Iaacov vuelve a la Tierra Santa luego de veinte años de vivir en Jaran, y envía ángeles emisarios a Eisav con la esperanza de lograr una reconciliación; pero sus mensajeros reportan que su hermano está en camino hacia él con 400 hombres de armados. Iacov se prepara para la guerra, reza y envía un gran regalo a Eisav (que consistía en cientos de ovejas y vacas) para calmarlo.
Esa noche, Iaacov cruza con su familia y posesiones por el río Iabok. Sin embargo él, queda del otro lado y encuentra un ángel que personifica el espíritu de Eisav, con quien lucha hasta el amanecer. Iaacov sufre de una cadera dislocada, pero derrota a la criatura superna, quien le da el nombre de Israel, que significa “aquel que prevalece por sobre lo Divino”.
Iaacov y Eisav se encuentran, abrazan y besan, pero se separan. Iaacov compra un terreno cerca de Shjem, cuyo príncipe, también llamado Shjem, rapta y viola a la hija de Iaacov, Dina. Los hermanos de Dina, Shimón y Levi, vengan la desgracia matando todos los habitantes masculinos de la ciudad, luego de dejarlos indefensos al convencerlos de circuncidarse.
Iaacov continúa su viaje. Rajel muere mientras daba a luz a su segundo hijo, Biniamín, y es enterrada al lado del camino cerca de Betlejem. Ruvén pierde los méritos de su primogenitura porque interfiere con la vida marital de su padre. Iaacov llega a Jevrón, a su padre Itzjak, quien más tarde muere a los 180 años (Rivka fallece antes de la llegada de Iaacov).
Nuestra sección concluye con un recuento detallado de las esposas de Eisav, hijos y nietos, y las historias familiares de la gente de Seir, entre quienes Eisav vive.
EL VERDADERO VALIENTE
“Temió Iaacov mucho y se angustió…”
“Temió ser muerto en una confrontación y se angustió ante la posibilidad de tener que matar en defensa propia” (Rashí).
En lo que parece ser una repetición literal Rashí descubre las emociones, distintas, de Iaacov ya que el hombre justo y correcto tiene la misma aprensión por matar que por ser muerto. El temor de Iaacov ante Eisav no deriva de la debilidad de su fe, o de la falta de confianza en su destino — en nombre de Di-s —, sino que, como es normal en el valiente real, al entrar en guerra, teme a la muerte y presiente el peligro, pero elige, cuando es necesario, una muerte digna.
Empero, aquél que va a la guerra seguro de que no va a morir, no es ni generoso ni valiente, ya que él no ha elegido entre la vida y la muerte.
El hombre valiente se entristece ante la posibilidad de morir, pero la elige si es necesario.
VENCIENDO AL IETZER HARÁ
La parashá Vaishlaj nos cuenta acerca de la lucha entre Iaacov y un ángel celestial, a quien luego Iaacov le hace una pregunta inusual: “¿Cuál es tu nombre?”.
Sforno, un gran comentarista que vivió en Italia en el siglo XVI, explica que este ángel representa al Ietzer Hará, la inclinación humana hacia conductas negativas.
El Ietzer Hará siempre desafía a la persona en las áreas en que ésta necesita mejorar. Entonces al preguntarle su nombre, Iaacov estaba preguntándole realmente: “¿En qué área estás desafiándome?”. Iaacov quería saber en qué aspecto debía perfeccionarse.
Y el ángel le responde lo siguiente: “No me preguntes mi nombre”.
Esta respuesta nos da una idea de cómo opera el Ietzer Hará: intenta evitar que encontremos la verdad.
Pero podemos analizar la respuesta del Ietzer Hará más profundamente. Al decir “No tengo ningún nombre, no soy nada” entendemos que la tendencia humana hacia conductas negativas, es de hecho una ilusión.
