En el calor del debate acerca de la política, las guerras y las operaciones militares, se pierde la imagen de la otra Gaza. Las noticias más candentes e impactantes que vienen de Gaza son informes impregnados de sangre y dolor, mientras que otros asuntos – impregnados, en cambio, de vida, amor, creatividad y esperanza – no gozan de ningún tipo de cobertura. A los ojos de los medios de comunicación, estas cuestiones no se corresponden con la imagen de Gaza.
Pero hay una Gaza diferente. Puede no ser atractiva para los medios de comunicación, sin embargo es abundante en vitalidad a pesar del bloqueo. Se las arregla para crear, a pesar de las guerras. Camina orgullosa, a pesar de la desoladora destrucción bajo sus pies.
Esta es una Gaza que quiere construir un futuro diferente, que quiere rebelarse contra su dura imagen; una Gaza que aspira ser como cualquier otra ciudad costera del mundo, como cualquier ciudad que es hogar de alrededor de un millón de habitantes; una Gaza cuyo mar es como cualquier otro mar y, de cuyos huertos, el aroma a naranjas llena el aire.
La otra Gaza, de la que no se oyen noticias, está tratando de mantenerse cuerda de cualquier manera. Recita poesía, escribe prosa, cuenta historias y lleva a cabo exhibiciones de arte. Artistas de la ciudad se presentan en el escenario – aunque pequeño, sin una audiencia de miles, pero sin embargo estallan los aplausos. La otra Gaza hace películas – aunque cortas, al igual que su tramo de costa, sin embargo las películas a nivel popular reflejan la realidad de la ciudad.
La otra Gaza sueña, al igual que lo hacen otras ciudades. Allí, también, hay un joven que sueña con jugar al fútbol en Europa, y otro que sueña con ganar un Premio Nobel, un actor que aspira llegar a Hollywood, una chica que quiere ser Miss Universo, y un estudiante que quiere registrar patentes. En la otra Gaza, por lo tanto, hay una nación que aspira a hace realidad sus derechos – derechos de los que los opresores no podrán apropiarse.
Conozco la otra Gaza. He visto a sus hijos extraer ADN de las bananas y pepinos en experimentos científicos. La he visto en exposiciones de ciencia en el Centro Al-Qattan para Niños, que apoya la educación científica en las escuelas y trabaja para promover el conocimiento de temas científicos, tecnológicos y ambientales entre los niños. En un rincón de la exposición, vi a un grupo de niñas y niños, vestidos con batas de laboratorio, produciendo queso y aprendiendo sobre diversos productos alimenticios.
En otro rincón, vi a niños discutiendo ideas y aprendiendo sobre tecnologías de dispositivos médicos. Otros niños que he visto en la otra Gaza organizaron una exposición sobre tecnologías informáticas de realidad aumentada. En la otra Gaza, he visto niños que participan en la construcción de robots de diferentes formas y composiciones.
La otra Gaza también está llevando a cabo un festival de películas de ciencia que se centra en «Tecnologías del futuro», e incluye actividades científicas interactivas y un «Collage Eléctrico» con dibujos realizados por niños, utilizando restos de aparatos eléctricos.
Estas son sólo unas pocas imágenes de la otra Gaza – la Gaza creativa, que ama la vida tanto como puede, a pesar de la realidad de opresión y del bloqueo. No hay que olvidar a la otra Gaza; no debemos permitir que sea enterrada bajo la dura imagen que de ella se ha creado. La lucha por la creatividad y la libertad es una de las aspiraciones más fundamentales del hombre, y esta aspiración no debe ser suprimida.
Creatividad es esperanza; y la creatividad busca convertir la pulverizada Gaza, ahora enterrada bajo los escombros, en una ciudad vital y joven con sueños. Esta es la otra Gaza.
El Dr. Atef Abu Saif es un intelectual y escritor palestino que nació en el campamento de refugiados de Jabalya, en Gaza.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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