversión, la incitación al terrorismo y el armado y entrenamiento de los terroristas.
Las organizaciones terroristas islamistas sunitas de Medio Oriente, mientras tanto, están siendo incitadas y adoctrinadas por Al-Jazeera TV, un megáfono de la Hermandad Musulmana que pertenece a la familia Al-Thani, gobernante de Qatar. Fue el canal árabe Al Jazeera el que creó la «Primavera Árabe», tomando la historia de un vendedor de fruta que simplemente quería un permiso, batiéndolo sin parar, hasta que se convirtió en una revolución que provocó la caída del gobierno de Túnez.
Las bandas terroristas de Medio Oriente están ahora armadas y entrenadas con el financiamiento de Qatar. Recientemente, en otra paladeada ironía, Turquía accedió a ayudar a entrenar a los rebeldes sirios y permitir que EEUU utilice sus bases militares – pero para Turquía, el plan es, probablemente, derribar al presidente no sunita de Siria, Bashar Al-Assad, y no, como los EEUU podría imaginar, derribar a ISIS.
En el pasado, los estados del Golfo Pérsico, como Arabia Saudita, se unieron en la formación de cuadros terroristas islámicos, pero actualmente, como dice el proverbio árabe: «El conjuro mágico fue un boomerang», y Arabia Saudita y sus aliados del Golfo tienen que defenderse de los mismos grupos que ayudaron a crear.
Las organizaciones terroristas están ahora generosamente financiadas por Qatar y el miembro de la OTAN, Turquía, que los motiva a atacar a los regímenes de Egipto, Siria, Irak y Jordania, y varios regímenes en el Golfo Pérsico y África. Por supuesto, todos ellos están también motivados para atacar a Israel, como lo ha hecho Hamas.
Turquía y Qatar también están explotando la ingenuidad del mundo occidental, alentando operativos ISIS para atacar a Europa y Estados Unidos. Los predicadores del «Islam político» incitan a susceptibles jóvenes islámicos en occidente y los preparan para una campaña terrorista. Utilizan la corrección política de occidente, la libertad de expresión y el apoyo al «pluralismo», al mismo tiempo que insisten en que no están predicando el terrorismo.
Turquía y Qatar, junto con Irán – que hace todo lo posible para exportar la revolución islámica del Ayatollah khomeini a todo Norte y Sud América, así como a Siria, Líbano, Irak y Yemen – se ayuda de un mecanismo conocido como la da’wah, o «extensión», Da’wah, técnicamente la predicación del Islam, es utilizado por el Islam político para adoctrinar, reclutar y enviar terroristas islamistas por todo el mundo. Perfeccionado con fines terroristas por la Hermandad Musulmana, su portavoz es el Sheikh Yusuf al-Qaradawi, quien, al igual que el líder de Hamas, Khaled Meshaal, reside en Qatar.
Mientras que los rivales de Irán, los estados sunitas, libran sus guerras civiles, Irán se vuelve más fuerte. No sólo se está convirtiendo en una potencia nuclear, sino que también está fortaleciendo todos sus puestos de avanzada en Medio Oriente y en todo el mundo. Apoya al régimen chiíta en Irak contra ISIS; arma y financia a los Houthis en Yemen y a Hezbollah en Líbano; y apoya al régimen alauita sirio contra sus opositores sunitas.
Cuando se trata de terrorismo, Irán no traza líneas partidistas. También apoya a los grupos sunitas Hamas y Jihad Islámica palestinos, los cuales tratan de destruir a Israel y atacar a los egipcios en la península de Sinaí.
En respuesta a la colosal amenaza del Islam radical, la gimiente voz de Occidente apenas se puede oír. El gobierno de EEUU condenó a Israel. Un «alto funcionario», muy probablemente el actual Jefe de Personal de la Casa Blanca, Denis McDonough, llamó al Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, un «gallina», por tener miedo de hacer la paz con los palestinos.
De acuerdo con la «Calle Árabe», los cobardes son los estadounidenses y los europeos, temerosos de tomar medidas significativas contra Irán, y aterrorizados por los guetos islámicos en sus ciudades, que han estado exportando terroristas para luchar por el Estado islámico, y que proporcionan viviendas a los experimentados combatientes que regresan.
Los estados sunitas bajo amenaza chiíta ni siquiera pueden llegar a un acuerdo entre ellos acerca de lo que hay que hacer; y los palestinos, en su locura, han elegido el peor momento posible para encender la violencia en Jerusalén y la mezquita de Al-Aqsa. Los palestinos no parecen entender que los regímenes árabes que podrían apoyarlos, actualmente están ocupados luchando por su propia supervivencia y no tienen ningún deseo de ser presa de las provocaciones palestinas acerca de lo que se dan cuenta, demasiado bien, de que son amenazas ficticias a Jerusalén.
Dada la situación actual, las acciones políticas regionales de Turquía son peligrosas, solapadas e hipócritas. Para lograr sus fines, los líderes turcos parecen no tener ningún reparo en sacrificar a sus minorías, como los cristianos y los kurdos (la mayoría de los cuales son sunitas). Los líderes de Turquía fueron los primeros en gritar «crisis humanitaria», cuando Israel impuso un cierre en la Franja de Gaza para impedir que Irán enviara armas a Hamas. Turquía envió la flotilla Mavi Marmara para proteger a los habitantes de Gaza, que nunca estuvieron en peligro en primer lugar. Los líderes de Turquía, entonces, debilitaron al Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, que, al menos en ese momento, se mostró dispuesto a llegar a un acuerdo de paz con los israelíes. Pero cuando los kurdos de Siria están siendo diariamente asesinados en Kobani, los turcos permanecen en silencio, tal vez secretamente cómodos viendo como es atacado un grupo que quiere un estado propio, independiente de Turquía.