Esto nos enseña una lección importante para nuestras vidas. Cuando nos esforzamos por hacer las cosas bien, por ejemplo no engañar o criticar a los demás, y escuchamos esa pequeña voz que intenta disuadirnos; en ese momento es cuando debemos recordar que el Ietzer Hará “no tiene ningún nombre” y que es tan sólo un engaño que podemos superar e ignorar.
Lo podemos ilustrar con una historia del Jafetz Jaim quien, una invernal mañana, pretendía levantarse de su cama y el Iezter Hará le dijo: “Quédate en la cama, eres un hombre mayor”. La respuesta del Jafetz Jaim fue saltar de la cama y replicarle: “Eso puede ser cierto, ¡pero tú eres aún mayor y ya estás en pie!”. (www.aishlatino.com)
EL 19 DE KISLEV – ROSH HASHANA DEL JASIDUT
El diecinueve de Kislev (este año el jueves11 de diciembre) celebramos el «Rosh HaShaná del Jasidut». En esta fecha, en el año 1798, liberaron al fundador del movimiento jasídico Jabad, Rabí Schneur Zalman del Liadi (1745-1812), de la cárcel en la Rusia zarista. Más que una liberación personal, éste fue un acontecimiento bisagra en la historia de los jasidim, anunciando una nueva era en la revelación de la faceta interna de la Tora.
La difusión pública de las enseñanzas de jasidut había comenzado dos generaciones antes. El fundador del movimiento jasídico, Rabí Israel Baal Shem Tov (1698-1760), reveló a sus discípulos el alma mística de la Torá que había sido previamente de acceso exclusivo de los Cabalistas selectos en cada generación. Este trabajo fue continuado por el discípulo del Baal Shem el Tov, Rabi DovBer, el «Maguid de Mezritch» —quién también está conectado profundamente con la fecha del «19 de Kislev»: En este día en 1772, 26 años antes de la liberación de Rabí Schneur Zalman de la prisión, el Maguid retornó su alma al Creador. Antes de su fallecimiento, dijo a su discípulo, Schneur Zalman: «Este día es nuestro Iom Tov (festividad). »
Rabí Schneur Zalman fue mucho más allá que sus precursores, llevando estas enseñanzas a segmentos más amplios de la población judía de Europa Oriental. Más perceptiblemente, Rabi Schneur Zalman enunció la filosofía de «Jabad» —una filosofía y sistema de estudio, meditación, y refinamiento de carácter que hizo a estos conceptos abstractos, racionales, comprensibles y prácticamente aplicables en la vida diaria.
En sus años de formación, el movimiento jasídico era objeto de fuerte, y a menudo feroz oposición de rabinos reconocidos y laicos. Incluso dentro de la comunidad Jasídica, numerosos contemporáneos y colegas de Rabi Schneur Zalman sentían que él «había llegado demasiado lejos» en la popularización del alma hasta ahora oculta de la Torá.
En el arresto de 1798, los cargos incluían, que sus enseñanzas y actividades amenazaban la autoridad imperial del Zar, y fue encarcelado Rabí Schneur Zalman en una fortaleza en una isla en el río Neva en Petersburgo. En los interrogatorios, le obligaron a que presentara a los ministros del Zar las bases del judaísmo y explicara varios puntos de la filosofía y la práctica Jasídica. Después de 52 días, fue exonerado de todos los cargos y liberado. Rabí Schneur Zalman vio estos acontecimientos como un reflejo de lo que ocurría arriba. Vio su arresto como el eco terrenal de una acusación Divina contra su revelación de los secretos íntimos de la Torá. Y vio su liberación como una absolución en la corte Divina. Después de su liberación el 19 de Kislev, redobló sus esfuerzos, diseminando sus enseñanzas en una escala mayor.
El 19 de Kislev, por lo tanto, marca el «nacimiento» del jasidismo: el punto en el cual fue permitido emerger de la matriz del «misticismo» hacia la luz del día, crecer y convertirse en parte integral de la Torá y la vida judía.
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