No hay alumno en el sistema educativo israelí que no haya estudiado sobre las Brigadas Judías, sobre Hanna Senesh y sus compañeros. Entonces es cierto que hay lugar para el reconocimiento al heroísmo de los 5.000 soldados de la Brigada pero, la verdad, es que se trata de una pequeña gota en el río de sangre judía derramada, justamente en el frente, contra el dictador nazi.
Casi un millón y medio de judíos combatieron en el marco de los ejércitos aliados y sobresalieron debido al hecho que, su número, fue relativamente muy superior a su peso en los países de los cuales provenían y teniendo en cuenta el porcentaje enorme de pérdidas. Según distintas estimaciones, 250 mil judíos murieron en el marco de los ejércitos aliados y, su parte entre los beneficiarios de las menciones al heroísmo, relativamente alto.
El Dr. Simjah Goldin, hijo de un soldado polaco que combatió y fue rehén soviético, y padre de Hadar Goldin, que cayera como héroe en la Operación Margen Protector, decidió promover un encuentro que otorgará a los combatientes judíos en la Segunda Guerra Mundial, el pleno honor que le corresponde: “Mi padre fue un soldado polaco que cayó capturado en la guerra por los rusos y eso fue lo que salvó su vida”, cuenta.
En su carácter de jefe del Centro de Investigaciones de la Diáspora y Profesor de la Facultad de Historia del Pueblo de Israel, promovió un encuentro internacional, que se lleva a cabo en estos días, en la Universidad de Tel Aviv, bajo el título de: “El soldado judío en la Segunda Guerra Mundial”, con participación de investigadores y representantes de las universidades líderes de Israel y del mundo.
– Significativo aporte en porcentajes y cifras:
Goldin cuenta que, el Centro que encabeza, logró poner una mano en una especial gran cantidad de cartas escritas por los soldados judíos que sirvieron al Ejército ruso. El Dr. Leonid Smilovitsky, que dirige la investigación y el equipo, se propuso – como objetivo- aprovechar la gran información acumulada en las cartas con el propósito de investigar el aporte de los judíos al esfuerzo combativo de los aliados.
– ¿Acaso los judíos se alistaron por su lealtad nacional o por la obligación de hacerlo?
“Esa es una de las preguntas que surgirán en el encuentro y que merecen un debate profundo. En algunos países regía la obligación de alistarse pero, solo en los últimos años, se puso atención al inmenso número de soldados judíos y su aporte. Si se analiza la cantidad de judíos de entre los altos grados y las menciones, junto a las enormes pérdidas, el aporte de los judíos sobresale tanto en el ejército ruso como en el ejército norteamericano”.
“Cuando se comparan los datos, se comprende que el aporte de las Brigadas Judías al esfuerzo combativo es un porcentaje relativamente pequeño en la mirada general, tanto debido a que el establecimiento judío en Israel era pequeño y debido a las zonas, a las que los británicos enviaron a los soldados de la Tierra de Israel”.
– ¿Hasta cuanto influyó el antisemitismo en Europa y Estados Unidos en el servicio militar de los judíos?
La Profesora Catherine Merridale, estudió la vida de los combatientes del Ejército Rojo y descubrió, entre otros que, a pesar que según el modelo soviético, todos son iguales –hubo absoluto antisemitismo interno-militar y los judíos debieron manifestar su valor. Como resultado de la enorme cifra de material de archivo reunida por Tzvika Ken Tor, y el Museo de Historia del Soldado Judío en la Segunda Guerra Mundial, será posible publicar en el futuro, estudios sobre el tema”.
200 Mil caídos judíos solo en el Ejército Rojo
La Profesora Dina Porat –principal historiadora de Yad Vashem y responsable del Centro Kantor de la Universidad de Tel Aviv –se opone, con firmeza, al intento de comparar entre el aporte de la Brigada Judía a la guerra y la contribución de los combatientes judíos entre los aliados.
“Los británicos no quisieron entrenar un ejército que luego funcionase en su contra en la Tierra de Israel”, cuenta. “Por eso, incluso cuando aceptaron crear la Brigada, lo hicieron en septiembre de 1944, casi al final de la guerra y enviaron a los soldados a combatir en una o dos batallas. Pero el aporte de la Brigada fue especialmente significativo en el tratamiento de los sobrevivientes de la Shoa y su emigración a Israel. Los combatientes robaban, de los depósitos del ejército británico, alimentos y ropa para ellos, conseguían combustible y camiones para ayudarlos y tuvieron un papel decisivo en la creación de las FDI y su transformación de una organización de la resistencia en un ejército regular y entrenado”
La Profesora Porat acuerda con el argumento que señala que los combatientes judíos de los ejércitos aliados no obtuvieron el honor que merecen e indica los siguientes datos sorprendentes: “De entre el millón y medio de soldados judíos, medio millón sirvió en el ejército de Estados Unidos. De ellos 36 mil obtuvieron menciones de excelencia. Medio millón de judíos sirvieron en el Ejército Rojo y, de ellos, 120 mil murieron en combate, otros 80 mil fueron capturados por los nazis y asesinados. Del total de soldados judíos del Ejército Rojo, hubo 300 generales, 160 mil obtuvieron menciones de excelencia y de ellos, 150 el prestigioso título de héroe de la “Unión Soviética”.
Si uno se pregunta cómo es posible que justamente en el antisemita Ejército Rojo, sobresalieran los judíos, en comparación al Ejército norteamericano –explica el Dr Goldin que, en los años 30, muchos judíos se alistaron al servicio regular en el Ejército Rojo y, desde allí, avanzaron en grados. Eran profesionales en todas las ramas del ejército, incluso el servicio de combate de mujeres como médicas, enfermeras en el frente y en vuelos de combate. Por el contario, los judíos en Estados Unido no veían en el ejército un destino profesional. “Pero, los judíos, sobresalieron en los demás ejércitos y entre los partisanos. A medida que quedaban al descubierto las dimensiones de la Shoa, trataron de demostrar a sus pares que los judíos no iban como ovejas al matadero por lo que se ofrecieron como voluntarios para cualquier misión peligrosa y combatieron doblemente. Parte de ellos ocultaron su judaísmo por lo que solo con el tiempo quedó en evidencia la magnitud de su aporte. Cuando los soviéticos descubrieron, al final de la Guerra, el enorme número de judíos entre los beneficiarios de menciones, decidieron que parte de las medallas no sean repartidas a todos los combatientes judíos que las merecían debido a que, en la Unión Soviética, temían por el significado de esa decision”.
El Dr. Goldin se desempeña como presidente de la Comisión de Historia de Educación Pública en el Ministerio de Educación y destaca que el aporte de los soldados judíos ya fue introducida en el plan de estudios. “Pero, lo más importante, a mi juicio, es que todo curso, que va a Jerusalén y visita Yad Vashem, se vea luego comprometido a bajar a Latrún y visitar el Museo del Combatiente Judío. Esa es una importante e indispensable tarea”.
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