La mano que mueve la violencia palestina

En los últimos meses, Israel enfrenta lo que se llama en el léxico militar: “Acción destructiva popular”, cuyas características más sobresalientes son: violaciones violentas del orden en la explanada de la Mezquita de al-Aqsa, los barrios judíos en Jerusalén a lo largo de Judea y Samaria y las localidades árabes de Israel, los intentos por perpetrar linchamientos contra judíos que entran a las aldeas árabes, ataques de vehículos por medio del lanzamiento de piedras y/o rocas y bombas caseras y, hace poco, con el atropello y apuñalamiento que se cobró víctimas fatales.

El estallido de la violencia palestina (incluso en el territorio soberano del Estado de Israel), parecido en sus patrones a la Intifada es decir, violaciones violentas de amplia dimensión y provocadoras que se transforman en ataques terroristas, ocurre en el contexto de intentos reiterados por parte de Hamas de encender una Intifada en Cisjordania, que será aprovechada, entre otros, para la destitución del gobierno de la Autoridad Palestina.

La constante provocación de la Autoridad Palestina, su pleno apoyo al “terror popular”, que cuenta con el pleno respaldo al movimiento Fatah cuyo brazo armado volvió, de manera oficial, en julio del corriente año, a la “lucha armada” constituyó un hecho para la perpetración de atentados terroristas armados. Más allá de ello y de otros factores, (entre ellos la concreción del derecho de los judíos a orar en el Monte del Templo), aprovechado por la conducción palestina para el respaldo a la violencia, existe la “mano desaparecida” que influye, en forma directa, en los que ocurre en Medio Oriente y en el ámbito palestino.

El 29 de junio del corriente año, Abu Bakr al-Baghdadi, declaró la creación del Estado de los Califatos Islámicos en los territorios ocupados por la organización del Estado Islámico, ISIS, IS, ISIL. A diferencia de otras declaraciones del pasado, (Abu Mousab al-Zarqawi en Irak, los emiratos islámicos en Afganistán), la influencia de los califatos islámicos en Irak y Siria abarcan al mundo, debido al proceso de islamización que planta su raíz en Medio Oriente, en los países islámicos y en diversos estados de las sociedades musulmanas.

El Califato no es solo una entidad política en formación (existe un bloque gubernamental ejecutivo que proporciona servicios al público, comenzando por el sistema educativo, a través del suministro de productos alimenticios e, incluso, la imposición de leyes y orden, por medio de un régimen moral), sino que representa la consolidación de un sueño sobre el alabado retorno del tiempo del Islam y, para muchos, es una especie de concreción de la profecía de Mahoma sobre el Estado Islámico, que provocará la imposición del gobierno del Islam en el mundo entero.

Las más grandes organizaciones islámicas y, entre ellas, Los Hermanos Musulmanes e Hizb al-Tahrir, a pesar de ser socios de la visión de los califatos, no reconocieron el gobierno del califato dado que el sentido de la declaración es subordinación y sumisión absoluta al Califa Abu Bakr al-Baghdadi.

La estrategia de Baghdadi estuvo ( y sigue estando) orientada a abarcar a las organizaciones islámicas, tradicionales y pioneras, para llegar al corazón del público musulmán, que aspira a la visión del renacimiento del Islam y agrupar, a su alrededor, a las fuerzas jihadistas, como multiplicador de fuerzas junto a miles de voluntarios que aún fluyen de todo el mundo hacia el Estado del Califato.

El listado de los que prometen lealtad al califato de al-Baghdadi es largo e, incluye, entre otros a organizaciones islámicas locales en Siria e Irak; dirigentes de la organización talibán en Pakistán, la ramificación de al-Qaeda en el subcontinente de India; los mujahidines de Yemen, Libia, Argelia y Arabia Saudita y la organización “Ansar Beit al-Miqdas”, que funciona en Egipto, en estrechos vínculos con la Franja de Gaza, bajo el gobierno de Hamas. El califato constituye una inspiración para el público palestino y sus expresiones son posibles de encontrarse en la salida de jóvenes árabe israelíes (identificados, en su nacionalidad, como palestinos) y palestinos, residentes en Cisjordania y la Franja de Gaza hacia Siria e Irak, para tomar parte de la Jihad contra los herejes.

El mensaje sobre el renacimiento islámico y, junto a ello, el poder islámico que queda expresado en los logros en el ámbito de la Jihad y su audacia hacia Occidente, constituye fuente de inspiración para el público palestino, que sigue, de manera tradicional, tras cualquier factor de fuerza regional que se proponga conducir a la liberación de Palestina (Irak en época de Saddam Hussien, Irán y su rama Hezbollah).

La base organizacional de los califatos en el territorio de Cisjordania y la Franja de Gaza aún no es grande pero, la estructura ideológica, está bien enraizada en la sociedad palestina dado que, Hamas, (rama palestina del movimiento de Los Hermanos Musulmanes mundial) e Hizb al Tahrir, ( organización con red internacional) comparten la visión islámica del estado islámico y/o incluso, la creación de califatos y la materialización de la ley islámica (Sharia) dicha y escrita en el nuevo Medio Oriente islámico en formación.

El viento de la Jihad sopla y empuja, tras de sí, a las multitudes y parece ser la fuerza principal movilizadora, detrás del estallido de violencia palestina, que no manifiesta decepción por motivos políticos u otros sino una gran esperanza por socavar la seguridad de Israel y promover su sueño de liberación palestina, desde el Mar Mediterráneo hasta el Río Jordán y la transformación de Jerusalén en capital del Califato.

Esos son los principales motivos en las posiciones exhibidas por los jefes del movimiento islámico en Israel, identificado ideológicamente con Los Hermanos Musulmanes.

Cuanto más asiente el estado del califato islámico su poder, en Irak y Siria y, por supuesto, si logra objetar la estabilidad en Jordania, aumentarán las probabilidades de un quiebre del gobierno de la Autoridad Palestina en Cisjordania y la ampliación de la dimensión de la violencia palestina dirigida hacia Israel, en sus diferentes nombres: Intifada Popular o Intifada armada y ataques terroristas.

att. Cidipal