Interrumpo los trabajos en la cocina, como tantas otras veces en las últimas horas, para mirar si pasó algo nuevo, aunque recibo informaciones en mi celular sobre los sucesos de último momento. Estoy sentada frente a la computadora, con el delantal puesto , pensando que estos son días en los que hay que estar continuamente pendiente..Aunque la comida pueda quemarse.
Repaso en mi mente las declaraciones que recabé hace pocas horas, junto a otros colegas, en conferencia telefónica, del parlamentario israelí David Tzur, miembro del partido “Hatnuá” encabezado por Tzipi Livni, sobre el deterioro de la situación de seguridad en Jerusalem. Es relevante su opinión pero no sólo por ser miembro de la Knesset, en un partido que está a favor de una solución pacífica del conflicto con los palestinos que vaya de la mano de la seguridad, sino porque él se desempeñó años atrás como Comandante de Mishmar Hagvul, la Guardia de Fronteras. Justamente, un oficial israelí, druso, no judío, de dicha fuerza, fue arrollado ayer mortalmente por un terrorista que embistió a transeúntes junto a las vías del tren ligero, hiriendo a otras 14 personas, algunas de ellas de gravedad.
Y no fue por cierto el primer atentado de ese tipo en las últimas semanas…Además, claro está, de numerosas pedreas, lanzamiento de botellas incendiarias y ataques similares, tanto a policías como a ómnibus y coches, especialmente en Jerusalem oriental y en la zona norte de la ciudad.
Se abre la puerta y entra mi hijo menor, de 16 años. Al salir del liceo , todos los días, se toma el tren ligero en la parada ubicada justo frente a su lugar de estudios, en la calle Iafo, centro mismo de Jerusalem, llega con él hasta la última parada y de allí sigue en ómnibus hasta casa, cinco minutos de viaje. Durante años lo llevamos y trajimos a todos lados..Ahora está grande, es independiente y eso es bueno para él…y me deja algo más de tiempo libre a mí…hasta que empiezan estas situaciones, que tantas veces se han vivido en Jerusalem…y siento que el tiempo libre que gano, lo pierdo en nervios.
Vivo pidiéndole que me mande un aviso cuando llegó al liceo, también cuando llega a casa (si es que yo estoy fuera)…para saber que está todo bien. Y él lo cumple, siempre. Sabe que con la preocupación de mamá no se juega.
“No esperes con toda la gente”, suelo decirle. “Espera detrás de la parada misma y recién cuando llegue el tren acercate….igual lo vas a ver…y andá con los ojos bien abiertos…”..Es el mismo canto todos los días…y él, a una edad en la que fácilmente uno piensa “qué pesada mi mamá”, no protesta. “Sí mamá…no te preocupes”.
Pues hoy, hace unos minutos, al entrar, oigo que le dice a su hermano mayor, que estaba sentado en el comedor: “No sabés lo que pasó…qué miedo…”…Ahí, claro, ya salté yo…”Cuando estaba en el ómnibus, subieron cinco árabes, con abrigos puestos….aunque hoy es un día de tanto calor..”. En una situación normal, uno pensaría que cada uno tiene sus preferencias térmicas…en Jerusalem se piensa lo que él pensó y lo que yo entendí cuando lo contó: que si cuando hace calor tienen un sobretodo puesto, es porque esconden quizás una bomba debajo del abrigo.
Mi hijo se tocó el pecho como para mostrar que el corazón le late fuerte…..”Bueno, no pasó nada..o sea, no estallaron…”, dijo con una sonrisa…Yo también le sonreí, no sin antes aclararle que si nuevamente se halla en una situación así, se baja del ómnibus de inmediato y me llama, esté donde esté, para que lo vaya a buscar…
Y al mismo tiempo , pensé que el gran desafío es enseñarle a estar alerta, a ser cauteloso, pero no a generalizar, no a ver en cada árabe un terrorista potencial, porque sería injusto, faltaría a la verdad, y crecería con prejuicios .Y entonces..¿Cómo enseñarle de quién cuidarse?…Todo un desafío..
Mi hijo mayor había vuelto una hora antes que él a casa. Cuando me aclaró por teléfono a qué hora llegaría a Jerusalem, le pedí: “Estate atento, ojos abiertos….”..”No te preocupes mamá…ya lo sé”…fue la respuesta .Al entrar a casa cuenta lo que le sucedió a la hermana de una amiga que yo también conozco. “Estaba dentro del coche, esperando en un semáforo, con el coche cerrado, como siempre…lo cual la salvó…porque un hombre se tiró súbitamente encima del coche y trató de abrirlo…”. Y agregó retóricamente: “¿Cómo se soluciona eso? No hay cómo…si son tan extremistas que no les molesta morir…¿Cómo podemos lidiar con eso?”.
Hace unas horas, estuve sentada con un pediatra argentino-israelí, el Dr. Ariel Tenenbaum, que se radicó en Israel cuando su familia emigró de Rosario. El tenía sólo 5 años. Trabaja en un centro multidisciplinario en el Hospital Hadassa del Monte Scopus en Jerusalem, tanto en el tema de niños con Síndrome Down, como en alteraciones de alimentación en niños y otros temas más.
Tras una interesantísima entrevista sobre sus disciplinas, agregamos un punto que siempre nos despertó especial interés: judíos y árabes en el hospital en el que él trabaja…así como en tantos otros de Israel. “Es lo más normal…en una misma habitación pueden estar atendidos e internados un niño árabe y otro judío..Y las familias hablan..Se contactan..No hay problemas”.
En determinado momento, al destacar la posibilidad de coexistencia agregó una inevitable referencia a la actualidad, diciendo algo así como “aunque ahora estemos en días muy difíciles”..Y luego, fuera de grabación, agregó: “No puedo ni pensar en que volvamos a los días del terrorismo constante”. Eran días, en la segunda intifada, en la que nos levantábamos pensando no si habrá hoy un atentado o no, sino a qué punto del país le tocará.
Esperamos que los responsables de la incitación que está llevando a esta violencia, al difundir mentiras contra Israel sobre supuestos ataques a la mezquita de Al Aksa, recapaciten antes de que sea tarde. Tienen que recordar: nadie gana en una guerra..Puede haber un lado que parezca el vencedor y el más fuerte..Pero todos pagan un precio caro, que es mucho mejor, no tener que sufrir.
Ojalá lo entiendan…ya.
MUY BUENA , ESTAR AL DIA KENA MORAGA PINTO >>>>