Por lo tanto, cuando John Kerry afirmó que era la irresuelta cuestión palestina la que causó un efecto dominó que creó ISIS, simplemente inspiró a los palestinos a utilizar la mezquita Al-Aqsa como un disparador religioso para el futuro derramamiento de sangre. La idea no es nueva; fue utilizada en 1929 por el Gran Mufti de Jerusalén y llevó a disturbios anti-judíos y a la masacre de los judíos en Hebrón. Fue utilizada nuevamente por el Presidente de la OLP, Yasser Arafat, en 2000, para incitar a los palestinos a la segunda intifada, que mató a un número incalculable de judíos y árabes. Hoy en día, Mahmoud Abbas y Khaled Mashaal, de Hamas, están haciendo lo mismo para incitar a la jihad que esta vez será verdaderamente religiosa y no basada en propiedades inmobiliarias.
Cuanto más Kerry acusa a Israel de haber tenido responsabilidad en la creación de ISIS, más los palestinos utilizarán la mezquita Al-Aqsa para agitar el fuego que arde bajo el caldero burbujeante de Medio Oriente.
La campaña de incitación religiosa de los palestinos actualmente es librada principalmente por Mahmoud Abbas, el hombre que se paró frente a la ONU y acusó a Israel de fomentar una guerra religiosa. Este es el mismo Mahmoud Abbas que llama a los palestinos a usar todos los medios disponibles para luchar contra Israel, mientras que al mismo tiempo niega que lo haga.
Mientras tanto, Qatar acecha en el fondo, instruyendo a Al-Jazeera TV a incitar a los palestinos contra Israel, Egipto y Jordania, y alentando los ataques terroristas que sólo conducen a las justificadas represalias israelíes.
La familia real de Qatar se esconde detrás de la seguridad de tener una importante base aérea de EEUU en su territorio, mientras apoya a Hamas, al Movimiento Islámico en Israel y a organizaciones terroristas en la península de Sinaí. Para los árabes, la mayor ironía es que Estados Unidos está pagándole a Qatar para tener su base aérea allí, mientras que Qatar está pagando a terroristas para matar estadounidenses.
Qatar también encuentra todavía tiempo para acusar insensatamente al wakf de Jordania, responsable de la mezquita Al-Aqsa, de colaborar con Israel para erradicar todo signo de la presencia musulmana en el Monte del Templo. El único plan de Qatar en este momento, sin embargo, es causar disturbios en Jordania para derrocar al rey de Jordania.
Inspirado por las acusaciones de occidente en contra de Israel y el entusiasta reconocimiento de occidente de un estado palestino – sin requerir negociaciones directas con Israel, como obligan los tratados internacionales – el liderazgo palestino se ha vuelto más radicalizado.
Mahmoud Abbas ha ido tan lejos como para abandonar su pretensión de moderación: si los israelíes pueden ser acusados de crear el ISIS, sin mencionar la culpabilidad de Hamas, cuya ideología es la misma que la de ISIS, Mahmoud Abbas ha sido liberado de cualquier compromiso para la paz y puede buscar activamente la declaración unilateral de un estado palestino.
Además, viendo la abolición por parte de Rusia del Memorando de Budapest de 1994 con Ucrania, prácticamente sin consecuencias adversas, les debe haber parecido un precedente demasiado tentador como para ignorarlo. Por lo tanto, la Autoridad Palestina y Hamas no hablan realmente con una sola voz, sino que es la voz de Hamas.
Khaled Meshaal, jefe de la oficina política de Hamas, llamó a todos los palestinos a tomar las armas para defender la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. La mezquita, dijo, justifica la jihad y el sacrificio de shaheeds [mártires] para liberarla, y, al igual que en la Carta de Hamas, que «la resistencia» es la única solución para los problemas del pueblo palestino.
Mahmoud Abbas se hizo eco de Mashaal en la 14a conferencia de Fatah. Abbas dijo que bajo ninguna condición se les permita a los judíos entrar a la mezquita de Al-Aqsa o a la Iglesia del Santo Sepulcro, porque cualquier presencia judía las contamina. ¿Con qué autoridad ha tomado posesión de los lugares santos cristianos? Poco tiempo antes, Abbas había incluso afirmado que no tenía ninguna intención de incitar a una tercera Intifada contra Israel.
De alguna manera, John Kerry ha logrado vincular a Israel con las guerras civiles chiítas-sunita, con la trama mundial inspirada en el islam radical de la Hermandad Musulmana y con la creación de ISIS. Luego vinculó el fracaso de la cuestión palestina que debía haber sido resuelta, con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
La impopular e inconveniente es verdad: si ha de haber paz, Hamas tiene que ser desarmada, la Autoridad Palestina y la Franja de Gaza tienen que ser desmilitarizada, Mahmoud Abbas tiene que reconocer al Estado de Israel como la patria de los judíos, y Netanyahu tiene que reconocer el estado de los palestinos. Entonces Israel compensará a los palestinos con tierra a cambio de la tierra en la que están los tres grandes bloques de asentamientos, como ya se ha acordado.
No es Israel, sino los palestinos que están tratando de evitar negociar un acuerdo final. Se ven a sí mismos, con el respaldo de la ONU y el Secretario Kerry – y la ruptura definitiva de cualquier confianza en futuros acuerdos internacionales – capaces de alcanzar su deseado resultado sin tener que hacer ninguna concesión.
Las personas que repiten infamias, como lo ha hecho Kerry, no sólo fomentan el radicalismo, sino que retrasan el establecimiento de un estado palestino. Nosotros sí queremos un estado palestino, pero por favor, sólo uno que proporcione un gobierno responsible.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
http://www.gatestoneinstitute.org/4845/who-is-the-real-chickenshit
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