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| viernes noviembre 15, 2024

Lo que no les contaron acerca de Dahlia


Es curioso cómo ninguno de los artículos sobre el asesinato de Dahlia Lemkus, que anoche fue apuñalada cerca de Alon Shvut, habla acerca de Dahlia o su familia, cómo ningún periodista tuvo la curiosidad de averiguar acerca de ella. Fue asesinada durante la tarde, de modo que los periodistas tuvieron toda la noche para preguntarles a sus contactos en Tekoa.

En cambio, practican una especie de oscurantismo, restringiendo nuestro conocimiento de la víctima. (Es curioso que la palabra oscurantismo se derive de una disputa entre intelectuales y monjes alemanes que, en el siglo XVI, querían quemar libros judíos, como el Talmud, para oscurecer la cultura y la enseñanza judías). En el New York Times, el periodista cuenta acerca del terrorista, que es de Hebrón y cómo estuvo en una cárcel israelí durante cinco años por un ataque con bombas incendiarias. El periodista cita su página de Facebook: «Seré una espina en la garganta del proyecto sionista de judaizar Jerusalén». No sabemos nada acerca de Dahlia, de 26 años, que estaba empezando en la vida después de terminar la universidad, donde estudió terapia ocupacional para poder tener un trabajo en el que pudiera ayudar a personas enfermas, débiles o discapacitadas a vivir de una manera más completa.

No les cuentan cómo le encantaba cocinar con su madre, ambas llevando abundantes y deliciosos pasteles a las fiestas y la forma en que hablaba inglés con un acento – pero no un acento hebreo – un acento sudafricano porque sus padres hicieron aliá desde allí hace treinta años. No les cuentan cómo iba a la sinagoga todos los Shabat y le sonreía a la gente de su fila antes de rezar. Y no les cuentan cómo tuvo que hacer autostop para llegar a su empleo trabajando con niños en Kiryat Gat o que era la principal voluntaria de Yad Sarah, en Tekoa, que presta equipos médicos, como sillas de ruedas, a los que están enfermos o heridos. No les cuentan cómo le gustaba ayudar a las novias a lucir bellas maquillándolas antes de sus bodas.

No les importa que el padre de Dahlia, Nachum, conduzca la ambulancia de Tekoa. Día y noche es llamado para conducir a Jerusalén, y que la madre de Dahlia cuida con ternura a ancianos.

Ustedes, de los artículos, nunca sabrán que, cuando un vecino tuvo que ir al hospital con un niño enfermo, Dalia se quedó con los otros niños pequeños toda la noche e insistió en que no le pagaran. Los artículos nunca les contarán que fue ella la que hace un mes cocinó la comida para el bar mitzvah de su hermano Hageo, pescado frito, ensalada y panqueques.

No, ellos no quieren que ustedes sepan qué atenta, dada y cariñosa joven era ella, en el umbral de su vida adulta, mirando hacia el matrimonio y la creación de su propia familia.

En cambio, los diarios muestran una foto del terrorista y nos cuentan que el liderazgo palestino dice que es normal y natural atropellar a una joven y luego apuñalarla hasta matarla de modo que su sangre fluyera como una capa roja en la calle. Normal y natural. Un acto de resistencia. Cuando el liderazgo palestino llama a su pueblo a tomar un cuchillo y buscar judíos para asesinarlos, y lo llama natural y normal, hemos entrado en el reino de la maldad sin adulterar. Dahlia encarnaba su opuesto y ese hecho no debería serle ocultado al mundo

*La autora de este artículo, publicado en The Times of Israel, desde su blog, es Sherri Mandell. Es codirectora de la Fundación Kobi Mandell, que ejecuta programas para familias desconsoladas en Israel. Su libro: » Bendición de un corazón roto» gano un premio nacional del libro judío en el 2004

http://blogs.timesofisrael.com/what-they-didnt-tell-you-about-dahlia/#ixzz3IrEna9Xm

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

 
Comentarios

Guerra loca, viciosa, necesaria. Aún así el amor debe moderar.

El fanatismo de los fundamentalistas islámicos, se expresa en odio, en muerte…

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